Capacidad de discernimiento en el arte

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Capilla catedral de Mallorca. / Miquel Barceló.

A veces, en arte importa más la fama del autor que la obra en sí, lo que conlleva a la intoxicación artística del proceso creativo a favor del mercado.

Capacidad de discernimiento en el arte

La cualidad del discernimiento en el arte es algo que desgraciadamente no abunda, especialmente cuando se trata de valorar artísticamente, arte abstracto, vanguardista o contemporáneo en sus múltiples versiones. Y esta capacidad analítica que se adquiere con una sensibilidad, que a su vez se ha obtenido en base a muchos años de estudio, visionado de muestras expositivas, de documentación y de formación histórica y técnica, nos dará la capacidad de discernir, enjuiciar y analizar obras de los más diversos estilos, pero para hacerlo con justicia y con criterio propio, ya que el arte y sus gustos y críticas siempre son indefectiblemente subjetivos, tendremos que hacer uso de nuestra propia sensibilidad ya despierta y consolidada con una fuerte base de formación, entonces es cuando una persona experimentada en el arte, con un simple vistazo vera, si estamos ante una verdadera obra de arte o ante algo falsamente artístico, que se nos pretende colar de rondón, por el amplio coladero de ciertas vanguardias, donde todo vale, unas veces respaldado por un poderoso marketing, o por opiniones de comisarios o curadores interesados e intoxicados por un exceso de vanguardismo a ultranza, o lo que es peor de intereses espurios otras, y esto es muy común, haciendo seguidismo de corrientes, modas y mercadeo, lo cual es intoxicación artística muy negativa que adquieren y trasmiten al personal menos avisado.

 Igualmente observo perplejo, como muchas personas con formación artística de lo más variado, defienden a determinados artistas de cierto renombre, simplemente por el hecho de haber conseguido una fama o de figurar en algunos libros de historia del arte, dando marchamo de calidad a toda su obra, cuando en multitud de ocasiones, tienen obras indefendibles con argumentos sólidos, haciendo seguidismo de criterios ajenos que no siempre fueron justos, y que si hiciésemos abstracción de la famosa firma que los acompaña serían totalmente vilipendiados.

 En conclusión, actualmente está vigente, el todo vale, la falta de sensibilidad y discernimiento, el marketing salvaje, la degeneración, politización y prostitución del arte, todo ello avalado por la interesada retórica de algunos comisarios y los intereses comerciales primando sobre los valores artísticos reales.

Pedro Ortiz.

Crítico de Arte. @mundiario

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