Cuentos serios de bufones: Bilirrubio

Caricatura de Alex y Pepe Pelayo. Alex y Pepe Pelayo.
Caricatura de Alex y Pepe Pelayo. / Alex y Pepe Pelayo.

El escritor, comediante y estudioso de la teoría y la aplicación del humor, Pepe Pelayo, presenta la sección "Cuentos serios de bufones" con un mensaje sobre la importancia de la risa, el humor y su aplicación en la vida.

Cuentos serios de bufones: Bilirrubio

Érase una vez, hace más o menos equis años y en un lugar en Google Maps, un bufón llamado Bilirrubio, divirtiendo a los aldeanos de aquel feudo.

   Es que él acostumbraba a presentarse ante ellos, después de su labor ordinaria en el Palacio. Y se subía entonces en el escenario improvisado a un costado de la única plaza, compartiendo con todos los aldeanos su repertorio.
   Eso al Soberano no le agradaba. Quería al risueño bufón Bilirrubio sólo para él. Además, decía, que con tanto roce se podría aprender ciertos chistes anti monárquicos bastante peligrosos para él y su Corte.

   Pero el bufón lo desobedecía siempre. Quizás por eso, un día los guardias del Castillo llevaron de madrugada y en silencio al bufón Bilirrubio hasta el escenario de la plaza. Tuvieron que amenazarlo mucho, porque no paraba de reír. Tenían orden de no despertar a nadie en la aldea.

   Después, llamaron a un Mago. Pero no a uno cualquiera. Se consiguieron al más poderoso por su manejo y dominio de la Magia Negra. Obligaron al bufón Bilirrubio a entrar en una caja, de esas típicas que se usan en los espectáculos de magia y entonces el Mago, dando varios pases, hizo desaparecer la caja con Bilirrubio adentro.

   Cuando los aldeanos se enteraron de lo sucedido (todo en este mundo se sabe más tarde o más temprano), fueron hasta la plaza y al escuchar las risas del bufón, sin saber de dónde provenían, desarmaron el escenario y destruyeron a continuación todo a su alrededor. Jamás apareció Bilirrubio, aunque lo extraño era que seguía oyéndose su risa.

   Entonces cavaron profundamente en el sitio, revisaron cada centímetro de tierra a una legua a la redonda, pero tuvieron que rendirse ante lo imposible de la búsqueda.

   Desde esos días, nunca nadie ha vuelto a saber del bufón Bilirrubio. Incluso las autoridades prohibieron el paso por ese sector, para que no se escuchara aquella risa misteriosa. Por último, el Soberano mandó a sembrar pinos y abedules en el lugar.

   Ha pasado mucho tiempo de aquello. Aquel bosque se taló entero. Posteriormente edificaron ahí mismo una iglesia, pero en pocos años un terremoto la destruyó en su totalidad. Después erigieron en ese mismo sitio un Museo del Ejército Real; sin embargo, duró poco por traslado a una ampliación del Castillo.

   Actualmente es un bonito parque.

   Lo más extraño de esta historia son los comentarios de muchas personas que pasan por ese parque, donde afirman que escuchan, exactamente en el centro del parque, unas risas bien claritas y contagiosas (sobre todo de madrugada), pero nadie puede asegurar de dónde vienen.

   Si usted pasa por ahí algún día, estoy seguro de que escuchará también la risa del bufón Bilirrubio. Y ahí se acordará de este cuento serio de bufones. Pepe Pelayo en @mundiario

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