Edith Stein: Barracón 36, número 44.074

Edith Stein - Pixabay
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Edith Stein (Breslau, 1891, Auschwitz, 1942), filósofa, pensadora, escritora, profesora, carmelita, judía, mártir, patrona de Europa, santa canonizada por la Iglesia Católica.

Edith Stein: Barracón 36, número 44.074

¿De dónde procede el mal y la maldad y lo malo y los males? Esta es una de las grandes preguntas que supongo que Edith Stein se habría preguntado muchas veces.

Estudiamos el problema del mal, el mal humano, la polemología y la irenología, la muerte masiva, los encarcelamientos masivos, para intentar, como siempre nos decimos, que no vuelva a repetirse. Esas muertes causadas por los humanos, de forma masiva, por lo general cruel, que se concentran en general, en tres tipos de realidades o conflictos: conflictos armados o guerras, campos de encarcelamientos masivos, genocidios

El siglo veinte ha tenido enormes sinfonías de color, buenas y verdaderas, pero también ha parido enormes noches lúgubres, que no sabemos, el por qué y el porqué, exactamente. Llevamos varias generaciones haciéndonos, los humanos, preguntas sobre este tema. Pongamos una fecha, entre 1920 y 1970, en el mundo, en Eurasia especialmente, bajo distintas banderas-bandos-ideologías, hubo siempre en este enorme rectángulo de tierra, algún o algún “campo de retención masivo”.

Utilicemos este concepto-idea, si me lo permiten, diríamos que existen las cárceles, que podríamos denominar “encarcelamientos individuales y personales”, regidas por cada legislación nacional, con sugerencias de tipo internacional. Y, existen, diríamos “encarcelamientos masivos”.

Dentro de los masivos, se podrían dividir en los siguientes grupos: campos de prisioneros de guerra (en teoría regidos por leyes internacionales, entre otros el Convenio de Ginebra), campos de trabajo-reeducación, campos de concentración-internamiento, campos de exterminio.

Por supuesto que las dos grandes guerras mundiales, y generalmente, todas las grandes guerras, ha traído campos de prisioneros de guerra.

Pero aquí, estaríamos frente a los otros tres tipos de “campos o encarcelamientos masivos”, los que hemos llamado de trabajo, los de concentración, los de exterminio. Ciertamente, podría usted decir, que los dos primeros tienen muchos puntos en común, y su diferencia, es o puede resultar difícil, porque un campo de trabajo, con unas condiciones pésimas o negativas, es un campo de concentración que la muerte y la crueldad puede ser muy elevada. El campo de exterminio, puede ser una variedad del segundo, del campo de concentración, con el fin, en parte, de que las personas se vayan extinguiendo (sea de una forma más o menos natural, por tener condiciones de vida infrahumanas, porque directamente, se les lleva a la muerte). Sin entrar en los genocidios, que pueden, de hecho tener otras características, pero por lo general, pueden ir acompañados de encarcelamientos masivos o no,  o mezclados.

Eurasia

¿Por qué Eurasia, bajo una bandera u otra, en esa horquilla de tiempo, que hemos indicado, hubo, en algún lugar, de Europa o de Asía, uno o varios campos de concentración y de trabajo-reeducación, de concentración-exterminio, directa o indirectamente?

Podríamos, indicar, que el problema del bien o mal, bien y mal, es un tema que deviene de la humanidad, desde el principio, quizás, desde que el ser humano es humano, tuvo conciencia, fue consciente del bien y del mal, quizás, el relato del Paraíso y de la manzana, sea una manera de expresar esa pregunta, sin negar que tenga otros significados para el cristianismo.

Nos equivocamos, si como la historiografía debe estudiar, todos los tipos y clases de encarcelamientos masivos, realizados bajo todas las banderas-ideologías y en distintas épocas, para intentar analizar el problema del mal. Porque será la única manera y forma, que deduzcamos-induzcamos ideas-conceptos-datos, que nos lleven a curar esta enfermedad, este flagelo de la humanidad, que lleva con nosotros, demasiado tiempo.

Posiblemente, todas las grandes metafísicas religiosas y filosóficas, tengan, uno de los fines, el no matarás, el no matarás individual, ni masivamente, es intentar, la racionalidad y moralidad humana correcta, para que estos sucesos, no se repitan, no se reiteren, no vuelvan como los flujos de los volcanes y seísmos, a atravesar la superficie de la tierra.

Solo puedo pensar, que todas las ciencias, naturales y matemáticas y sociales, deberían abordar cada una con su metodología esta problemática. Además de las filosofías, las teologías-religiones, las artes-estética, la cultura y las culturas y la Cultura. Pienso, que Stein, si hiciésemos esto, ella y su hermana, fallecida en Auschwitz, le agradaría, que el mundo, crease programas de investigación a nivel mundial, para intentar encontrar conceptos y prácticas, indicios, para que esta epidemia no vuelva a surgir en la faz de la tierra. Paz y bien y equidad… @mundiario 

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