El Fratricida: Caín (X)

Lago Poopó.
Lago Poopó.

El Espíritu tomó a Caín por los cabellos y lo levantó entre los cielos y la tierra hasta conducirlo al templo de Jerusalén, a la entrada de la puerta que mira hacia el norte para que observara al ídolo del norte, el que provocaba sus celos y el ídolo del norte estaba ahí en la entrada de la puerta del norte y él pudo ver todos los desvaríos y abominaciones que ahí  se cometían en su nombre, luego dios se le apareció como un simple profeta diciéndole yo soy el dueño absoluto de los secretos del sueño, y el secreto tuyo es andar errante por el mundo al igual que la humanidad, testigo de la muerte y de la vida, llevando el bien y el mal, hasta que puedas lograr abrir el sello secreto y final del destino sangriento de esta pequeña nación.

Caín en el lugar de la visión logró ver además una escalera hacia el cielo en donde subía y bajaba un gobernante con unos militares llevando en un cofre los secretos de Nicaragua, y  decidió entonces erigir ahí un monumento de piedra en señal de revelación y ofreció además un holocausto agradable al Dios de Abraham, a pesar que éste se lo tenía rotundamente prohibido, ya que según el que fue, el que era y el que será, seguía prefiriendo el estofado de su difunto hermano Abel, y Caín le replicó diciéndole, pero hace ya tanto tiempo de eso, como puede ser posible que todavía guardes memoria de mi crimen, déjame demostrarte que ya no soy el mismo cocinero herético de antes, ahora mi cuchara es otra, no soy el mismo, he cambiado, he conocido la sal del mundo y deseo ofrecértela ahora, no Caín ahora no,  le respondió agregándole, todavía la sangre de tu hermano Abel clama en el desierto tienes que aprender mucho acerca de mi tiempo, porque mi tiempo no es rectilíneo, ni circular ,mucho menos alterno o como una espiral , no posee la forma ni la estructura de  las dimensiones humanas, mi tiempo es inefable, mi tiempo es después de un tiempo y  dos tiempos y la mitad de uno, yo soy el tiempo y la vida y todo aquel que cree en mi tiempo no morirá jamás , sino que vivirá para siempre junto con los elegidos del tiempo, por hoy mi tiempo es un trapecio irregular en el corazón de América Central, despierta y has tu trabajo en estas tierras en donde la sangre debe de dejar de fluir, y dándole un fuerte soplo en las sienes lo despertó.

Con el alba salió Caín de su guarida, y de inmediato se puso a construir una balsa para navegar sobre el mítico lago y cuando terminó de construir la embarcación se dispuso a navegar en el mismo, navegó día y noche por el inmenso lago de agua dulce en donde el tiburón hizo su refugio, y  por las noches el verde esmeralda de sus aguas le hablaba prometiéndole libertad, Caín para conocimiento del lector, podía conversar con la naturaleza, comprenderla y saber de sus sensaciones, sensibilidades o instintos naturales que le aquejaban, podía derribar arboles con el pensamiento, levantar árboles caídos cantándoles canciones tontas del paraíso perdido, podía además producir fuego, hilar con la mente, entre otras artes paranormales, y cuando se lo proponía podía también volar como un guardabarranco, además poseía el poder o el don de la ubicuidad, así que desde antes de comenzar a navegar por el lago, ya sabía que el lago poseía un archipiélago inmenso, y en sus visiones  o desdoblamientos había logrado ver una isla como una rosa verde, era una isla grande y hermosa, como una esmeralda, tenía la forma de una india desnuda tendida en el agua con dos grandes mamas humeantes, dos pacha mamas náhuatl parecidas  a la de la reina Saba de sus ensueños, pero sus pechos eran verdes, muy verdes y fríos, frescos, sanos, voluptuosamente verdes, de genitales húmedos, tan húmedos como si se encontraran en un eterno eco-orgasmo, Ōmetepētl le despertó la libido aletargada por la soledad de siglos, Caín al llegar a un islote se ajustó la piel que le ceñía la cintura, se arregló también el manto de pelo de cabra con el que se cubría el cuerpo del frio y el calor, y sacando del lago una docena de peces los devoró con un poco de miel silvestre y agua dulce del lago hasta quedar completamente satisfecho, luego subiendo a un cerro dejó caer su copula sobre la naturaleza que se complació al recibir su tan venerable y espesa semilla milenaria de atol de maíz caliente, se dejó caer extenuado en la hierba y lleno de gozo y estupor se quedó contemplando el adusto cielo de verano de aquella región de lagos y volcanes, hasta que al poco rato se incorporó para seguir navegando en dirección a la inalcanzable mujer de pechos volcánicos o coatl-pol-can. Navegó, navegó y navegó, le vió el afro- calor del mediodía, le vio el manto oscuro de la noche, navegó por islotes, cruzó suelos acuáticos de helechos, rocas volcánicas, arrecifes, farallones, erupciones acuáticas y la mujer de ubérrimas ubres verde se encontraba más allá de las aguas del lago Cocibolca, más allá de las montañas, más allá de los cerros y paramos, más allá de donde nace su verdadero nombre, porque es la tierra de la profecía, la tierra que el Señor sacó del horno de hierro de la  conquista y la colonia, la tierra del comal hirviente de las dictaduras y revoluciones, en donde permanece el anatema hereditario de la sangre de hermanos, Caín mientras viajaba acostado en  la balsa que  se deslizaba suavemente por las mansas aguas, logró ver el rostro de la luna y las estrellas en una mujer revestida de sol y escuchó una estentórea voz que le decía cosas de otros tiempos , cosas ininteligibles y mágicas, era la lengua que encierra a todas las lenguas , la musicalidad de la galaxia, era la  lengua sideral que le hablaba por medio de la virgen, los fonos que abarcan todos los fonemas, las galimatias de dios, el Aleph de Borge, la marimba de los ángeles africanos de Nicolás Guillén mayombe bombe mayombé, sensemayá la culebra… la maldita culebra subiendo y bajando, desplumada, emplumada, calva, pelona, celeste, artificial, subiendo por los corazones de sus habitantes,  subiendo por el palo de mayo de la costa atlántica y en el tórrido sol del pacifico de Nicaragua, bajando del árbol  a repudiar a las naciones, a pedir permiso a los señores de  Xibalba  hasta descender al Pucbal Chab, al inframundo, a tentar a la doncella para tomar del árbol la cabeza de jícara de Hunahpú quien le escupirá por segunda vez en la palma de la mano a la doncella Ixquic el chisquete de saliva de la nueva raza, la que quedó encinta y parió a las estrellas y a la luna, la misma que parió a los gemelos Hunapuh e Ixbalanqué, y la serpiente antigua agoniza ahora en el polvo de esta patria, mordiendo los talones de la hembra vestida de blanco, vestida de azul,  de lluvia y volcán, hasta que Ixquic la doncella del Popol Vuh se decida aplastar la cabeza calva y emplumada con la autoridad de la Tetraguasupe y convierta la piel de la sierpe en el tambor de los indios Chorotegas de Monimbo, Subtiava y de la isla Maíz, y  la transforme en el atabal del tótem y el tabú de estas tierras teñidas de la sangre de hermanos, en el cielo se escuchará también la percusión esotérica, alegre, exotérica, atmosférica, religiosa, el sonido ritual, medieval y precolombino por la muerte de la bruja Jezabel, la  percusión celestial del Corazón del Cielo, de Yavé Sabaot, de Alá el compasivo y misericordioso, el contemplativo sonido  del Om y del Zen, la flauta de los Vedas y de Pan , la mística melodía de Oriente, el gélido viento del Himalaya, el lenguaje oculto de ultramar, la callada brisa de los bosques Urales, el roció del sueño de los Celtas , la lengua de seda del sol naciente, el logos de Confucio y el mítico brillo de sol americano al despertar Ixquic cubierta por el manto azul y blanco, bajo las ubres de la madre tierra, de la pequeña tierra que pide a gritos libertad, es decir serán las naciones también quienes vomitaran y aplastaran a la serpiente antigua de este lugar, le terminó diciendo la mujer coronada, y en ese preciso instante Caín de forma súbita salió de su trance, sintiendo en sus entrañas el alter-ego de la sangre de Netzahualcóyotl de Texcoco, el tlamatini o ¨el que sabe algo¨ el que medita y discurre sobre los antiguos enigmas del hombre en la tierra, en el más allá y la divinidad , y Caín exclamó:

¡Dentro de tu pecho arde el canto que pintó con flores Tenochtitlán príncipe, poeta guerrero y sabio escultor chichimeca de la palabra hecha águila y vida, habita en el corazón de esta tierra para poder vencer a la maldita culebra de Nicaragua! @mundiario

 

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