Deja que otras vidas ocupen los espacios que ya no nos pertenecen

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Fotografía de Juan Rulfo./ Tribuna feminista

¿Qué trazo de luz nos otorga la oportunidad de esbozar nuevas geografías? El silencio. Solamente el silencio. (Prosa poética)

Deja que otras vidas ocupen los espacios que ya no nos pertenecen

Callan los mirlos al fin. Las hogueras extinguen lo que alguna vez rasgamos sin reconocer que aquella acción sería la última.

Los hombres que miran ahora a la luz comprenden. Lo indescifrable no lo es después de todo. Callan porque saben. Como los mirlos. El instinto es superior a la razón. La supervivencia no depende de las palabras, sino del clima, de la enfermedad.

Otras huellas nos recuerdan una visita, esa madre, nuestro porvenir acabado. Las hogueras son invisibles como ese animal que escapa del cepo. Una vibración es tan ágil como su velocidad a través de los arbustos.

Los hombres que miran ahora a la luz no temen el relato de las guerras, son rasgos de una vida intensa, de una felicidad consumada en la violencia. Porque la violencia es una forma de estar. El dominio de los territorios es la justificación solamente.

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