Diario de un poeta - 24 de octubre

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Niña. / RR SS.

“Hoy, como ayer, mañana como hoy, y siempre igual”, así empieza la rima LVI de Bécquer. Qué decirte, lector, además…

Diario de un poeta - 24 de octubre

Pensar en cómo vamos en el camino, dando pasos firmes o irregulares, pero siempre hacia un sentido que buscamos, es impulsarnos… ¿y qué será si no es así? Cada día, veo gente en la calle y no es cualquiera. Al caminar por las banquetas me pregunto al cruzarme de frente con una persona: “¿la volveré a ver?”. Por lo común, no. Ya no volvemos a hacer un contacto.  Resulta difícil que el azar, la coincidencia o algún fenómeno circunstancial nos una.

En ocasiones, al dar vuelta en una esquina, uno se sorprende porque en un pestañeo la vida convoca situaciones irreversibles. Caminas y miras a cierto ángulo, te das cuenta que una persona te ve. ¿Por qué será? Surgen preguntas en donde filosofar acerca del tema, me parece, no llevará a mucho. Lo sustancial, conviene hacer el apunte, está en lo que sucede dentro de nosotros.

En este diario, me pregunto hacia dónde vamos y quiénes somos. Es una de las constantes. Considero que jamás debe perderse, sino dejar que siga sucediendo a través del asombro. En ese sentido, detallar a partir de la observación es fundamental; encontrar los pormenores de cada asunto, vislumbrar que entre el cruce de una persona y otra puede existir un nexo desconocido; pero mientras no suceda, seguimos vagando como entes desconocidos, inapropiados, aunque nos miremos y reencontremos la estela de los pasos; pensar en cómo serían las acciones si hablamos, si dialogamos, aunque sea un trabar conocimiento, desde luego que seríamos más abiertos y menos ignotos. Por eso, creo que la poesía es el descubrimiento y redescubrimiento de los signos, uso del lenguaje, tácito o no, de las esencias que nos constituyen como humanos.

Entendernos es un riesgo, lo reconozco. Buscar entendernos es ir más allá, atravesando el monte de la comunicación y así, por qué no, derribar el muro que nos construimos para no hablar con nadie y ser solo entes que pasan, extraviándonos por los recovecos de las historias desconocidas, porque somos eso, y nada.  @mundiario

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