Afganistán devuelve a Homeland al podio de series imprescindibles

Un momento de la temporada 8 de Homeland. / Showtime
Un momento de la temporada 8 de Homeland. / Showtime
Cuando los guionistas de esta serie pusieron en boca del personaje Saul Berenson la frase “si retiramos nuestras fuerzas por completo, Kabul caerá en seis semanas”, después jugaron a la lotería. Solo fallaron el reintegro.
Afganistán devuelve a Homeland al podio de series imprescindibles

“Si retiramos nuestras fuerzas por completo, Kabul caerá en seis semanas”. Esta frase podría haber sido pronunciada por un agente de la CIA o algún alto cargo militar del ejército estadounidense, incluso por algún asesor del actual presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden. Pero fue Saul Berenson, jefe de la división de Oriente Medio de la CIA y personaje de ficción de la serie Homeland, quien la pronunció en uno de los capítulos de la octava y última temporada de esta sobresaliente serie sobre el trabajo de los agentes de inteligencia.

Siempre pegada a la actualidad, Homeland se estrenó en 2011, diez años después del 11S y en plena finalización de la Guerra contra Irak que encabezó EE UU. En este terreno arrancamos con Carrie Mathison, la oficial de operaciones de la CIA con un trastorno bipolar que esconde a la agencia, y destinada al centro de contraespionaje de la CIA después de realizar una operación no autorizada en Irak. Las tres primeras temporadas se centrarán en el peligro que supone para EE UU un sargento estadounidense supuestamente reconvertido a la causa terrorista de Al-Qaeda. El personaje de Brody, encarnado por Damian Lewis (quien luego volvió a pegar otro pelotazo con la exitosa serie Billions, aún en emisión) nos mantuvo en expectación continua por lo que podría ser o no ser y por la relación que iba manteniendo con la agente Carrie Mathison, interpretada por Claire Danes (Mujercitas, 1994; Romeo+Julieta, 1996; Terminator: la rebelión de las máquinas, 2003).

Es precisamente Carrie y su complejidad la que lleva el peso dramático de la serie en cada temporada, tanto por su labor profesional como por su carácter explosivo. A Carrie se la ama o se la odia, pero la indiferencia no es lo suyo, tampoco la conciliación. Es tan eficiente que las normas no entran en su código de conducta y los daños colaterales de sus actos son múltiples y, a veces, fatídicos. La gente muere por Carrie o a causa de Carrie.

El final de la tercera temporada puso fin a lo que podría haber envejecido como un melodrama, con el espionaje como telón de fondo, para recordarnos así que Homeland juega en la primera división de las series.

Ahora está de plena actualidad por su octava temporada, aún muy presente (su fin fue en febrero de 2020), que se centró en la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. ¿Nos suena? Pero antes de llegar hasta aquí, la serie se ha adentrado en los entresijos más oscuros de la geopolítica en el Medio Oriente con Irak,Irán, Pakistán, Afganistán, Rusia y EE UU como países principales de un tablero de juego que evoluciona en cada temporada al ritmo de la vida real. El mal de la desinformación y como ésta puede afectar a los gobiernos más poderosos también fue objeto de interés en la temporada 6.

En definitiva, cada temporada es una clase magistral sobre contrainteligencia en períodos de tiempo concretos que imbrican una ficción compleja a la que hay que prestar mucha atención con sucesos políticos observados en la esfera de la realidad.

Cada diálogo es clave, cada gesto y mirada desprenden un propósito. Al fin y al cabo, estamos entre agentes de inteligencia y la mentira y la verdad se entremezclan para cumplir la misión. @opinionadas en @mundiario

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