Benjamín Itaspes (VI)

Volcán Momotombo
Volcán Momotombo.
Itaspes luego de su entrevista con el mandatario de San Salvador, en el hotel dilapida el dinero que el presidente Zaldivar le envío y por eso es conducido como castigo a una escuela en donde permanece meses encerrado hasta el centenario de Bolivar.

Cuando Itaspe regresó al hotel luego de su entrevista con el presidente Zaldívar, el director de la Policía y el dueño del hotel le entregaron quinientos pesos plata. De inmediato el macarroni, moscato espumante y las artistas bellas fueron el deleite de sus sentidos, porque todo aquello representaba para el joven mozo flaco de cabellos largos y exhaustos bolsillos un buen comienzo para tener una buena posición social.

Al siguiente día Itaspe estaba rodeado de improbables poetas adolescentes, escritores en cierne y aficionados a las musas, a quienes invitó a su macarroni, moscato y artistas. El esplendor llegó hasta la noche. Y furtivamente Itaspe cometió el error o la locura de  acercarse a tocar a medianoche la puerta de la diva que recibía altos favores.

Aquel desvarío al siguiente día lo lleno de remordimiento, la cara del hostelero lo decía todo y aunque él hablara de su amistad con el presidente Zaldívar,  sus méritos estaban por el suelo. A los pocos días los quinientos pesos plata se habían esfumado. El mismo director de la policía que le había traído los quinientos pesos lo llegó a ver y Benjamín Itaspe creyó por un momento que le traería otros quinientos, pero el agente mirándolo de pies a cabeza le dijo ¨ joven, aliste sus maletas y por orden presidencial sígame¨. Itaspe hizo todo lo que le ordenó como un corderito y lo llevó a un colegio en donde ordenó al director que fuera severo con él, pero el director era un indígena de buen carácter, suave, culto y comprendió a la clase de soñador que tenía delante de sus ojos y le ofreció su amistad sincera y le asignó la clase de gramática para que Itaspe la impartiera, con la clara advertencia que no saldría a la calle sin órdenes del presidente.

Benjamín hizo su vida escolar provocando a veces inusitadas revoluciones magnetizando, hipnotizando, haciendo misteriosos pases y diciendo palabras sibilinas.  Lo peor fue el día que un chico se le quedó dormido hasta que alguien le echó un vaso de agua fría en la cabeza. El director a pesar de su carácter afable lo reprendió. Benjamín enseñó a recitar versos y era consultado para declaraciones y cartas de amor. En ese encierro permaneció meses, casi un año, hasta que un día por orden presidencial fue sacado para una fecha inolvidable.  Itaspe hizo gala de su primer frac y comunicación con el público, pues había sido elegido para para abrir la velada del centenario de Bolívar, en donde escribió una Oda que según me confesaba recordaba vagamente, pero según él era una Oda clásica, bella, correcta y muy distinta a la producción que luego realizó en tiempos posteriores.

Benjamín en su lecho de enfermo me confesó que luego de ese incidente tenía una bruma que le impedía todo recuerdo, pero de lo que si estaba seguro era que perdió el apoyo presidencial de Rafael Zaldívar, que anduvo en la bohemia con sus amigos. Y que se había enamorado líricamente de una chica que se llamaba Refugio a quien le escribió un pequeño verso. El amor por la amada dejado en su tierra seguía vivo y lo mantenía lleno de melancolía cuando la recordaba. Refugio era una chica de catorce años, tímida, sonriente, gordita y sonrosada como una fruta, pero el caso fue simplemente poético y sin transcendencia y luego – me dijo - regresé nuevamente a mi tierra.

En Nicaragua reanudó sus amoríos con la que una vez llamó ¨garza morena¨. Estaba de presidente el conservador Joaquín Zabala, gentilhombre y excelente sujeto para el gobierno, e Itaspe consiguió un empleo en la secretaría presidencial. Escribió en periódicos semi oficiales versos, cuentos y más que algún artículo político sin mayor relevancia. Y siempre lleno de ilusiones amorosas solía irse solo  al lago y acostarse en su muelle, mirando las estrellas y escuchando el chapoteo del agua, pensando, soñando, ¡dulces sueños de juventud primaveral! , revelaciones, misterios del corazón, conversaciones con las cosas, sensibilidad por la mujer. En aquellos momentos afloraban los versos, la prosa y la erótica hoguera iba en aumentos. En otras ocasiones hacia visitas al Momotombo y cazaba cocodrilos con su Winchester en compañía de un amigo rico de nombre Lisimaco Lacayo. El trabajo en la presidencia le daba gracias al cielo  lo suficiente para vivir con cierta comodidad. Itaspe estaba totalmente eclipsado por la diva diría yo equivocada, porque aquella mujer de buenas posición social buscaba alguien que no solamente fuera un hombre inteligente y genial como Itaspe, sino que buscaba a alguien que tuviera los medios para que pudiera seguir satisfaciendo de por vida todos sus deseos materiales a los que estaba acostumbrada desde niña.

Itaspe ante la mayor decepción que puede sufrir un hombre enamorado salió de su país nuevamente  con rumbo incierto al inicio; aunque lo primero que se le vino a la mente era irse para los EEUU, pero el general y poeta salvadoreño Juan Cañas , un hombre muy gentil,  fino y noble de aventuras, -  decía él- minero en California, militar en Nicaragua cuando la invasión del yankee Williams Walker quien mencionaba en sus memorias a mi padrino Máximo Jerez,  en Chile llegó a ser diplomático por el año de la Exposición Universal, fue este hombre el que me hizo cambiar de opinión cuando me dijo- Vete a Chile, es el país donde debes de ir- Itaspes recordaba que le había respondido- pero don Juan, como me voy a ir a Chile, sino tengo los recursos necesarios?- vete a nado- le respondió- aunque te ahogues  en el camino. El caso es que entre él y otros amigos arreglaron el viaje de Itaspe a Chile.

Llevaba como único dinero unos soles peruanos y por esperanza dos cartas que le diera el general Cañas, una para un amigo del general que residía en Valparaíso Eduardo Poirier y la otra para un alto personaje de Santiago.

En ese tiempo- me continuaba diciendo- vino la guerra por la unión de las cinco republicas de Centro América declarada por el presidente de la República de Guatemala Rufino Barrios. En Nicaragua había arribado al poder después de Zabala el doctor Cárdenas y anduve ente proclamas, discursos y fusilerías. Luego, vino un gran terremoto en el momento que estaba de visita en la casa de un amigo- me decía- oí un gran ruido y sentí palpitar la tierra bajo mis pies. Instintivamente tomé a una niña del dueño de la casa y salí a la calle con ella, segundos después las paredes caían. Retumbaba el enorme volcán Momotombo, llovía ceniza, el sol se obscureció por completo de modo que a las dos de la tarde se andaba con linterna. Se rezaba y había un temor y una impresión medioevales, así me fui al puerto de Corinto como entre una bruma – decía Itaspes- y así tomé el vapor, un vapor alemán de la compañía Kosmos, que se llamaba Uardas,- exhausto tomé mi camarote y me quedé dormido, era el único pasajero del vapor, dos horas después desperté y me fui a cubierta. A lo lejos podía ver las costas de mi tierra, se veía sobre el país una nube negra y de pronto - me confesó Itaspe- sentí una enorme tristeza, intenté comunicarse con la gente a bordo con mi precario inglés y no lo logré hacerse entender-. Me terminaba diciendo apesadumbrado.- @mundiario

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