Diario de un peregrino: Estella-Laguardia, 5 de mayo

Peregrino pescando. / FrAn LaREo para Mundiario
Peregrino pescando. / FrAn LaREo para Mundiario

Cuarta jornada de los Bicigrinos 2019, también conocidos como Hidrolito Compostelano.

Diario de un peregrino: Estella-Laguardia, 5 de mayo

Nos levantamos animosos porque el día en Estella es luminoso, sin nubes ni predicción de lluvias y con una temperatura primaveral. Los bicigrinos guardan en la maleta la equipación de lluvia y emprenden la jornada con entusiasmo.

La primera parada se realiza en el Monasterio de Santa María de Irache,  situado en la falda de Montejurra. En el conjunto, con edificaciones medievales, renacentistas y barrocas, destacan los dos claustros, el  de estilo plateresco ya está  restaurado, la gran iglesia del siglo XII, el edificio que albergó la Universidad de Iratxe en el siglo XVII, sala capitular y refectorio, entre otros. El conjunto monumental, hoy propiedad del Gobierno de Navarra, se encuentra en proceso de rehabilitación y la Iglesia no está abierta al culto. La sala capitular ha sido habilitada como capilla, preside una copia de la talla original de la Virgen de Iratxe, cuyo origen es el siglo XII y que actualmente se encuentra en la Iglesia de Dicastillo.

En la localidad de Sorlada, a 12 km. de la villa de Los Arcos, situada en un elevado altozano, se encuentra la Basílica de San Gregorio Ostiense. Lugar de belleza sin igual desde el que se contempla el amplio valle en el que está enclavada la villa indicada y toda la sierra de la Demanda, con sus crestas nevadas del Moncayo y Valdezcaray. En la soledad de aquel lugar me pregunté quién y por qué elevaría semejante templo. La respuesta llegó rápida y por casualidad. Apareció un lugareño al que saludé y pedí información sobre el lugar; rápidamente se ofreció a abrir la iglesia y las dependencias anejas, pues era el presidente de la cofradía encargada de su custodia.

Y me contó la siguiente historia. A principios del siglo XI la zona sufrió las terribles consecuencias de una plaga que asolaba las cosechas. La Iglesia se dirigió al Papa Benedicto IX para pedirle el envío de un hombre de Dios que pudiera ayudarles. Y llegó a estas tierras Gregorio el Ostiense. Los resultados de sus plegarias surtieron efecto y desde ese momento los lugareños le veneraban; se quedó definitivamente en España y murió en Logroño.

Y aquí viene la curiosidad: ordenó que, al morir, su cadáver fuera cargado en un burro y que su cuerpo fuera enterrado en el lugar en el que el animal se detuviera. Y, según la historia, parece que el jumento se detuvo en este altozano apartado del mundanal ruido. Primero se elevó un modesto templo y en el siglo XVIII se inició la construcción del actual, en recuerdo a San Gregorio Ostiense.

La Iglesia tiene una gran bóveda con ocho vidrieras, y en sus muros laterales, unas pinturas recogen con detalle la vida del santo. Tiene como dependencia auxiliar una hospedería para quienes venían a venerar a San Gregorio, con su horno de pan, aljibe, cuadras y otras piezas. En el desván se exhiben unas magníficas maquetas elaboradas por un religioso, que reproducen templos como las catedrales de León y Santiago, los monasterios de Suso y Yuso, las iglesias de Frómista, Santa María de Nájera, Los Arcos, Eunate y Sancti Espiritus de Roncesvalles, entre otras.

La siguiente parada tuvo lugar en Los Arcos, para visitar la Iglesia de Santa María . Tuve la suerte de encontrarme con un jubilado-voluntario que me hizo reparar en algunos detalles importantes del templo. Su origen se remonta al siglo XII y en su interior recoge estilos tan diferentes como plateresco, en la puerta de entrada, románico, gótico flamígero, de un retablo, y el barroco del colosal altar mayor. También hizo que fijara mi atención en el colosal órgano, considerado entre los diez mejores de Europa que se encuentran en funcionamiento. Finalmente me invitó a asomarme al claustro, porque se iniciaba la Santa Misa y ya no podría recorrerlo. Mi impresión fue  enorme cuando al salir el oficiante se iluminó total y espléndidamente el retablo barroco, reluciente, imponente, y, simultáneamente, empezó a sonar el órgano. Cuando los asistentes iniciamos el canto “Alegre la mañana que nos habla de ti”, con el acompañamiento del majestuoso sonido del órgano, me embargó la emoción. Sentí en mi interior algo nuevo: una compenetración con el ambiente de religiosidad y fraernidad que se respira en el Camino.

Terminamos la jornada en la localidad de Laguardia, considerada como la capital vitivinícola de La Rioja alavesa.

Los Bicigrinos recorrieron 55 km -60 % por caminos y 40 % por carretera-, superaron 877 metros de desnivel acumulado, se mantuvieron durante cuatro horas y media en la bicicleta.

Ahora llega otro día de emociones y enriquecimiento religioso, cultural y medioambiental. @mundiario

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