Rúas de Compostela, la ciudad de la piedra trabajada

Recorrido por las rúas de Santiago. / Juan Ramón Baliñas

Una vez cumplidos los requisitos de la peregrinación, como visitar la tumba del apóstol, la misa del peregrino o la recogida de la Compostela, los peregrinos visitan la ciudad.

Rúas de Compostela, la ciudad de la piedra trabajada

El recorrido mañanero por Santiago es muy gratificante, la ciudad mantiene en su parte antigua toda la personalidad de siglos: ciudad de piedra, con sus grandes plazas y rúas.

Un recorrido callejeando por la Compostela de arte, turístico, popular, mientras algunos peregrinos realizan las típicas compras: souvenirs como medallas, llaveros, conchas de vieira, insignias, artículos textiles o de cerámica con detalles de la peregrinación, después, a la hora del vermut, entran en los numerosos bares donde degustan, en las típicas tazas, “o viño do ribeiro”.

El recorrido por las rúas de Compostela, paseo peatonal del casco antiguo, es de los más bonitos que una ciudad nos puede ofrecer, una ciudad fascinante, conjunto románico y barroco mejor conservado de Europa.

Santiago presenta un aspecto de fiesta continua, animada por los estudiantes durante el curso, y por los diversos grupos de peregrinos que llegan a la ciudad, tiene numerosos monumentos para visitar.

Rúa do Villar, en Santiago. / Xurxo Lobato

Rúa do Villar, en Santiago. / Xurxo Lobato

El románico además de la catedral, está presente en la Iglesia de Santa María Salomé y en la Colegiata de Santa María la Real del Sar. Se deben visitar el Monasterio de San Martiño Pinario, la Iglesia de San Martiño, con su fachada plateresca de 1590; el Convento de Santo Domingo de Bonaval, con su escalera de caracol obra de Domingo de Andrade; el Colegio de Fonseca, entre tantos monumentos de esta ciudad a la que siempre se desea volver para sentir el placer de recorrer sus rúas, ya de por si un monumento.

A la hora de realizar la comida-cena los peregrinos se dirigen al mesón A Charca, en la rúa do Franco, francos se les llamaban a todos los peregrinos en la Edad Madia aunque no fuesen franceses. El menú es el tradicional en estos casos: vieira regada con buen vino  albariño y merluza a la gallega en ajada, de postre tarta de Santiago, no faltaría más.

La visita a Santiago toca a su fin, los peregrinos se acercan hasta el Paseo da Ferradura las primeras luces de  Compostela comienzan a encenderse, mientras el misterio de la noche gallega se extiende por la ciudad de la piedra trabajada.

El peregrino recorre pensativo las calles de la noche compostelana, mientras respira satisfecho y empieza a hacer planes para el año que viene, siente el deseo de volver a realizar otra ruta del Camino, para volver a encontrarse con su interior,  para tratar de entrar por la puerta de la nueva vida. @mundiario

(Continuará)

Comentarios