20 A Mariña: Recuperar el Norte
Diversos interlocutores durante nuestros encuentros en A Mariña para la realización de estos artículos nos han señalado el deseo y la necesidad de recuperar el área sanitaria propia, sin la supeditación a ser un distrito dentro del área sanitaria de Lugo; porque, según nos señalan, desde que se generó la situación actual se han perdido efectividad y servicios . De hecho, la convocatoria de la manifestación del día 17 de noviembre para reivindicar soluciones a los problemas de la comarca, partió del Hospital de A Mariña, como símbolo de esta reivindicación, y para incluir entre los malestares de los mariñanos el hecho de haber perdido ese rango de área sanitaria específica.
Al fin y a cabo, A Mariña quiere que la lucha por el futuro de Alcoa y Vestas se convierta en una lucha por el futuro integral de la Comarca. Junto a la reivindicación sanitaria está la de las infraestructuras. Necesitan que el prometido proyecto de la A-74 se convierta en realidad lo antes posible. La A-74 es el prometido proyecto de autovía de la Costa de A Mariña, entre Barreiros y San Cibrao, para enlazar desde allí con la -también eternamente demorada Vía de Alta Capacidad de la Costa Norte, que ha de llegar hasta Ferrol. Enlazaría así, de manera más eficiente la Comarca, por un lado con la Autovía A-8, que enlaza con la A-6 (Madrid-Lugo-A Coruña), y por otro con Ferrol y sus opciones hacia la AP-9 y la de la AG-64, hacia Puentes de García Rodríguez y Vilalba (A-8).
Una comarca como A Mariña, situada en la zona más septentrional de Lugo, casi de Galicia (por detrás, en esa clasificación, de Estaca de Bares y Cabo Ortegal), y por tanto de España, necesita que su comunidad de casi 71.000 personas esté adecuadamente conectada con el resto del territorio. Vaya, que no tenga condiciones que potencien su aislamiento. Y necesita que su actividad productiva -industriosa, por cierto- no encuentre barreras ajenas a su laboriosidad que le dificulten ser competitiva.
Pesca
Los puertos de Burela y Celeiro, por ejemplo, descargan casi el 30% del pescado de toda Galicia (28,6%). Y eso sin contabilizar el marisco de Ribadeo, o el pescado y marisco de Foz, por ejemplo.
Burela homenajea a su tradición marinera
En Burela, por ejemplo, se descargan a diario 115 especies diferentes de pescado, que suman unas 24.600 toneladas al año. La especie reina es la merluza, con una descarga de unas 11.000 toneladas al año de merluza de pincho: un 97% del total. El 3% restante se lo reparten la merluza de volanta y la pescadilla del día. A eso hay que añadir las aproximadamente 1.600 toneladas de bonito del norte, y las 12.000 toneladas que suman las restantes y variadas especies. Todas ellas sumen una producción aproximada de 134,8 millones de euros al año (52 la merluza de pincho, 6,2 el bonito y 18,4 el resto de las especies).
La mayor parte de armadores de Burela se agrupan en ABSA (Armadores de Burela S.A.), con una flota de 48 barcos. Además, a Burela llegan cada año otros más de 300 buques procedentes de 55 puertos diferentes. A la lonja de Burela asisten asiduamente 152 compradores mayoristas, que distribuyen el pescado de manera amplia por el territorio.
La tradición marinera de Burela
En Celeiro también se organizan de manera estructurada. Mayoritariamente en la Organización de Productores Pesqueros de Lugo, que dispnen de 9 empresas especializadas, y que van desde la distribución y procesado de pescado, hasta la venta y distribución en Madrid, pasando por los efectos navales, las instalaciones y mantenimientos de cámaras frigoríficas, de equipos de electrónica y comunicaciones, y hasta el procesado de aletas de tiburón, con destino fundamentalmente a China.
En cuanto a los armadores, la mayoría se asociación en Buques de Celeiro S.A., que aportan alrededor del 96% de la facturación y del 90% de las ventas. Disponen de 50 barcos, aunque en Celeiro venden pescado alrededor de 100 barcos.
Puerto de Celeiro
En 2020 se subastaron en la lonja de Celeiro 14.908 toneladas de pescado, por un monto total de 44,38 millones de euros. Por lo que la suma del pescado de Burela y Celeiro alcanza casi las 40.000 toneladas (sobre las 138.000 de toda Galicia) por un monto total de 120,98 millones de euros.
No obstante, se acusan dificultades para encontrar gente joven que se enrole en las tareas del mar. Igual que existen -en ésta y las restantes comarcas- para que se dediquen a las tareas agrícolas y ganaderas. En A Mariña, existiendo Alcoa, con los salarios de Alcoa, con sus turnos de organización del trabajo y sus convenios, no deja de haber un deslumbramiento, que llega a hacer que se menosprecien trabajos más modestos, o más penosos.
De hecho, en Burela existen habitantes de origen de hasta 42 nacionalidades distintas. Y tal vez no es un hecho ajeno a este rechazo a ese tipo de trabajo. Y citado ese ejemplo de Burela, donde hace algunas décadas fue casi ejemplar la integración de población de Cabo Verde (hoy el 10% de la población del municipio tiene ese origen), nos podríamos permitir la reflexión -válida también para lo que hemos visto en otras comarcas de Lugo- de por qué no ofrecer formación y trabajo no querido por los naturales, a la población que reside en nuestro país “sin papeles”, utilizando esa formación y esa oferta de trabajo como un elemento de integración. Hablando como hablamos, por cierto, de una población que ha demostrado una alta capacidad de iniciativa al afrontar obstáculos y peligros para llegar a nuestro país, y al mantener un esfuerzo continuado de subsistencia, al margen de cualquier trabajo legalmente reconocido.
No estaría mal que los funcionarios responsables de los temas de la inmigración pensaran en positivo sobre este tipo de iniciativas que, sin duda, resolverían de una vez dos problemas que sufrimos en nuestro país: la despoblación y empobrecimiento de amplias zonas, y el hecho de tener colectivos de personas, más numerosos de lo que pensamos, peleando por la subsistencia y contra la persecución a causa de la condición en la que los pone la burocracia.
El puerto de mercancías de Ribadeo en 2017 ocupó el segundo puesto de los puertos de rango autonómicos de Galicia, con un total de 347.000 toneladas de mercancías gestionadas.
En cuanto al Puerto de San Cibrao, la Diputación de Lugo y los municipios de A Mariña mantienen dos reivindicaciones que -cumpliéndose las circunstancias adecuadas- podrían ser fundamentales para la Comarca: la primera es que se desligue el puerto del actual complejo portuario formado por los puertos de Ferrol y San Cibrao, con autoridad portuaria única: la autoridad portuaria de Ferrol, en última instancia. Y abrir el puerto (se habla del dique norte, pero tal vez podría ser una apertura mayor) a operaciones que tengan que ver con el conjunto de la comarca, desligándolo de su actual exclusividad en relación con las operaciones de Alcoa. De hecho, ya en la situación actual, las operaciones del puerto de San Cibrao (según los informes de la Autoridad Portuaria de Ferrol) están suponiendo prácticamente el 50% de las operaciones del complejo portuario: 6 millones de toneladas sobre los pocos más de 12 millones de toneladas de todo el complejo portuario.
Puerto de San Cibrao/Google Maps
A esa reivindicación también se suma la Xunta de Galicia en estos momentos, existiendo recomendaciones en ese sentido tanto del Congreso de los Diputados como del Senado. Es algo lógico y beneficioso para el desarrollo de la Comarca, que lograría que los ingresos de las actividades portuarias revirtieran en mejoras en A Mariña, y que potenciaría las actividades económicas y comerciales de la Comarca.
No obstante, no hay que olvidar que las operaciones que ahora se desarrollan en el puerto de San Cibrao, y que suponen el alto porcentaje que señalábamos anteriormente, corresponden a operaciones generadas por la llegada de bauxita y la exportación de aluminio. Para sostener esa reivindicación de apertura a otras operaciones portuarias ajenas a Alcoa, habría que fundamentarlas en necesidades concretas generadas en la comarca o en territorios aledaños, de forma que -siempre manejando números y necesidades- se demuestre que no se va a crear un puerto sin barcos.
Forestal
De las 145.000 hectáreas que tiene A Mariña, el 83% son de monte. Y de ese 83%, el 84% es superficie forestal. Lo cual equivale a unas 101.094 hectáreas de superficie forestal: el 69,72% de la superficie total de A Mariña. Y una gran parte de esa superficie forestal es de eucalipto, que se cultiva como un medio complementario de vida. De hecho, cuando hace dos años hubo la prohibición de plantar más superficie nueva de eucalipto, en el período previo a la entrada en vigor de la norma, se talaron plantaciones de pino y se sembraron de eucalipto.
En 2017, por ejemplo, se talaron un millón de toneladas de eucalipto que, entre los costes del árbol y las operaciones de corta, apilamiento de ramas y otras operaciones, terminó adquiriendo un precio de venta de 50 euros por kilogramo, que supusieron unos ingresos de 50 millones de euros. Una venta que como mucho incluye el valor añadido del pelado de los que se venden así (normalmente los que van con destino a Portugal). Para que nos hagamos una idea, por cada tres toneladas de madera de eucalipto se produce una tonelada de pasta de papel. El valor añadido a esas 3 toneladas de madera, que se vende a unos 165 euros (transporte incluido) una vez hecha la transformación produce un precio de venta de unos 780 euros: casi cinco veces más.
Por eso, hay voces cualificadas de la Comarca que apuestan por incluir en el uso de los fondos europeos de reconstrucción el proyecto de formar un clúster textil del norte de la Península Ibérica, con el objeto de producir anualmente unas 200.000 toneladas de fibras textiles sostenibles. Un proyecto que necesitaría una inversión aproximada de 800 millones de euros, pero que crearía unos 1.500 puestos de trabajo. El proyecto es uno de los que baraja la Sociedad mixta Impulsa (con participación de la Xunta de Galicia, Abanca, Reganosa y Sogama) conjuntamente con un posible socio industrial, como puede ser la portuguesa Altri, con la que, en principio, hay conversaciones.
No se trata con este posible proyecto de jugar a la ruleta, con una huida hacia adelante ni de sustituir otros proyectos locales más controlables, ni siquiera de buscar una alternativa en una especie de apuesta por el fracaso del caso Alcoa. Se trata de buscar el aprovechamiento máximo de los recursos existentes en la comarca y en Galicia. Aunque habría que estudiar que la repercusión no sea sólo la creación de puestos de trabajo, quedando expuestos a las decisiones futuras exclusivamente de inversores externos, sino de buscar la participación local, y que en la toma de decisiones futuras tengan que ver los intereses de la Comarca. Tal vez tendríamos que contemplar en esos “intereses” la participación en entes como Promogal (que agrupa a las asociaciones de propietarios forestales del norte de Galicia), y a la propia Mancomunidad de Municipios de A Mariña. E incluso a la misma Diputación Provincial de Lugo.
Proyectos de dinámica local
Cuando hablábamos de la Comarca de Lugo, reflejábamos en la tercera parte de nuestro artículo el proyecto del ayuntamiento de Lugo, inaugurado a partir del edificio Impulso Verde, dentro del proyecto europeo Life, de construir una promoción de 900 viviendas en madera, para abrir así un camino que -además de afianzar la sostenibilidad- puede apoyar la generación de valor añadido a los recursos forestales de Galicia. Y en ese artículo señalábamos cómo el edificio “Impulso Verde” se había construido con madera procedente del aserradero Hijos de Ramón Rubal, que a partir de ello se había certificado como la primera industria de Galicia habilitada para el tratamiento de madera estructural, y tomado el compromiso con la innovación industrial y con el cuidado de la madera durante todo su proceso de crecimiento.
Es otra opción de generar valor añadido, e iniciativa empresarial a partir del desarrollo de recursos locales, tanto materiales como empresariales. Que es el modelo por el que apuesta, por ejemplo, el alcalde de Burela, Alfredo Llano, partidario de apoyar e ir desarrollando medianas empresas, cuyas decisiones dependan no de opciones tomadas fuera de Galicia y de la comarca, sino adoptadas por empresarios locales, menos sometidos a las fluctuaciones del llamado mercado globalizado. Él nos ponía ejemplos como el de Astilleros Armón, con unas de sus seis plantas de producción ubicadas en Burela, con 200 trabajadores, y muy vinculada a las necesidades y desarrollo de los puertos pesqueros locales. Igual que él mismo, y el alcalde de Cervo, y el de Foz, nos hablaban de apoyar una iniciativa de cría de Salmón en Burela, o de Sargadelos, o de las pequeñas conserveras existentes en la comarca, que tal vez necesiten un impulso para apostar por la calidad de sus productos, y para lograr una adecuada promoción.
No falta cabeza en A Mariña, ni entre los responsables municipales ni entre los empresarios, para aprovechar la crisis del momento y replantear y asentar la situación (y sigo citando al alcalde de Burela), y apoyar la recuperación de empresas propias, en la línea de lo que nuestro país, y la Unión Europea, han descubierto con la pandemia que es una tarea imprescindible.
Todos los citados coinciden también -no en vano la Mancomunidad de A Mariña nació en torno al turismo- en apoyar y construir un turismo de calidad y sostenible. Algo que no tiene que ser nada difícil, contando con la variedad y riqueza de un territorio como el de la comarca, y contando con ese casi centenar de kilómetros de costa cantábrica que marca el limite norte de esa comarca norte de Lugo y de Galicia.
Agro-ganadería y "resurrection fest"
Por más que hayamos comenzado por hablar de los temas industriales (la crisis que se trata de afrontar es un pie forzado para ello) y del sector pesquero -como decíamos antes estamos hablando de casi la tercera parte de la producción pesquera de Galicia- no podemos dejar de hablar del sector agrícola y ganadero.
El delegado de Unions Agrarias, Hilario Moliner, nos explica cómo la Mariña Occidental y parte de la Central se inclinan por el vacuno de carne, y nos habla de las dificultades para la recogida de la leche, y cómo la Mariña Oriental, y parte de la Central, se inclinan por el vacuno de leche. Y nos explica cómo ya en 1978 ganaderos de Ribadeo, Trabada, Barreiros, Lourenzá y Foz, junto con ganaderos del Principado de Asturias, constituyen la coperativa Os Irmandiños, que llega a tener 900 socios, que comienzan con la creación de una fábrica de piensos.
Posteriormente (hace apenas cuatro años), Os Irmandiños, junto con las cooperativas Feiraco y Melisante, constituyen Cooperativas Lácteas Unidas (CLUN), que en la actualidad cuenta con alrededor de 3.500 socios, y que mantiene y amplía la recogida de leche que ya venía haciendo Feiraco, generando una división de lácteos, con cuatro marcas (Feiraco, Únicla, Clesa y Arqueaga), que procesan leche, mantequilla, yogures y postres, y quesos. Y que mantienen el suministro de piensos, y también algunos surtidores de gasóleo, así como asesoramiento a sus socios y un parque de maquinaria agrícola.
Y nos comenta igualmente que en municipios como Valadouro y Lourenzá se mantiene también actividad agrícola, especialmente ecológica. Y que en municipios del interior, como Valadouro y Ourol se está criando ganado equino para carne, y que ahora se las tienen que estar viendo con el problema que para los ganaderos supone la protección del lobo, sobre la que es muy complicado sacar una regulación única, sin tener en cuenta las características y problemática de cada zona.
Y, al margen de su especialidad, nos habla también de algo que no deja de ser complementario, como es el turismo, coincidiendo con la inquietud que ya hemos manifestado de los alcaldes. Y señalándonos que, por ejemplo, Viveiro es el tercer municipio en incremento del turismo en España, después de Tarifa y de Ourense. Y hablando del turismo nos explica cómo ha surgido en Viveiro el Festival de música metal y rock duro Resurrection Fest, que se celebra el primer fin de semana de julio, y que atrae a nada menos que a unos 25.000 asistentes.
Toda una serie de pinceladas y de elementos de reflexión sobre una comarca, A Mariña que, en el norte de Lugo, de Galicia y de la Península, se debate por ir encontrando su propio norte, aprovechando todas las oportunidades que le brindan tanto sus circunstancias actuales -aunque sean de crisis- y, sobre todo, sus recursos y sus posibilidades. Un norte que sólo serán capaces de lograr si a su esfuerzo se le añade el apoyo de las administraciones superiores, que tienen ante sí la tarea de articular ese “resurrection fest” que necesitan nuestras gentes y nuestros territorios.@mundiario