Elena Colmeiro renueva la cerámica como lenguaje artístico

Elena Colmeiro. / Xurxo Lobato
Elena Colmeiro. / Xurxo Lobato

En la Casa das Artes del Concello de Vigo puede visitarse hasta el 28 de julio la exposición Elena Colmeiro construíndo con materiais.

Elena Colmeiro renueva la cerámica como lenguaje artístico

Decir que Elena Colmeiro  es  una   percursora da escultura cerámica en España supone constatar una realidad. Elena fue una innovadora, una investigadora de nuevos lenguajes y materiales en el mundo cerámico, creando  una obra  muy  personal, fuera de cualquier convecionalismo y esterotipo.  Su ya larga trayectoria  artística  vivió un proceso paralelo  a su evolución personal, en una  búsqueda incesante de nuevas ideas y formas, “soy una persona con necesidad de propuestas. Cuando consigo una idea y diferentes soluciones para aplicarla no puedo quedar ahí, necesito hacerme nuevos planteamientos sobre mi misma porque sino terminaría en uno hacer gratuito que no dice nada”

Con apenas nueve años Elena se traslada con su familia a Buenos Aires, donde su padre Manuel Colmeiro había llegado en 1936. Tras su  formación  en la Escuela  Nacional de Cerámica  de esta  ciudad, regresa a España en 1955. Un año más tarde, en 1956  realiza su    primera exposición en España, en la Sala Velázquez de Vigo.  La revista Galicia Emigrante editada en Buenos Aires en su número de mayo  de 1956, se hace eco de la misma, “en la viguesa Sala Velázquez  se exhibe una copiosa y estupenda colección de piezas cerámicas de Elena Colmeiro… desprendidas de cualquier servidumbre hacia lo descriptivo o la superficial representación... la calificamos, sin ninguna reserva como una gran ceramista, por el altísimo grado de desnudez y limpieza con que se produce."

Será el inicio de una larga e intensa trayectoria artística como escultora marcada por la utilización de diferentes materiales y por una  búsqueda del espacio y la plasmación del movimiento en sus obras. Pero sobre todo, por un trabajo de constante investigación sobre la creación de un lenguaje personal, rompiendo convencionalismos e investigando nuevos registros  formales y  materiales de la materia cerámica.

Esta muestra que toma como titulo la mejor definición de su trabajo en sus propias palabras,“Yo no hago cerámica, construyó con los materiales” se plantea como una mirada retrospectiva sobre su  trayectoria, entre 1958 y el 2016, entre la fecha de su primera exposición y el año en el que realiza la última de sus obras. Y  en  Vigo, en la misma ciudad donde Elena Colmeiro expuso su obra por primera vez, hace ahora sesenta y un años.

Elena Colmeiro y Rosario Sarmiento. / Xurxo Lobato

Elena Colmeiro y Rosario Sarmiento. / Xurxo Lobato

Esta muestra que reúne mas de una treintena de obras, es un homenaje pero también un recorrido a través de los diferentes elementos conceptuales y técnicos que fueron marcando  el proceso investigador y creativo de esta gran artista. De este modo se incluyen, obras de sus inicios en los años sesenta cuando su trabajo comienza a evolucionar desde lo “utilitario” hacia lo “escultórico”, piezas de los setenta que se elevan y fracturan, incidiendo en las formas circulares y en las texturas como elemento de expresión. Los años ochenta será el momento en que Elena Colmeiro deja de modelar  y comienza a construir piezas  con placas que crecen en aparente anarquía y con una gama de colores de azules, ocres, blancos y tierra. Un interés por construir que hace que aparezcan nuevos materiales como  el  carburo de silicio, de gran dureza, que al  fragmentarlo se vuelve   estriado e irregular, con formas prismáticas como las obras que realiza con él. Como colofón su última pieza realizada en su taller de Madrid en 2016, donde la obra se convirtió en una “pared cerámica” de hierro y ladrillo.  

Construir, innovar, encontrar soluciones estuvo presente, sin duda en la la larga trayectoria  de Elena Colmeiro. Cuando el verano pasado comenzamos a preparar esta exposición en el taller de Elena en Madrid, le pedí que me contara aquello que había marcado su trayectoria como artista. No dudo en resumirlo así: “Cuando comencé en la escuela de cerámica de Buenos Aires   tenia 14 años, al conseguir levantar uno cacharro en el torno me quede muy contenta. Llame al profesor y le dije por fin conseguido hacer una pieza. Y el profesor para demostrarme lo mal que trabajaba me corta el cacharro por la mitad. Un buen ceramista no hace   estrías, y yo que no era una buena ceramista, mi pieza sí las tenia. Le conteste: Me resulta más interesante y sugestivo las  estrías que se originan por dentro que el que usted me sugiere que haga.Y ese fue el verdadero comienzo de mi obra que me influyo hasta que deje de trabajar”.  Sin duda, una suerte que fuera así. @mundiario

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