China hacia el transporte verde

Tren alta velocidad.
Tren alta velocidad.
Una pregunta ingenua: ¿podemos aprender algo de China, o todavía no?.
China hacia el transporte verde

Es una gran noticia que la Administración Biden haya devuelto a Estados Unidos al acuerdo de París. El gigante americano se une así al asiático y al europeo en la reducción de las emisiones de CO2. Esperamos que las tres potencias globales se comprometan en políticas, medidas y presupuestos concretos para hacer efectivo ese acuerdo.

China, lo hemos expuesto recientemente, está dando pasos de gigante como líder absoluto en todas las energías limpias. Y quiere dar esos mismos pasos como líder del transporte “verde”. El transporte, se calcula, es el responsable de la contaminación del aire en cerca de un 30%. Y China, siendo la primera potencia mundial en casi todas las modalidades de transporte que se mueven con energías fósiles altamente contaminantes, quiere liderar el salto al transporte verde.

Para el objetivo de descarbonización total en 2060 es imprescindible dar ese salto; es decir, transformar toda la flota actual de vehículos de transporte terrestre, fluvial, marítimo y aéreo, en vehículos “verdes”, y a buen ritmo: un gran reto para un período de sólo 40 años. Es un salto incuestionable: los vehículos eléctricos reducen, en un 70% (en todo su ciclo de fabricación y funcionamiento, y según las ratios actuales de producción de energía) el consumo  de carburantes fósiles, y posiblemente lo mismo el  hidrógeno como carburante. Un reto gigantesco de inversión y de transformación tecnológica, que China se propone desarrollar en sólo 40 años. China se ha puesto a ello, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, de los informes de Bloomberg  y de otras fuentes.        

Los vehículos eléctricos  

En 2019 más de un 50% de los coches eléctricos del mundo circulaban por China, aunque en 2020 bajó a un 42%. En 2019, por ejemplo, se vendieron 1,2 millones, frente a los 1,05 millones en el resto del mundo; en 2022 se espera que sean cinco millones en China, a no ser que la reducción de incentivos a la adquisición de este tipo de vehículos que está aplicando el gobierno haga que quiebre esa tendencia: como parece haber ocurrido entre 2019 y 2020. Y todavía son cifras ridículas: el objetivo para 2040 es que el 60% de los coches producidos en China sean eléctricos: es decir 300 millones de una flota que, en esa fecha, superará los 500 millones en China.  Para 2030 el objetivo es, además, un millón de coches con baterías de hidrógeno. En China, quizá más que en ningún otro país, estas decisiones dependen del Gobierno, que debería proceder con urgencia. Insistiremos en ello al abordar la “electrificación” del resto de vehículos.          

En cuanto al coche eléctrico y autónomo hay ya 200 modelos en el mercado con tecnología 5G, GPS, baterías de hidrogeno o litio, y autonomía entre 385-666 kilómetros. 

 Shenzhen, un modelo a seguir

Con 12 millones de habitantes, y 22 millones en el área metropolitana, Shenzhen es uno de los tres “silicon valley” de China y sede, entre otras grandes multinacionales y tecnológicas, de BYD, el mayor productor baterías y de coches eléctricos del mundo. 

Y se ha convertido en la primera ciudad del mundo con un transporte urbano totalmente limpio: 22.000 taxis y 17.000 autobuses urbanos eléctricos: prácticamente el 100% de ambas flotas. Para lograrlo, las autoridades han contribuido con la subvención del 50% del coste de cada autobús, por ejemplo.

¿Un modelo para toda China?

Hay otras trece grandes ciudades que quieren copiar el modelo de Shenzhen: el ayuntamiento de Pekín, por ejemplo, calcula que necesitará una inversión de 1.300 millones de dólares para “electrificar” su flota de 70.000 taxis, aunque aún sin fecha para ello. Shanghai, con sus 26 millones de habitantes, se ha marcado como objetivo igualar a Shenzhen “electrificando” todo su transporte urbano para 2021: objetivo que a estas alturas se nos antoja inalcanzable.

El salto general al taxi eléctrico puede ser rápido: hay cientos de modelos diferentes en el mercado. El más avanzado de ellos es el desarrollado por BYD, con asistente de voz, volante inteligente, y otros avances, y que está previsto que pueda llegar a un gran número de compañías de taxi a finales de 2021.

En cuanto a autobuses eléctricos, a finales de 2020 circulaban ya  en China 700.000: el 95% del mundo, con 100.000 más cada año; pero esas cifras tan espectaculares aún no llegan al 11% del total de la flota china. 

Autobuses eléctricos autónomos circulan ya en parques recreativos e industriales, en recintos cerrados. Baidu –el “google” chino-, ha desarrollado un modelo de gran éxito.

El tren sin vías, que circula sobre líneas punteadas pintadas virtualmente en el suelo, con cientos de sensores, está en experimentación en Zhuzhou (Hunan) para transporte urbano:  de construcción notablemente más económica y sencilla que el metro urbano, si se logra habilitar para él espacio propio segregado y se puede generalizar, será un gran apoyo al transporte urbano verde.

Las motos eléctricas invaden las ciudades

Son 300 millones, con un crecimiento anual de 16 millones. Y otro parque similar de motocicletas contaminantes, cuya producción disminuye drásticamente por la nueva ley de 2019 y porque hay ya en el mercado más de mil modelos de motocicletas eléctricas.

La electrificación de la gama de vehículos de transporte de mercancías va más lenta, en un parque como el chino de casi 400 millones de vehículos de carga. La tendencia a la electrificación es clara: hay en el mercado oferta de cientos de modelos de camiones y varios miles de modelos de camionetas y furgonetas eléctricos, para diversos volúmenes de carga y tipos de mercancía.

Para camiones de gran tonelaje la opción preferida tiende a ser la pila de combustible de hidrógeno: en 2030 el objetivo es el millón de vehículos de hidrógeno y mil estaciones de carga de este combustible.

En cuanto a los puntos de carga eléctrica, en 2020 había medio millón en China y, en alguna provincia como Shandong, el objetivo de su gobierno es contar con 100.000 más. 

Urge una profunda transformación tecnológica        

Habrá que “electrificar”, también, todo el trasporte fluvial (150.000 vehículos), y la mayor flota pesquera del mundo, y las grandes navieras chinas, entre ellas, Cosco, la mayor a nivel mundial, así como el tráfico de seis de los diez mayores puertos del mundo.

Todo un reto, frente al que se están dando algunos primeros pasos: el barco eléctrico mayor del mundo en las Tres Gargantas, o el crucero “eléctrico” del Rio Perla, son dos significativos ejemplos de esos primeros pasos.

¿Y la “electrificación” de toda la maquinaria agrícola?

China es el mayor productor agrícola del mundo, con explotaciones agrícolas mecanizadas en un 70%: más de siete millones de tractores, 100.000 cosechadoras de todo tipo, así como millones de otras máquinas. La tendencia es clara, con la existencia ya de más de 5.000 fabricantes de tractores eléctricos y 2.300 modelos de cosechadoras eléctricas de todos los tamaños, modalidades y prestaciones.

La electrificación de todo ese ingente parque va a ser rápida, porque, además, el coste del combustible baja sensiblemente, dato muy importante para el agricultor. Incluso hay un centenar de prototipos de tractores y cosechadoras eléctricas y autónomas, de conducción remota.

El ferrocarril ya es verde

Con 150.000 kilómetros, China dispone de la segunda red del mundo en extensión, que se convierte en la primera en tecnología, con más de 40.000 kilómetros de alta velocidad/velocidad alta, y con líneas técnicamente tan difíciles como la de Tíbet: es una red en expansión tanto en extensión como en avances tecnológicos. Y China está ya experimentando el tren autónomo, en diversas fases de realización:          

El primer tren autónomo de alta velocidad del mundo conecta las ciudades Beijing, Yanqing y Zhangjiakou, anfitrionas de los Juegos Olímpicos de invierno de 2022: un tren inaugurado en diciembre de 2019. Y que supone pasar de un trayecto de tres horas una duración de tan solo 47 minutos; completamente autónomo, con 2.718 sensores, y equipos de redes 4G y 5G. Con robots inteligentes que guían a los usuarios en las estaciones e incluso transportan su equipaje. 

El nuevo modelo de tren Maglev, de levitación  magnética, con hasta 600 km/h, para las líneas Canton- Shanghai y Canton-Pekin, pretenden comenzar a fabricarlo en el actual 2021, con la intención de reducir el tiempo de recorrido a poco más de la mitad que un tren convencional de alta velocidad. 

Para rizar el rizo podemos citar algo que se está experimentando: la autopista solar entre Hangzhou y Ningbo, dos grandes ciudades al sur de Shanghai, con seis carriles. Una experiencia piloto de 160 kilómetros, dotada de paneles solares a lo largo del trayecto, para recargar las baterías.

¿Alguna conclusión?

Sólo una pregunta ingenua: ¿podemos aprender algo de China, o todavía no? @mundiario

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