De la abstracción matérica al grito póetico en tiempo de crisis

Taza de café. / Pixabay
Taza de café. / Pixabay
Versos exhalados en un "café virtual" con Óscar Costas
De la abstracción matérica al grito póetico en tiempo de crisis

Un principio esencial del marketing expresa que la organización debe analizar y satisfacer las necesidades del consumidor. Las necesidades y los consecuentes deseos —que pulsionan— varían con cada época, con su macroecontorno ya sea este cultural, económico, tecnológico o medioambiental. 

Sirva esta entrada como ejemplo de la curiosa y a la vez lógica viralización del llamado "café virtual" o, más animado, de las "cañas virtuales". Y es que tanto tiempo con el dispositivo móvil ha convertido en una opción real algo que hace unos meses parecería realmente extraña: el "tomarse algo" en el chat.

Pues bien, hace un par de días, y exhausto de tanto tiempo confinado en el hogar, propuse esto a un grupo de amigos y lo organizamos ipso facto. No fue un café sino una cerveza lo que degustamos, y lo cierto es que fue un rato muy agradable; porque en verdad el bien relacional de la amistad llena al hombre, lo fumiga de bienestar.

Entre los participantes en ese café tornado a caña virtual estaba el pintor coruñés Óscar Costas, quizás el principal exponente gallego de la denominada abstracción matérica, una forma de expresionismo que en lo académico es tangente con el arte povera (Serra, Kounellis, Fabro), que se caracteriza por el uso de materiales pobres, comunes o inútiles en el proceso de creación artística; siendo crítico este movimiento tanto con la "imperialista" industrialización como con el proceso de subversión del arte. 

La creatividad, educación, refinamiento e introspección percibidos en Óscar Costas se traslucen en un hablar modelado, culto y con estro poético. Y es que en ocasiones, su elocución verbal parece directamente plasmable en las hojas de un cuaderno o libro. Pues bien, llenas y por desgracia la conversaciones del mal del coronavirus, la nuestra en el chat virtual no iba a ser menos. Y así fue que en el intercambio de frases, opiniones e ideas un amigo le dijo, o "provocó", a Óscar Costas a que compusiese un poema ad hoc para estos raros y sobre todo convulsos días que padecemos. Nuestro pintor coruñés se sintió inquirido y solo un día después, compartió en el grupo de whatsapp el poema —de reminiscencia gongoriana y recuerdo a Vicente Aleixandre— que hoy y aquí dejamos.

Sonríe mi vecino.

Me pongo a rezar.

Aplausos de niños.

Solidarios juegos,

miradas cómplices.

Te paras, meditas,

todo mejorará.

Ángeles con máscara ,

guantes acarician.

Hospitales en silencio,

gritos de esperanza.

Tiendo a llorar.

Y una anciana me abraza.

Una sirena ruge

que todos nos amamos.

Un policía piensa,

todos lo pensamos.

Un charcutero corta ,

necesito comer.

Un conductor me guía,

llego a un buen final.

Un barrendero limpia,

cicatrices supurando.

Dolores que se desvanecen,

dejan de enfermar.

Un perro desorientado

guía a su amo a casa.

Mi familia está lejos,

muy lejos,

duermo en sus camas.

Sin bailes

escucho música.

Desarrollo un arte

se llama escuchar.

Un libro olvidado

lecciones me da.

El pincel descartado

colorea las almas de mis hermanos.

La mar descansa,

no quiere molestar.

El aire se relaja,

no se esfuerza,

ansía vernos.

El sol,

la tierra,

la luna,

el cielo,

se arrodillan

imploran

jadean

gotas,

luces,

aromas

huellas amigables

de un ayer

que mañana volverá.

Óscar Costas

 

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