El Fratricida: Caín (XVII)

Una serpiente. / PxHere
Una serpiente. / PxHere

El querubín obedeciendo la orden se puso con su espada de fuego a proteger el árbol y andando en derredor guardaba el camino del Árbol de la Vida día y noche.

El Fratricida: Caín (XVII)

Ahora que me encuentro en el centro del nuevo mundo quiero despojarme de un secreto un poco cómico para algunos, absurdo para otros, y hasta estúpido y controversial para unos cuantos. Está referido a mis padres. Es que el día que mamá fue tentada por Satán en forma de sierpe, ella ya estaba en cinta.

¿Vos sabés lo que eso significa? Ella llevaba seis meses de embarazo y casi ni se le notaba la barriga a pesar que Abel y yo desde su seno teníamos disputas. Es que ma, si me permiten llamarla así ahora, era una mujer robusta y fuerte como una torre de Tarsis al igual que pa. Ella sucumbió a la tentación por culpa de los antojos que les dan a las mujeres cuando están en cinta.

Yo creo que las mujeres que tienen hijos me pueden comprender mejor y las que no tienen hijos también, porque una mujer antojada es como una golondrina que regresa a tocar con sus alas los amores prohibidos, aunque existen sus excepciones, pero ma desgraciadamente no era esa excepción. Sus antojos de mujer panzona fue su verdadera debilidad y el motivo para tomar de ese fruto, y no precisamente la ambición por ser como dioses como se dice comúnmente. Además que ella andaba muy molesta con pa, por su fornicación con la bella y demoniaca Lillith, la prostituta más puta de todo el Edén y sus alrededores.

Entonces, imagínense ustedes una mujer embarazada, con antojos de primeriza y sintiéndose engañada por un rufián libidinoso como era pa. Eso no es fácil, y cualquier mujer sensata y honesta me lo puede asegurar. Además que Satán ya se había puesto de acuerdo con Lillith, con la única condición de que si él lograba que Eva pecara, ella, Lillith, le daría el secreto del elixir de la eterna belleza, como quien dice el huevo filosofal de Melquisedec o la fuente de la juventud de la Florida de Juan Ponce de León cuando llegó a Miami.

Lillith  accedió de inmediato a esto, y esa misma tarde luego de un terremoto, el sol se ocultó en el oriente, mientras la seductora Lillith se llevaba a pa al delta del río Tigris, en donde hicieron y deshicieron de las suyas hasta quedar todos despernancados y desollados de tanto traqueteo. ¿Me entendés lo que te digo? Pero el mayor error de pa fue a mi parecer, el no haberle llevado primero a mi madre el fruto que se encontraba cerca del Árbol de la Vida, justamente en ese momento cuando ma se encontraba muy antojadiza y con la saliva chirríe como dicen algunos. Entró Lillith a joderlo todo, es decir, todas las circunstancias o las condiciones estaban dadas para que sucediera lo que sucedió. No fue otra cosa, hombre.

El mayor culpable de todo fueron las circunstancias, para que simple y sencillamente siguiera rodando el génesis de aquel critico teo-contexto del principio de los dioses. Todo esto lo supe yo cuando cumplía apenas cuatro años de edad. Mamá me lo relató todo, tal y como se los estoy contando ahora a ustedes. El Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal era un árbol que tenía espinas, ¿me entendés? Como un palo de limón pues, y esto además de ser una metáfora como la costilla de mi papá Adán, es auténtico. En realidad tenía espinas y ahí está la verdad de lo que les digo.

Dice ma, o mejor dicho me dijo ella muchos años antes de irse al cielo montada el carro de fuego, que la querida de pa, hasta que saltaba en un pie de contenta, y tu papá, Caín, llega como si nada el jodido, haciéndose el chancho y el pendejo, como que nada hubiera hecho, y todavía el muy descarado reclamándome: "¿Qué has hecho, mujer, acaso te atreviste a comer del fruto prohibido? Que barbaridad, amor, si yo, es cierto, me retrasé un poco con el fruto, pero todo fue por culpa de la oscuridad, la oscuridad sí, pero mirá, aquí te lo tengo, lo prometido es deuda, tomá". Dice ma que le dijo alarmado alargándole el fruto: "¿Y ahora qué le vamos a decir a Elohim? Al fin y al cabo varona lo hecho, hecho está. Prestá, déjame probarlo a mí también. A qué sabe, sabe a naranja agria o a limón". Y arrebatándole el fruto de las manos y dándole un gran mordisco a la fruta exclamó: "¡Uyy, pero qué es esto! Si esta fruta es amarga, pareciera que fuera jarabe de zorro mión", le terminó diciendo pa arrugando toda la cara de asco a la vez que vomitaba.

Y la muy desgraciada prostituta de Lillith sonriéndome a lo lejos, a las espaldas de tu padre, me dijo mamá casi llorando una calurosa noche mientras las hojas secas del patio eran arrastradas por un fuerte viento que entró de pronto a la cabaña anunciándonos la llegada del otoño. Lo que nunca se esperó Lillith, me continuó contando ma, fue que a pesar de todo ella no renunció a mi padre para irse a trabajar lejos o con otro hombre, o con alguna tribu nómada, que en ese entonces abundaban buscando mujeres jóvenes y bellas como yo para llevarme a Egipto, o para contratarme en las labores domésticas o del campo.

Después de aquel aciago día, me dijo ma, el Señor se presentó en una columna de fuego, magnánimo y poderoso como siempre. Esto fue al siguiente día después del mediodía a la hora de la brisa de la tarde. Se paseaba por el paraíso como un fiero guerrero platicando con sus ángeles, y que no sé qué y de qué no sé cuánto y de por aquí y de que por allá, vos sabés, hijo, pláticas inefables de esas que solo ellos pueden comprender. En resumidas cuentas, llegó como quien dice haciéndose el tonto, el retrógrado, el neófito, el no sé qué, el no sé cuánto.

Pero la cosa fue que cuando lo escuchamos venir nosotros nos escondemos entre los árboles y de inmediato me pongo a coser unas hojas de plátano y de higuera para hacernos unos delantales. Nos escondimos de la presencia del Señor Dios de los cielos y de la tierra, y de pronto llamando a tu padre por su verdadero nombre le preguntó sin miramientos: "¿En dónde jodido estabas que desde hace rato que te busco?", como si él no fuera el Dios omnisciente.

Y tu padre muy nervioso le respondió balbuceando: "Escuché tu voz en el jardín y tuve un raro sentimiento, porque estaba con la piel al aire y me escondí". "Y yo también he sentido mucho miedo al oír tu voz", me apresuré a decirle, porque también estaba en cueros y tuve mucho mucho miedo en realidad. "¿Y quién les ha dicho que estaban desnudos? Esa es señal de que comieron del árbol prohibido", les dijo señalándolos con el índice de la mano. Y tu padre le respondió de inmediato señalándome con el índice también: "Esta mujer que me diste como compañera idónea me dio de comer del árbol y comí". Y luego el Señor Dios dirigiéndose a mí me dijo señalándome también con el índice como a una ladrona: "Mujer, ¿por qué has hecho eso, carne de la carne de Adán y huesos de los huesos de tu compañero y madre de todos los vivientes?". Y ella dice que le respondió cabizbaja y sollozando: "Cuando mi compañero se perdió por horas en el bosque con esa ramera", le dijo señalando con el índice a Lillith, que se encontraba cerca de ellos dos, "vino la maldita serpiente, me engañó con sus palabras y comí porque andaba antojada".

Y la sierpe que se encontraba enrollada en el cuerpo desnudo de Lillith, el Señor le dijo con vehemencia cerrando el puño: "¿Por cuánto has hecho esto, maldita eres entre todos los animales y bestias de la tierra, sobre tu pecho andarás y tierra comerás, todos los días de tu vida pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje, ella aplastará tu cabeza y tú pondrás acechanzas a su talón". Y al terminar de decirle esto la serpiente cayó del cuerpo de Lillith, de inmediato se le abrieron los ojos a ella y al verse desnuda delante de nosotros salió corriendo a esconderse entre los árboles temblando de miedo y vergüenza.

Y Yavé dirigiéndose a mí me dijo severamente señalándome otra vez como a una ladrona: "Multiplicaré tus dolores y tus embarazos, con dolor darás a luz y estarás bajo el dominio de tu hombre". "Pero si siempre he estado bajo el dominio de este sinvergüenza que me has dado por compañero idóneo", le respondió mamá con la mano cerrada. "Y tú, Adán", dijo ahora el Señor sin darle importancia a mis palabras señalándolo con el puño cerrado: "Por escuchar la voz de tu mujer y comer del árbol del cual te dije que no comieras, maldita será la tierra por tu causa, con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida, piedras y abrojos te producirá, y sudarás el pan que comas hasta que mueras, porque gleba eres y en gleba te convertirás".

De inmediato Dios nos hizo dos túnicas de pieles y les dijo a sus ángeles: "Tengan cuidado, he aquí que Adán se ha hecho como uno de nosotros, ahora él conoce el bien y mal, su contenido y su forma, tengan cuidado no se le vaya a ocurrir a Lillith tentarlo para tomar también del Árbol de la Vida y se vuelva inmortal como nosotros y así quiera luego convertirse en Dios y trate de hacerme lo que mi hijo rebelde Luz-bel me hizo en mi aposento alto".

Luego, me siguió contando ma, nos hizo salir del paraíso sin demora alguna y ordenó de inmediato a un querubín guardar el Árbol de la Vida. El querubín obedeciendo la orden se puso con su espada de fuego a proteger el árbol y andando en derredor guardaba el camino del Árbol de la Vida día y noche. Mientras Lillith sollozando se fue a vivir al otro lado del Éufrates en donde papá y ella se habían conocido y acercándose a una higuera logró leer en la corteza del mismo el poemita que tu padre Adán había escrito cuando se conocieron por primera vez: "Que me bese con los labios de su vulva, que me embriague con el jugo de su piel, que me mate con los besos de su boca, que de su pecho me destierre, hasta lo más hondo y sagrado de su Ser".

Lillith lloró amargamente sus lágrimas de cocodrilo por la pérdida de Adán y esperó con paciencia su regreso. Se había convertido en un ser despreciable para tu padre, pero ella esperó el momento oportuno para vengarse por la humillación que Dios le había infligido dejándola desnuda, sin amante y bajo el imperio del reptil hasta el día de hoy. Según la leyenda, Lillith sigue esperando su oportunidad de venganza y sangre simbolizado en la bestia que sube del mar y que posee siete cabezas y diez cuernos con diez coronas en los cuernos y en las cabezas un título que ofende a Dios. Cuando nos fuimos del Edén, se encontró un amante menor que ella y que desde entonces pasó una larga temporada metiéndose con hombres jóvenes, por no decir niños, y por eso le pusieron de sobre nombre, ¨Lillith, la roba cuna del Edén¨. @mundiario

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