Sánchez envuelve en un buen discurso pequeñas medidas para grandes problemas económicos

Pedro Sánchez habla ante el Congreso en presencia de Alberto Núñez Feijóo. / RR SS
Pedro Sánchez habla ante el Congreso en presencia de Alberto Núñez Feijóo. / RR SS
No solo hace falta más –mucho más– en materia fiscal, sino que es necesario un gran pacto de rentas. Aumentar la recaudación en 3.500 millones anuales poco puede resolver, aunque todo ayuda.
Sánchez envuelve en un buen discurso pequeñas medidas para grandes problemas económicos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abandera un impuesto a las grandes compañías energéticas; una tasa temporal sobre la banca, que aplica aumentos de tipos de interés a sus créditos, antes de que lo haya hecho el BCE; un aumento general de becas; bonificaciones a los abonos del transporte de cercanías, y el desbloqueo de un proyecto inmobiliario importante en Madrid en favor de la vivienda pública.

El periodista Xavier Vidal-Folch sostiene en El País que estas cinco "nuevas medidas estrella" guardan "un hilo conductor: su capacidad de impacto, con la evidente intención de que traspasen el caparazón que envuelve a la opinión (según reflejan las encuestas), en buena parte impertérrita hasta ahora ante la eficacia y la adecuación de las anteriores." Puede ser, pero la crítica situación económica de España requiere mucho más que un discurso formal y cinco medidas. Pedro Sánchez está envolviendo en una buena oratoria pequeñas medidas para grandes problemas económicos.

Recaudar 3.500 millones anuales –7.000 en dos años– no es suficiente para un país con déficit primario –2021 se cerró con un déficit público de ¡81.500 millones!– y un endeudamiento de 1,4 billones de euros. No solo hace falta más –mucho más– en materia fiscal, sino que es necesario un gran pacto de rentas. Pero hasta la vuelta del verano no habrá opción de negociar un pacto de rentas en España. Es algo importante, ya que es una de las dos armas necesarias en la guerra contra la inflación, hoy por hoy desbocada. La otra sería precisamente una reforma fiscal completa, pero el Gobierno decidió aplazarla “ante las dudas por la economía”. Unos por otros y la casa sin barrer.

Con el pacto de rentas se pretende que no suban excesivamente los salarios y que las empresas renuncien a parte de sus beneficios, sin elevar sus precios. Lo único que parece asegurado es que los pensionistas vean revalorizadas sus prestaciones, si se aplica la última reforma aprobada. Ya veremos cómo se pagan.

Otro ingrediente es el salario mínimo, cuya subida está comprendida en el pacto de rentas que abandera el Gobierno. La vicepresidenta primera para Asuntos Económicos, Nadia Calviño, admite un incremento, ya planteado por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien se sumó a la propuesta de UGT, que reclama una segunda subida este año ante la espiral inflacionista.

Cuesta avanzar en los acuerdos políticos –poco menos que imposibles– y son cada vez mayores las diferencias entre empresarios y sindicatos, de ahí que estos no descarten un otoño caliente, no con una huelga general –sería injusta para sectores donde ya hay acuerdo–, pero sí con posibles paros parciales.

 

Sin consenso ante la crisis

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de coalición (PSOE y Unidas Podemos), es el primer jefe de un ejecutivo que gobierna sin el más mínimo consenso con el principal partido de la Oposición. Lo hace, además, en el peor momento de la economía en mucho tiempo, de modo que su fórmula es tan novedosa como arriesgada.

No siempre fue así. En la Transición, el entonces presidente Adolfo Suárez, con la ayuda de Enrique Fuentes Quintana, ideó un gran acuerdo social y político, de manera que los costes de la crisis se repartiesen de forma razonable según los históricos Pactos de la Moncloa, que hicieron posible asentar la democracia.

Sin los consensos –y las reconversiones– que exigía, en los 80, el ingreso de España en la entonces llamada CEE, el país no se habría modernizado. Sin el clima político de los 90, España no estaría en el euro. Sin los acuerdos para salir de la crisis de 2008, el PIB no se habría recuperado en 2018.

Un pacto PSOE-PP lo haría todo más fácil

Salir de una crisis inflacionista histórica como la actual sin pactos parece una osadía política, pero esta vez está lejos un pacto PSOE-PP, que lo haría todo más fácil. El 10,2% que marcó el índice de precios al consumo (IPC) en el dato adelantado de junio, que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), forzó a Nadia Calviño a reconocer que hay que trabajar ante “un escenario de inflación más persistente y elevada”, de ahí que el Gobierno proyecte revisar las previsiones macroeconómicas en octubre.

El socialista Felipe González estuvo en los Pactos de la Moncloa con la UCD y siguió buscando acuerdos con AP y el PP en los años donde más se notó la modernización económica del país. Las bases del actual Estado de bienestar están en las políticas que desplegó. Y José María Aznar, su sucesor, tampoco eludió los pactos. Del mismo modo que hizo González al darle continuidad a las políticas de Fuentes Quintana (UCD), Aznar supo aprovechar los cimientos puestos por Pedro Solbes (PSOE) para orientar los aciertos atribuidos finalmente a Rodrigo Rato (PP). @J_L_Gomez


Billetes de euros. / 123rf.com
Billetes de euros. / 123rf.com

AL ALZA

Los salarios

Los sindicatos UGT y CC OO proponen establecer un incremento salarial del 3,5% para 2022, del 2,5% en 2023 y del 2% en 2024, con cláusulas de revisión para corregir las cuantías finales que se deriven de una inflación ahora desbocada. Pero la patronal CEOE no acepta ese planteamiento. Admite que hay que subir los salarios –“claro que sí”, dijo su presidente, Antonio Garamendi–, pero sin indexar los salarios a la inflación. Este mes no fue posible el acuerdo y toca esperar a septiembre.

A LA BAJA

Los convenios

¿Habrá otoño caliente este año? Desde las movilizaciones del Primero de Mayo se está viendo que sí. “Las organizaciones sindicales tenemos que movilizar a los trabajadores que están con los convenios bloqueados, para que se llenen las calles, para que las fábricas y los centros de trabajo paren y consigamos romper esta barrera que nos impide poder mantener los salarios”, admite Pepe Álvarez, secretario general del sindicato UGT. Se descarta, en cambio, la convocatoria de una huelga general. @mundiario


Pedro Sánchez junto a sus tres vicepresidentas. / RR SS
Pedro Sánchez junto a sus tres vicepresidentas. / RR SS

PROTAGONISTAS

Pedro Sánchez

Presidente del Gobierno

La inflación, históricamente, se ha llevado por delante a muchos gobiernos. El suyo podría no ser una excepción, de ahí la importancia del acierto de su vicepresidenta económica en la dirección del diálogo entre empresarios y sindicatos. Pero no solo.

Alberto Núñez Feijóo

Presidente del PP

“Sería bueno atemperar el incremento de las rentas, pero el primero que debería dar ejemplo es el primer empleador del país, que es el Gobierno”, dijo el líder de la Oposición, que apuesta por recortar el gasto público y reducir la burocracia.

Nadia Calviño

Vicepresidenta del Gobierno

Es partidaria de que los márgenes empresariales “no se amplíen” y de que los salarios crezcan “de manera moderada”. Plantea un acuerdo a tres años, vista, hasta 2025, con subidas del salario mínimo, ahora de 1.000 euros mensuales en 14 pagas.

Yolanda Díaz

Vicepresidenta del Gobierno

En el estreno de Sumar, defendió “un nuevo contrato social” para "ensanchar la democracia” en España. Se inspira así en el catedrático de economía Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social y consejero nato del Consejo de Estado. @mundiario

 

 

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