Al final del Camino de Santiago, Compostela, una ciudad mundializada

Vistas de Santiago de Compostela. / RR SS
Compostela es Patrimonio de la Humanidad y meta del Camino de Santiago.

Santiago, su centro histórico-monumental, con su fundamental icono, la Catedral y su obra cumbre el Pórtico de la Gloria, son hoy, a decir de los millones de visitantes, un importante motivo de la peregrinación o del viaje.

Al final del Camino de Santiago, Compostela, una ciudad mundializada

La conjunción de arte e historia nos permite hoy contemplar una pluralidad de Compostelas. En palabras del profesor Filgueira Valverde,  la inicial Compostela monacal nacida del descubrimiento-invention de los restos del Apóstol, dio paso enseguida a la Compostela románica. El monasterio se convierte en urbe de peregrinación, al final del Camino de Santiago; de comerciantes y artesanos que con el paso del tiempo alumbrará la Compostela del gótico; la Compostela del humanismo plasmado en el estilo plateresco; la ciudad barroca, y la Compostela neoclásica, convirtiendo la ciudad en un auténtico mosaico artístico en el que se funden obras relevantes de todos los estilos arquitectónicos.

Pero tenemos, además, una Compostela más reciente. La Compostela romántica en la que el arte arquitectónico, elemento conformador urbano, deja paso al Resurgimiento. Un momento histórico en el que la piedra cede ante las palabras, las ideas y los sentimientos, como nuevos materiales de construcción monumental en el campo de la historia y de la literatura, dando a Santiago una nueva dimensión.

En palabras de don Ramón Otero Pedrayo, Santiago forja su destino gallego, español y universal en la fe, en el arte y en la cultura. Una ciudad mundializada que bascula entre una Europa que ayuda a motivar histórica y culturalmente, hoy necesitada de un reforzamiento de su estructura jurídico-política vertebradora, y una América  en ebullición, en la que Santiago aparece sincretizado al lado de las grandes culturas indígenas.  

Santiago, su centro histórico-monumental, con su fundamental icono, la Catedral y su obra cumbre el Pórtico de la Gloria, son hoy, a decir de los millones de visitantes, un importante motivo de la peregrinación o del viaje. Como dice Xerardo Estévez,  arquitecto y exalcalde de Compostela, “la razón de ser de Santiago también está fuera de su contorno. Ante la llegada de gentes de todo el mundo, su fisonomía, sus habitantes, transmiten hoy la esencia renovada de una ciudad milenaria, de  una ciudad histórica, que almacena memoria y olvido, realidad y secretos”, pero que mira al futuro.

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