La crisis desatada por el coronavirus amenaza con deslucir las Letras de la discordia

Ricardo Carballo Calero. / Mundiario
Ricardo Carballo Calero. / Mundiario
Este será un 17 de mayo de perfil aún más bajo de lo habitual. Pasará sin pena ni gloria. Galicia está a otra cosa. Como mucho habrá unas cuantas declaraciones institucionales y manifiestos, junto a la programación especial de la CRTVG y algún que otro gesto simbólico virtual.
La crisis desatada por el coronavirus amenaza con deslucir las Letras de la discordia

Fueron necesarios seis o siete intentos para que al final la Real Academia decidiera dedicar un Día das Letras Galegas a Ricardo Carballo Calero. Y ahora resulta que por culpa del dichoso coronavirus el homenaje al ilustre crítico, ensayista y creador literario no podrá estar a la altura de sus méritos. Con las librerías cerradas, sin actividad escolar ni posibilidad de convocar actos culturales en recintos abiertos al público en las próximas semanas, este será un 17e de mayo de perfil aún más bajo de lo habitual. Pasará sin pena ni gloria. Estamos a otra cosa. Como mucho habrá unas cuantas declaraciones institucionales y manifiestos, junto a la programación especial de la CRTVG y algún que otro gesto simbólico virtual o por vía telemática, de modo que para la inmensa  mayoría de los gallegos ajenos al ámbito cultural la figura de Carballo Calero seguirá siendo tan desconocida como hasta ahora. Y seguirá marcada por una polémica contagiosa.

Véanse las actas de la RAG, que incluso da por buenas las dos formas de escribir su apellido: Carballo y Carvalho. La candidatura de Don Ricardo, por el propio personaje y lo que encarna, causa una profunda discordia entre los académicos. Los divide en bandos. La división llega hasta el punto de que en la sesión en que se decidió homenajearle se presentaron dos propuestas en el mismo sentido, una de cada bando. Los mismos que la habían vetado durante cinco años consecutivos pasaron a defender la candidatura, pero marcando distancias con los carvallistas. Se trata de una situación insólita y un tanto kafkiana, que en el fondo viene a reflejar la profunda crisis interna en que vive la Academia desde la convulsa etapa presidencial de Méndez Ferrín. 

Las discrepancias académicas sobre Carballo/Carvalho se deben a su condición de figura de referencia del reintegracionismo, una corriente que sostiene que el gallego y el portugués forman parte del mismo sistema lingüístico y que la lengua de Rosalía debe aproximarse a la de Camoens, al menos en lo que a ortografía se refiere. Es su lusismo militante lo que provoca los recelos de ciertos sectores de la intelectualidad galleguista, que sin embargo le reconocen su condición de comprometido animador del nacionalismo -que incluso le costó dos años de prisión- y ponen en valor una vida entera consagrada al servicio de Galicia tanto en el ámbito cultural como en el político. Seguro que a él, por su sencillez y humildad, le habría contrariado seguir siendo piedra de la discordia tantos años después de muerto.

El confinamiento general por la crisis sanitaria del coronavirus covid-19 obliga a dejar en suspenso casi todos los grandes eventos culturales y artísticos programados para los próximos meses. Sin embargo, y aunque parezca de justicia y de sentido común dadas las circunstancias, a ver quién se atreve a plantear en el seno de la RAG la posibilidad de aplazar a 2021 el Año de Carballo Calero, en lugar de buscar un nuevo personaje al que homenajear en la edición número 58 del Día das Letras Galegas. Sería reabrir un agrio debate que, además de no contribuir a un mejor conocimiento del autor de "A xente da barreira", erosionaría aún más el deteriorado prestigio de la docta institución. @mundiario

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