China lanza un plan para el control del clima

Nubes.
Nubes.

Se trata de un doble empeño de “sembrar nubes” y de generar, por procedimientos artificiales, lluvias y nevadas.

China lanza un plan para el control del clima

El año 2025 supone una fecha mágica para diversos planes de China. De esa forma, la convierte en el primer hito de su Proyecto “Made in China”. Pero también lo establece como referencia y horizonte inmediato de su plan del control del clima.

Aunque el sistema de influir para la provocación de lluvias no es nuevo en el mundo, donde se ha ido practicando puntualmente desde su descubrimiento en 1946, China anunció oficialmente en su Consejo de Estado, en diciembre de 2020, que para 2025 cubriría la primera fase de su programa de control de lluvias en un área de 5,5 millones de kilómetros cuadrados: algo más de la mitad de su superficie total. Dentro del área considerada, trabajarán en alrededor de unos 600.000 kilómetros cuadrados para la supresión del granizo.

Se trata, pues, de un doble empeño de “sembrar nubes” y de generar, por procedimientos artificiales, lluvias y nevadas. Los objetivos declarados del plan pretenden:

> Favorecer la producción agrícola.

> La prevención de desastres.

> La gestión de temperaturas y sequías perjudicialmente altas.

> Y dar respuestas de emergencia a incendios de bosques y de campos de pastos.

Un sistema ya probado en China

China ya usó el sistema un poco antes de los Juegos Olímpicos de 2018, para que la lluvia acabara con la contaminación y se pudieran celebrar los juegos con el ambiente limpio. El sistema clásico de lanzar yoduro de plata o nitrógeno liquido a las nubes para provocar la lluvia. E incluso hielo seco o sal.

En 2017 ya realizaron un proyecto a tres años al noroeste del país, con la inversión de 170 millones de dólares para la construcción de cuatro aviones adaptados a esa tarea, y para realizar novecientos lanzamientos de cohetes para “sembrar nueves” y provocar lluvia.

La siembra de nubes, mediante sistemas láser que extrae electrones de los átomos del aire para formar radicales de hidroxilo: estos radicales fomentan los dióxidos de sulfuro y nitrógeno en partículas que favorecen el aglutinamiento de gotas de agua. Al parecer, los únicos condicionantes necesarios para que se produzca dicho proceso es la presencia de humedad y aire ascendente.

Anteriormente, China experimentó -al parecer con éxito- mediante la instalación de 600 cámaras de combustión diesel a lo largo del Tíbet (con una altitud media de más de 4.000 metros y con vientos ascendentes) para difundir vapor de agua en las condiciones requeridas.

Se trata de un proyecto, con pruebas previas dentro y fuera de China, cuya única aportación novedosa, pero muy importante, es su implantación en un vasto territorio, que alcanza a la mitad de todo un subcontinente.

Un proyecto semejante tiene, sin embargo, especial importancia en un país en el que la escasez de agua es notable, y donde -por otra parte- las lluvias naturales en algunas zonas del país generan de modo bastante habitual inundaciones y catástrofes.

Cuando el Consejo de Estado chino anunció el Plan, se afirmó también que en 2035 consideraban que el proyecto estaría maduro para poder implantarse a nivel global. @mundiario

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