Sin banderas ni pancartas, así se asoma el Día internacional de la Mujer

Día de la Mujer. / Archivo Mundiario
Día de la Mujer. / Archivo Mundiario
Este 2020, cada territorio decide su forma de conmemoración: sin paro, pero con movilizaciones en tono menor.
Sin banderas ni pancartas, así se asoma el Día internacional de la Mujer

No es, con seguridad, una cuestión de aburguesamiento. Ni mucho menos, de aburrimiento o cansancio. Probablemente lo sea de estrategia: pocas empresas con mano de obra femenina prestan sus servicios en el fin de semana. Y la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora no lleva aparejada en 2020, una huelga de 24 horas como la registrada en los dos años precedentes. El 8 de marzo, sin huelga feminista, será un día más con tan solo la memoria del tan sonado "Sin nosotras se para el mundo". Este año, y por un fin de semana de celebración, no se para nada. Por más que la reivindicación se mantenga en cada territorio, pero con sordina. Porque en este 2020, cada territorio decide su forma de conmemoración: sin paro, pero con movilizaciones en tono menor. Y todo ello, a pesar de la enorme fuerza que la mano de obra femenina tiene en este país. Será que los sábados y los domingos son más propios de la celebración en familia.

La mano de obra femenina, en cualquiera de sus múltiples empleos, ha alcanzado cotas que en España nunca se habían registrado. Todo ello, a pesar de los problemas para la contratación femenina, desgraciadamente más barata que las masculina, como si a igual trabajo no tenga importancia la desigualdad salarial. Me lo decía el jueves una trabajadora que, oficialmente, realiza su tarea de 8 a 15 horas. Eso sí, soportando en su tarea de atención a personas con problemas físicos la constante modificación del lugar de trabajo, el cambio en el quehacer de su especialización y sin apenas unos minutos de descanso.

Diez años así y con un salario apenas modificado al alza: pocos euros más de los mil mensuales, con una carrera de especialización y un máster por el que he tenido que pagar más de lo que percibe en un año de trabajo. Es la mujer actual, sometida a los dictados de un mercado laboral en el que la mano de obra femenina ya no tiene espacio ni para protestar en un fin de semana en el que el 8 de marzo no se aviene a la huelga de 24 horas. Por esto el mundo no se para. Sigue, pero no avanza. Y tampoco se produce la unidad sindical latente en convocatorias anteriores, siguiendo la pauta establecida en Galicia, donde CC.OO., UGT, CIG. y CUT no quieren entender de unidad de acción para hacer patente la necesidad de que la patronal entienda de una vez que no hay diferencias entre un hombre y una mujer contratados para hacer idéntico trabajo con un salario distinto (a la baja para ellas). Todo cuanto se habla del empoderamiento de la mujer y de romper ese techo de cristal que se mantiene a pesar de las pedradas , que a dicho techo se lanzan por ver de qué color es el firmamento de la igualdad.

Un triste 8 de marzo sin banderas ni pancartas, sin reivindicaciones verbales, para que descansen aquellos que siempre miran con recelo la fecha, que era lo que Franco hacía con el 1 de mayo, para él el día de San José Obrero. @mundiario

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