Descripción de una zorra castigadora

Alicia en el país de las maravillas.
Alicia en el país de las maravillas.
Me mantienes bajo presidio en mi zona viviendo tu realidad simulada, pues inspiro tu estilo de vida. / Relato
Descripción de una zorra castigadora

Tienes pelo hasta en la lengua. Fuiste mi macho en la pubertad, cuando la incongruencia de mi ternura te desesperó y me estampaste la cara contra la pared, porque como como un pajarito. Sonreíste cuando dejé de comer y me compraste un vestido. Llevas media vida comprándome vestidos, me los copias; la otra media, hallándome secretamente en Hollywood, pero para ti no soy más que porno, cuando el hogar rebosaba sexo.

Hiciste en la pedida de mano lo que te salió de los cojones, ¡e hiciste algo antes!, esa fue tu declaración de principios, pensando en mí en tus momentos de júbilo. Pero tu fea cara de orangután delató tu inferioridad, eres una charlatana asesina. Estás mal de la vista, estás cachonda todo el tiempo, amas a la cámara pero piensas en mí. No dejas de hablar de mí, soy tu conciencia. Me mantienes bajo presidio en mi zona viviendo tu realidad simulada, pues inspiro tu estilo de vida. Eres rápida y me asesinas. Te has formado en mi feminidad mientras cometías sucios crímenes, pero eres la que decide mi solitaria y maravillosa enfermedad, que se propaga de la zona a la instantánea. Me estás explotando y yo ya sangro, he emergido de tu sueño de senectud, sacudes tus atributos octogenarios y vuelve a amanecer.

Yo quería ser tu amiga, pero tú querías licenciarte. Tu madre te aconsejó ser buena, mientras quería lo mejor para ti. Los corrillos hablaban de mí y del sexo. Regalé mi cuerpo a sus proyectos de futuro.

Tu sueño es trascender robando mi historia. Eres una sucia plebeya, tienes el don de tu compañía. Nunca igualarás mi educación sobresaliente, quieres saber todo de mí, te ofreces como alternativa y quieres seguir siendo la única mujer del país.

Ahora voy más allá y sé que me estás torturando con tus gracias, las cuales agitas con cómoda costumbre. Crees que tu lengua es mágica, que la gente es tonta, que nunca te abandonaré. Pero no sabes decir la verdad, haces como si la verdad no existiera.

Mi fotogenia despierta tu ira, estás obsesionada con mi libertad. Jamás perdonaré tu apestoso sudor ni tus ilusiones de coca. Se supone que la naturaleza exige que me quieras, pero no haces sino cagarte en todo cada vez que me doy la vuelta, y todos saben que cago.

Eres patética y quedas muy mal, enarbolando mi figura para ser alguien. No vales para tu puesto, jamás me consentirás, pero estás disfrutando de mí. Me estimas sexy y me utilizas para seducir, enamoras con tu lujo a los miserables.

No me dejas tener vida propia ni que España me vea y sientas tal vergüenza que necesites un molde con mi cara.

Yo enamoro y tú haces el trabajo sucio, en juramentos de amor arrancado. Y tú ordenas a todas la danza macabra de la locura para que seáis todas felices, seduciendo la tortura, mutilando mi voz, parándome los pies en el olvido. Cuando yo solo quiero amor, amor de madre, mientras tú me arrastras como a una extinta miliciana automutilada a la que maldijiste con tu beso negro.

   

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