Una de las testigos de las obras del Padre Llanos habla de su relevancia en la actualidad

Cristina Almeida. /Película
Cristina Almeida. /Película
Cristina Almeida ha participado en el largometraje documental sobre el Cura Llanos, dado que le conoció, colaboró con él en una campaña de alfabetización en El Pozo, y pasó un verano trabajando en una iniciativa de Llanos; el SUT: Sindicato Universitario de Trabajo.
Una de las testigos de las obras del Padre Llanos habla de su relevancia en la actualidad

Un hombre sin miedo es el nuevo documental de Juan Luis de No sobre el Padre Llanos, un cura revolucionario que luchó por los derechos y bienestar del Pozo del Tío Raimundo (Madrid). Para profundizar en su historia, el proyecto ha entrevista a 21 testigos directos de las obras de Llaos, una de ellas Cristina Almeida, a quien se le ha cuestionado qué piensa acerca de si la persona de Llanos tiene o no actualidad suficiente como para interesar a generaciones que no llegaron a conocer su existencia.

-¿Qué sentido tiene hoy día hacer una película sobre José María de Llanos? ¿Qué puede aportar a quienes no conocen su figura?

Cristina Almeida: Para mí Llanos fue una experiencia definitiva en mi vida. El conocerle en primero de Facultad, e irme a una campaña de alfabetización -que empecé en el año 1961-. Primero me fui con el SUT a Granada, y luego en el invierno del 61-62 estuve en El Pozo con la campaña de alfabetización; y haciendo chabolas para los extremeños y andaluces que venían allí…

Y ver toda la lucha de El Pozo. Mucho más tarde estuvimos juntos, Llanos y yo, en el primer congreso del PCE en la legalidad, pues nos pusieron como figuras históricas allí, presidiendo.

Por eso te digo que tuve mucha relación con él. Incluso me dijo de broma: “nos hacemos novios, aquí en esta presidencia”. Para mí fue una persona muy definitiva. Incluso se ha hecho una biografía muy buena sobre él.

-Sí, la de Pedro Miguel Lamet. Una buena parte de la película ésta está bastante basada en esta biografía.

Cristina Almeida: Para mí, la relación con Llanos fue mi compromiso social definitivo, y fue el primer choque que tuve con la realidad. En medio del choque de entrar en la universidad -que mis padres hicieron el esfuerzo de darme esa oportunidad-, el de encontrarme con el Servicio Universitario de Trabajo, creado por Llanos, donde estaban metidos todos los rojos… Yo me acuerdo de Maravall, Carlos Romero, Juan Aguirre… El SUT de mi facultad lo atracaron una noche los fachas, por ejemplo.

Y Llanos fue determinante para crear las condiciones de la lucha que se produjo en El Pozo para remodelar el barrio. Recuerdo que estuve dando una conferencia en El Pozo, en el nuevo Centro Social, y me decía a mí misma: ¡madre mía, qué diferencia con todo aquello del año 61!

 -Ahora se hace una película sobre José María de Llanos, y por edad puede haber mucha gente que se encuentre con ella, que no sabe quién era Llanos. Llanos murió en el año 93. Quisiera preguntarte cómo explicarías tú qué actualidad tiene una persona como Llanos en este momento del mundo y en este momento de España. ¿Puede aportar algo? ¿Le necesitamos de alguna manera para entender la vida, o para cambiar la vida?

Cristina Almeida: Para mí es fundamental. La gente que es indispensable en un tiempo lo es toda la vida. Eso ya venía en la obra de Bertol Brecht; aquellos de: “hay unos que luchan un día, etc., pero los indispensables son de toda la vida”. Creo que su personalidad y su actitud ante el mundo vale para toda la vida. Hay ejemplos de compromiso que lo adquieres una vez pero que lo mantienes toda la vida. Y eso se transmite siempre. Yo me imagino cómo estaría Llanos ahora, en El Pozo de ahora y con la situación de ahora. Imagino que, si estuviera allí el cura Llanos, dando ejemplo de vida, y con la generosidad que tenia de buscar siempre la gente más necesitada, no en un sentido pobre, sino de enriquecerlos personalmente…

Creo que personas como él son indispensables, y tienen vitalidad siempre. Y para mí el contacto con él hace más de sesenta años me ha valido para toda la vida. Y sigo comprometida en todas las cosas de mi tiempo, porque aprendí de él a comprometerme. Aprendí aquello de que había que cambiar el mundo. Y entonces estábamos en una situación distinta en plena dictadura… Pero cuando yo llegué a hacer la campaña de alfabetización, y cuando descubrí el mundo real, en Granada, en Alhama (un pueblecito entonces), conocí el mundo de los jornaleros: habíamos ido a enseñarles a leer y escribir: que yo siempre digo “no sé lo que les enseñé”, pero lo que aprendí no se me ha olvidado en mi vida.

Entonces ya aprendí que los ricos y los pobres no era una cuestión de Dios, sino de la hermandad de agricultores y ganaderos, lo que era el paro; lo que era elegir cada día a la gente en las plazas en los pueblos para ir a dar el jornal, y saber que el que no era elegido no comía ese día… Todo eso a mí me abrió un mundo que era desconocido, después de haber estado trece años en un colegio de monjas… Fue un choque de enriquecerme la vida. Por eso nunca me arrepiento de todo lo que aprendí con él, porque de lo que aprendí es de lo que estoy viviendo.

Me aportó esa disposición de apertura ante la vida, ante las cosas que no conoces. Y, sobre todo, de reaccionar ante la injusticia. A mí eso me ha quedado muy claro. Al principio dudaba si quería estudiar medicina, o psicología, después abogacía… Y a partir de esa experiencia me quedó muy claro: lo único que quería era terminar la carrera y defender presos políticos y trabajadores.

En cualquier tiempo la gente que se enfrenta a la realidad y que dice siempre la verdad es gente admirable, irrepetible. Por ejemplo, la gente que trabaja en una asociación de vecinos, esa gente que ha dado toda su vida allí, son gentes que en cualquier momento son indispensables.

-¿Consideras, entonces, que una película sobre Llanos, en este momento puede aportar a la gente inquietud, puede abrirle la mente, y puede ser útil?

Cristina Almeida: El otro día estuve en la presentación de un documental que han hecho, que se titula De interés público, que es sobre la lucha de los vecinos de Chamberí por conseguir el Parque del Canal de Isabel II, donde había hecho Esperanza Aguirre un campo de golf, nada menos… Y los vecinos, desde los colegios, desde todos los resquicios fueron desmontando todo el tinglado supuestamente legal que se había montado para llegar al campo de golf… Es un documental que te da un chute de energía enorme. Pues estoy convencida que una película sobre Llanos puede ser un chute de energía, no un recordatorio de vejez. Una muestra de que la lucha de los ciudadanos está por encima de los políticos incluso.

En esa presentación yo me acordaba de tanta gente que luchó en las asociaciones de vecinos, dirigentes vecinales, abogados, arquitectos, y que cambiaron Madrid. Pues en este caso, esa luca de los vecinos de Chamberí logró para el barrio el parque del Canal.

La película de Llanos puede ser otro chute de energía, para que los ciudadanos entiendan que la política no es la que determinan los políticos que se ponen, sino la intervención constante de los ciudadanos, y las personas que luchan por sus derechos y los hacen prevalecer. Una persona como Llanos, que en plena dictadura, siendo confesor de Franco, como fue, dejó todo para ir con la gente necesitada a luchar por los derechos sociales, claro que tiene una gran utilidad.

Una película, con ese punto de energía, y no de añoranza, puede tener una utilidad inmensa para remover conciencias, y para abrir esperanzas de cara a la transformación positiva del mundo.

https://www.goteo.org/project/un-hombre-sin-miedo

*Cristina Almeida se crio en una familia madrileña de clase media acomodada, de procedencia extremeña. Estudió Derecho, y ejerció su carrera como abogada laboralista, defendiendo a los trabajadores que luchaban por sus derechos laborales y sociales, y a quienes lucharon contra la dictadura franquista. Ya en la época estudiantil ingresó en el Partido Comunista de España, donde fue una figura señera, hasta que en 1982 fue expulsada con otros miembros destacados del PCE a quienes llamaban “renovadores”. Fue diputada de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, y nunca ha abandonado la lucha por las libertades públicas y sociales. En el verano de 1961 participa en las tareas del SUT (Sindicato Universitario del Trabajo), organizado por José María de Llanos para que los universitarios españoles conocieran la realidad del campo y de la clase trabajadora; y posteriormente participa en una campaña de alfabetización en El Pozo del Tío Raimundo.

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