Alfredo Pirucha un Basquiat-Van Gogh esperando su marchante internacional

Alfredo Pirucha, La Hoz, 2008.
Alfredo Pirucha, La Hoz, 2008.

La pintura y el arte es en sí un misterio, porqué el ser humano, hasta dónde sabemos desde Chauvet, posiblemente miles de años antes, tiene esa necesidad de representar cosas-objetos-realidades, externas, y al mismo tiempo reflejar un mundo interior. 

Alfredo Pirucha un Basquiat-Van Gogh esperando su marchante internacional

Por qué el cerebro humano tiene esa necesidad extraña del arte-artes, en este caso, de recoger unos colores, y con ellos, con los dedos o las manos o el pincel, sobre una superficie, en este caso papel o lienzo, pero en la historia humana, ha sido todo, desde piedra-cartón-cueva-corteza de árbol-suelo, plasmar algo del propio misterio-enigma del ser humano.

Alfredo Pirucha, nacido en Sanxenxo, Pontevedra en 1982, es un artista que podría clasificarse dentro del neoexpresionismo, yo diría metaexpresionismo, dentro del Arte Otro, quizás con muchos puntos en común con Dubuffet. No suelo hacer artículos sobre personas todavía vivas, ni menos aún tan jóvenes, pero creo que en este caso podría ser una excepción. Entre otros motivos porque todavía le queda una vida y mucho tiempo por y para evolucionar y progresar en todos los sentidos, sin negar los avatares existenciales que toda biografía arrastra-soporta-comporta. El azar y la necesidad, antiguo libro, que me temo que ya casi nadie lee.

Parto del concepto o intuición o percepción que quizás el arte más profundo y más esencial, es el arte mal llamado primitivo o el arte prehistórico, porque quizás, no ha pasado por tantas reglas, porque nace de lo profundo del ser humano. Similar a ese arte, sería el arte de los niños.

En el siglo XX, surgió dos corrientes que se aproximan diríamos a ese arte, el arte expresionista-neoexpresionista y todos los subestilos derivados de ellos, y el Arte Otro, nacido diríamos de realidades personales y biográficas complejas, por decirlo de algún modo, el arte realizado por personas, en general, no preparadas o educadas académicamente en el arte.

Creo que Pirucha, hasta ahora, no sé su evolución posible, se acerca diríamos a estos parámetros, un arte nacido de la realidad pero expresado con técnicas simples, diríamos infantiles, un arte nacido posiblemente del “inconsciente”, por indicarlo de alguna manera, un arte de “colores vivos”, no siguiendo reglas demasiados fijas de la historia del arte, un arte, que intenta expresar lo interior aunque refleje un algo del exterior, un arte como todo gran arte, que no sabemos dónde termina el exterior-interior, ni el interior-exterior…

-Las comparaciones siempre son inadecuadas, pero los humanos nos movemos por analogías, como el gran método de análisis metafísico, por tanto, salvando todas las distancias que ustedes quieran, Pirucha me recuerda, al menos la obra que he visto, me recuerda por un lado a Van Gogh, por otro lado a Basquiat

Es decir, es por un lado la inocencia no contaminada, y al mismo tiempo, un arte-estética libre, pero también con una ambición enorme de búsqueda de la esencialidad-profundidad-del ser en el estar. Es decir, un artista de raza, dirían en el siglo veinte, ya terminado. Un artista que los gestores culturales del arte, deberían apoyar, deberían lanzar a nivel internacional…

Rostros-caras, escenas-paisajes-grupos de seres humanos realizando distintos modos y maneras, distintas contradicciones-metáforas-paradojas-imágenes, como el concepto de gato bajando a un niño de un árbol.

La imperfección como estructura estética para con ella alcanzar la perfección de la idea. La metaemoción para alcanzar la esencialidad de la mirada. El postconcepto para acercarse a la profundidad del ser-estar.

No debemos obviar-olvidar que la ciencia-filosofía nos maquetan lo que somos con conceptos e ideas, pero es con las artes-estéticas, todas las artes, con las que expresamos ese fondo-volcán-nido-pozo-mar-laberinto-escalera que somos. Que somos y apenas conocemos que somos, o solo intuimos-concebimos lo que somos, como un iceberg, solo intuimos un poco del exterior, pero sin conocer todo lo del interior-escondido-oculto-tapado. Somos porque somos, pero apenas sabemos lo que somos.

De alguna manera, el arte-artes, nos acercan un poco a eso. Siempre huyendo de nuestro propio yo de nosotros mismos. Esa es la carga que llevamos todos, saber que somos, saber que nunca alcanzamos saber totalmente lo que somos. Nunca somos capaces de dar el lazo a nuestro propio ente-ser, se nos escapa el ser, parafraseando y reinterpretando a Heidegger.

Para terminar creo que si Pirucha fuese un artista alemán o inglés o norteamericano ya estaría en los circuitos internacionales del arte, ya habría multitud de monografías, de grandes exposiciones en grandes galerías del mundo, antologías en grandes museos, una enorme cantidad de información en Internet, etc.

 Pero las personas que nacen en la Piel de Toro y se quedan en ella, tienen la suerte-desgracia de ser estimados y al mismo tiempo minusvalorado, alabados y también olvidados, de percibir su originalidad pero dejarla estar, que es una forma de olvidar.

 Aquí rompemos una lanza por si una mano con poder cultural quiere recogerla. @mundiario

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