Mi país imaginario, en el 70º Festival de San Sebastián

Fotograma de Mi país imaginario / Patricio Guzmán
Fotograma de Mi país imaginario. / Patricio Guzmán
El aclamado director chileno Patricio Guzmán ofrece con este magnífico documental una página de la historia reciente de su país.
Mi país imaginario, en el 70º Festival de San Sebastián

Asisto por primera vez al Festival Internacional de Cine de  San Sebastián y lo hago, además de para cumplir un sueño, para reportar para los lectores de MUNDIARIO, mis impresiones, principalmente, sobre la Sección Horizontes Latinos, el cine de Nuestra América, que tiene un puente, una ventana para mostrarse en este certamen.

Conocí a Patricio Guzmán, actualmente con 81 años, cuando después de estar detenido en el Estado Nacional de Santiago de Chile, durante el golpe militar de Pinochet en 1973 al gobierno legítimamente elegido de Salvador Allende, pudo salir del país y sacar clandentinamente, gracias a manos amigas,  el material filmado durante los tres años de gobierno de la Unidad Popular, para editar con su compatriota Pedro Chaskel, en el Instituto Cubano de Cine, en la Habana, su monumental obra “La batalla de Chile” (1975), de tres capítulos, en los que mostraba cómo los militares con el apoyo del gobierno norteamericano, frustraron el deseo de cambio y la esperanza de un futuro mejor.

La filmografía de Guzmán es un ejemplo emblemático de lo que es el mejor cine documental político, vinculado a la memoria y a la historia, y es curioso cómo él a pesar de vivir en París, piensa siempre en su país, y ha vuelto allí para rodar obras como “Botón de nacar”, Nostalgia de la luz, y la Cordillera de los sueños.

Ahora presenta, estrenada en mayo en el Festival de Cannes de este año, aquí en Donostia, y a 12 días de que la sociedad chilena rechazó el proyecto de una nueva Constitución, “Mi país imaginario”, que trata sobre el proceso previo a este plebiscito.

Se inicia con las masivas protestas populares iniciadas en octubre de 2019, brutalmente reprimidas por la policía y los militares del gobierno de Sebastián Piñera, lo que fue una explosión social, donde un millón y medio de personas se manifestaron en las calles de Santiago pidiendo más democracia, una vida más digna, una mejor educación, un mejor sistema de salud y una nueva Constitución,  sigue con la victoria electoral del nuevo presidente Gabriel Boric y el trabajo de la comisión constituyente.

La cámara está en el epicentro de este volcán social. Y con el uso de una emotiva narración cinematográfica, Guzmán muestra lo sucedido de una forma auténtica, y un montaje que incluye testimonios, todos de mujeres, clarificadores de la causa de la protesta. Son 40 años de frustración, a pesar de los gobiernos que han pasado después de la salida de Pinochet.

El documental es un homenaje al pueblo chileno, a esa parte del pueblo chileno, que cansado de opresiones, y de las tremendas desigualdades, levanta su voz indignada en defensa de un país mejor. Es también, y especialmente un homenaje a las mujeres de todos los sectores: estudiantes, comuneras, artistas, sanitarias, fotógrafas, periodistas, deportistas, docentes…que transmiten sus vivencias, análisis y esperanzas.

La voz de Patricio Guzmán, una voz cálida, serena, precisa y poderosa, nos recuerda la experiencia con Salvador Allende, con imágenes de archivo, y que su trabajo con la memoria de su país, es su vivencia emocional permanente, como persona y cineasta.

Una ovación cerró la proyección de “Mi país imaginario”, en la Sala 2 del Kursal, que contó con la presencia del embajador chileno en España y de la productora del filme. A pesar del rechazo a la nueva Constitución, las vías de cambio siguen abiertas en Chile.  @mundiario


Los lectores de MUNDIARIO pueden conocer los otros filmes que integran la Sección de Horizontes Latinos en este link.

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