Annabella (V)

García Márquez. / Dibujo de Dario  Castillejos,  México
García Márquez / Dibujo de Dario Castillejos, México

Annabella se compenetra con el Alfayete, mientras su madre se compromete con el hermano del modisto.

Para Annabella el repentino cambio del quijote de la alegre figura no fue de su mejor agrado, muy por el contrario ella se comenzó a enojar con él por la manera como la trataba ahora; porque si bien es cierto ella necesitaba una figura paternal, eso no significaba tampoco que él tenía que verla de esa manera, como si fuera su verdadero padre pues, pensaba ella, y él para contentarla la tomaba entre sus brazos y la abrazaba sin ninguna malicia diciéndole "mi Dulcinea ,venga para acá, no te me pongas así mamita no ves que me haces sentir como un quijote manchado cuando te pones así mi dulcineíta".

Lupita al ver aquel inusual comportamiento comprendió que su enajenado marido había cumplido con un ciclo espiritual de su existencia, según lo había leído en el libro titulado "corazón púrpura" de los rosacruces, entendió que la mocosa había dejado de ser una obsesión en su vida, Benito efectivamente pasó un largo tiempo repitiéndole a la jovencita que él era muy viejito para ella, que mejor se buscara a un joven de su edad, que se concentrara en terminar de estudiar para que cuando apareciera el adalid de su vida se casara y tuviera su propia familia lejos de él, pero ella le respondía muy exasperada que por esa misma razón debía de valorarla, porque relaciones como la de ellos dos solo se daban una vez en la vida, y que además ella estaba dispuesta a obedecer en todo lo que él le pedía cuando le media algún traje, pero eso sí, siempre y cuando él estuviera cerca de ella hasta el día de su casamiento, o hasta el último día de su vida; porque de lo contrario tendría que contarle a todos los abusos que él le había hecho desde el primer día que llegó a esa casa de locos acompañada de su desventurada madre.

Esto último lo hacía a él trastabillar en su resolución y entraba en un terrible pánico,  se volvía paranoico, y por las noches soñaba que le cortaban la cabeza, y en otras ocasiones le parecía que en la calle lo iban a golpear o matar a tiros  y otras veces angustiado le decía a la Lupita que había pasado toda la noche "tomando sopa de techo", porque no podía dormir; imaginando cosas, pensando e imaginando el enorme escándalo que se haría en todo León, y eso para él sería técnicamente el final de su oficio y de su vida personal, Lupita solamente se limitaba a decirle que "un día de tantos te va a cagar y manchar tanto esa puta que el tufo va a llegar tan lejos que nada ni nadie te va a poder  limpiar, ni Sancho tacho Somoza te va a salvar".

Benito pasó un largo tiempo recluido en su casa sin ver a su mayor fetiche, a su patología y obsesión, y Annabella por su parte se encerró en su casa por meses estudiando para hacer sufrir más que todo al desconsiderado sastrero de la horripilante figura; ese mismo año cuando terminaba su cuarto año de medicina, justo un dieciocho del mes de mayo en el propio día de su cumpleaños su madre invitó al alfayete y a Lupita a celebrar el cumpleaños número veinticuatro de su hija única, ese mismo día, luego que sus amigas se marcharon dejando una estela de risas y murmullos en el camino, Lupita y Annamarie al poco rato salieron con las sillas abuelitas a la acera de enfrente para ver caer la tarde, a como tenían por costumbre la mayoría de la población leonesa, mientras Annabella le mostraba el baño al abuelito para que fuera a orinar, y cuando iban pasando por la habitación de ella, Annabella lo tomó fuerte de la mano y lo metió en la habitación diciéndole,  ¨quiero que me hagas mujer de verdad ¨, Benito al ver los enervantes anhelos de su dulcineíta no tuvo más remedio que acceder al urgente pedido de aquella mancha pecaminosa que se entregaba a él en cuerpo y alma como una perturbadora noria.

Annabella quedó  satisfecha y sorprendida a la vez aquel día por la forma como el   großvater/abuelo había resuelto su mayor deseo, y desde aquel inesperado encuentro. extrañamente la relación de Lupita con Annamarie llegó a estrecharse tanto que entre ambas se podía percibir una profunda complicidad y confianza porque  cada vez que Annamarie llegaba a la casa de las pelonas, ambas se retiraban al cuarto de la biblioteca en donde sostenían largas conversaciones referidas a los hombres y mujeres de la localidad, y también a temas referidos al panteísmo, política y  religión, Annamarie en realidad desde que Quijano la había abandonado casi todos los días llegaba a la casa de las pelonas con su adorable hija para desahogar sus penas con Lupita quien era ahora su nuevo pañuelo de lágrimas, hasta que una tarde, al caer el sol en el río, Orlando la logró ver bien de pies a cabeza al llegar a casa en su viejo jeep Nissan repleto de guardias. "Buenas", le dijo secamente al presentarse, y ella, sonriéndole, también le respondió, "buenas", él quedó prendado de la atractiva y elegante señora alemana, y ella a su vez no dejó de sentir cierta curiosidad por el tosco y fornido militar, aquella tibia tarde de noviembre Annamarie y Orlando se quedaron platicando bajo la luz de la luna a orillas del río chiquito hasta muy entrada la noche, y ella desde ese día logró sacar a la irascible y cruel bestia un atisbo de humanidad y amor por la vida vivida, y por su bella y divina presencia en aquella casa de réprobos.

Por su parte Lupita una gélida noche de navidad se miró obligada a tomar por la fuerza lo que por derecho le pertenecía desde niña,  quedando así embarazada de su segundo hijo, a quien le puso por nombre Roger Benito, como su padre, mientras Orfilia y Esmeralda por órdenes explicitas de su hermano habían dejado de molestar a la gente por lo del río, porque ahora por órdenes explicitas de Orlando Parajón "los ribereños podían llegar a bañarse y hasta podían llegar a lavar sus ropas si querían en las piedras del litoral, sin poner en peligro sus vidas, y además, terminaba rezando una volante que Orlando hizo correr entre la comunidad, el tributo por el uso del rio quedaba abolido de por vida por pura palabra de honor del teniente primero Orlando Parajón", Annamarie sin darse cuenta había hecho un verdadero prodigio; ya que Orlando siempre se mostró terco indeclinable a no ceder ante sus demandas con los pobladores del río chiquito, ya que siempre les repitió hasta el cansancio que ¨mientras el excelentísimo Señor Presidente de la Republica General de División don Anastasio Somoza Debayle estuviera en el poder, nadie se escaparía de su represión¨.

Annamarie y él se entendieron de inmediato y hasta se sentían muy a gusto viviendo juntos, con la venida de unos amigos italianos de Annamarie, Orfilia y Esmeralda se fueron a vivir enamoradas a Corinto, a la misma isla Cardun en donde el vate modernista y príncipe de las letras castellanas Félix Rubén Darío Garcia Sarmiento  se había ido a descansar por una temporada cuando vino a morir a León, en donde ellas se casaron con los napolitanos, Lupita y Annamarie por su parte estrecharon aún más sus lazos de amistad con la lectura y discusión de los libros de los rosacruces, y en ocasiones tenían largas sesiones desnudas en la habitación grande del fondo en donde la monjita se les aparecía diciéndoles que las amaba, Annamarie y Lupita cuando se encontraban solas en la casa se encerraban por horas y días en la habitación, mientras Socorrito y el niño Roger Benito quedaban al cuidado de una anciana india curandera de Subtiava, hasta que una sorpresiva mañana del mes de marzo Annamarie y Orlando anunciaron a todos sus nupcias en la misma catedral en donde se encuentran bajo un León de cemento los restos de Darío.

La celebración se llevó a efecto en la casona y la francachela se extendió por tres largos días de música, baile y licor, por su parte Annamarie y el abuelito de la enervante figura aprovecharon esos tres días para reiniciar sus lúdicos deseos montados en sus rocinantes fantasías, encerrados en la casa abandonada de Annamarie, la que se encontraba cerca de los "Billares  los Parajónes", dejando al final de sus desenfrenados encuentros el interior de esta propiedad toda revuelta y hecha un chiquero de tanto inventar y dramatizar con los enseres de la casa todos los geschichte/cuentos que el "abuelito rabo verde" le iba relatando. @mundiario

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