Alan Rickman se sintió frustrado interpretando a Snape en la saga de Harry Potter

Alan Rickman, actor, como Snape. Productora.
Alan Rickman, actor, como Snape. / Productora.

No lo odiaba, al contrario, parece que el fallecido actor adoraba al personaje. El gran problema fue que no logramos conocerlo verdaderamente hasta el final, una personalidad que Rickman tuvo que esconder durante años en las ocho películas del universo.

Alan Rickman se sintió frustrado interpretando a Snape en la saga de Harry Potter

Si hay una saga fantástica contemporánea que ha llegado hasta los confines del universo, esa es Harry Potter de J.K Rowling, que nos ha dejado protagonistas muy complejos más allá del tridente protagonista, entre los más resaltantes, están Albus Dumbledore, Voldemort y claro está, el fantástico profesor Snape. Este último fue interpretado a lo largo de los ocho títulos de la saga por Alan Rickman, que falleció sorpresivamente en 2016 por un cáncer, y que vuelve a ser noticia porque nos hemos enterado que llegó a sentirse “frustrado” por interpretar al “mejor hombre” que haya conocido Harry Potter.

Este sentimiento ha sido conocido gracias a que unas cartas personales y otros documentos de Rickman que salen a subasta por valor de en torno al millón de euros, según reseña Entertainment Weekly, en dichos escritos personales podemos encontrarnos con piezas de un rompecabezas que nos desvela cómo fue la travesía del actor al interpretar a Snape.

Para refrescar la memoria, debemos recordar que Snape fue el profesor de posiciones de Hogwarts. Desde el principio se mostró poco amistoso con Potter y compañía, y en más de una ocasión pensamos que era de los peores. Su vestimenta, forma de ser y actitudes nos dejaban ver a un personaje resentido, poderoso y poco dado al humor, características que nos encantaban y que Rickman interpretó de forma magistral. Hacía el final, la Rowling nos sorprendió destapando uno de los mejores secretos de la saga y es que Snape no era tan malo como pensábamos e influyó de una manera épica en Harry, falleciendo, quizás, de una de las peores formas.

Rickman, por su parte, tuvo que vivir con esto durante todas las películas. Al principio Rowling solo le dejó saber que Snape no era un autómata y que detrás de esa apariencia controlada había amor verdadero. Así que con eso en mente, el actor nos presentó la cara más mala del profesor, sin poder dejar ver al verdadero lado del personaje. Algo que lo frustró, según podemos verificar en las cartas que le sobreviven.

En una de las cartas, el productor David Heyman, le agradece por su paciencia y gran trabajo en Harry Potter y la cámara secreta: “Sé que a veces te sientes frustrado, pero por favor quiero que sepas que eres una parte fundamental de las películas. Y eres brillante”.

Y esa brillantez ha sido reconocida por muchos de sus compañeros de trabajo como Emma Thompson, pero también por una agradecida J.K Rowling: “Acabo de volver después de estar unas semanas fuera y quería enviarte una línea sobre lo que escribiste en el programa de souvenirs para Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parte II (2011). Me hizo llorar mucho”, dice una de las cartas escritas por la autora. “Gracias *a ti* por hacerle justicia a mi personaje más complejo...”.

Pero la frustración del actor queda patente en la nota escrita por él titulada “Dentro de la cabeza de Snape”, donde habló de su trabajo con el personaje en Harry Potter y el misterio del príncipe: “Es como si David Yates  [director de esa y de otras tres películas de la saga] hubiera decidido que indagar en la cabeza de Snape no fuera importante en el esquema de las cosas. En otras palabras, le preocupaba más la audiencia adolescente”.

Sin duda, unos pensamientos interesantes donde Rickman dejaba saber sus ganas de mostrarle al mundo lo complicado que era Snape para que lograran entender el por qué de su personalidad o su forma de actuar. Como sabemos, toda acción genera una reacción, y lo que hizo Rowling con este personaje en particular fue fantástico, porque lo formó como un ser duro y dolido con el resto del mundo que nunca entendió sus extrañezas, inteligencia y particular forma de ser.

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