Compostela: El final del Camino de Santiago (28)

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Iglesia de San Martiño. JRB

Llamativa es la fachada de la Iglesia de San Martiño Pinario, un impresionante retablo de altar con imágenes en sus tres cuerpos. Ingeniosa la excavada escalera en piedra de doble entrada.

Compostela: El final del Camino de Santiago (28)

- La Iglesia de San Martiño Pinario.

La iglesia se comenzó en 1590 por dos arquitectos, el portugués Mateo López y el maestro González Araujo.

La fachada es de estilo plateresco, con estructura de retablo terminán­dose en 1652, de tres cuerpos adornándose con 20 columnas estria­das y 15 imágenes entre los intercolumnios bajo doseles, consiguiendo un retablo de altar del renacimiento.

En el primer cuerpo a la izquierda, los profetas Isaías y Jeremías y, a la derecha de la puerta, los Apóstoles San Pedro y San Pablo, en los medallones Aarón y Moisés.

En el segundo cuerpo siete imágenes, la Virgen en el centro, a ambos lados, San Benito y San Bernardo y después otros santos benedictinos.

En el tercer cuerpo la ventana elíptica, "ojo de buey" muy lograda, rodeada de los bustos de los evangelistas y, entre las columnas, las imágenes de los doctores de la Iglesia, San Jerónimo, San Agustín, San Ambro­sio y San Gregorio.

En medio del frontón busto de Dios Padre y en el tímpa­no, adosado, San Martín a caballo dando la mitad de su capa a un mendigo.

El nivel de la iglesia está más bajo que el de la plaza, inicialmente el acceso al templo era por escalera interior pero en 1771 se realizó la actual de Fray Manuel de los Mártires, una escalera de doble entrada de piedra, excava­da en el exterior de la iglesia, muy ingeniosa, obligando a bajar la puerta de la iglesia primitiva dejando arriba una ventana semicircular, en la puerta de entrada unas máscaras.

El interior de la iglesia es de planta de cruz latina proyectada por Ginés Martínez en 1611, sorprende por su grandiosidad, por su alta bóveda de cañón con falsos casetones en la nave central, a la que dan las capillas laterales que se comunican entre ellas por medio de arcos de medio punto, habiendo intervenido los arquitectos Peña del Toro, Domingo de Andrade y Melchor de Velasco, los balcones que recorren la iglesia y el coro alto, son de Fray Tomás Alonso.

El Altar Mayor es el más logrado del barroco gallego, proyectado por Casas y Novoa lo realizó Miguel Romay en 1730, superando su composición al de la Catedral, de doble cara, cuatro columnas doradas con sarmientos, en medio el Sagrario con un crucifijo encima, muy abierto en su parte baja, después con el baldaquino empieza la ornamentación barroca, pintado de purpurina los adornos de frutos, de estatuas, con Santiago a caballo, San Martín, San Millán de Silveira y el escudo de España, los relieves laterales son de Gambino año 1766, una composición muy acertada.

En el transepto, altar de San Benito, está la imagen de San Francisco con el cesto de peces en la mano del escultor Ferreiro. El retablo mayor por delante del gran coro, es obra del maestro Mateo del Prado, un presbiterio grande muy notable, donde se colocó la sillería del coro bajo, tallas en madera de nogal de estilo renacentista in­fluenciado por el barroco.

Son tres cuerpos con treinta y cinco sitios de variada ornamentación estando representados la historia de la Virgen en los respaldos, en el segundo cuerpo encima del respaldo, se representan en figuras de gran tamaño, más de cuarenta Santos y profetas.

En el tercer cuerpo en forma de dosel sobre los anterio­res con 49 entrepaños, se desarrolla la historia de San Benito y la orden benedictina, cerrando el conjunto una crestería superior. Un colosal trabajo de talla que Mateo de Prado tardó en ejecutar siete años terminando en 1644.

La decorada cúpula de la sacristía la realiza Fernando de Casas y Novoa, aguantada por bóvedas de medio cañón, descan­sando en pilastras estriadas, todo decorado con casetones.

En la sacristía están las tallas de los evangelistas, de Ferreiro, y los Santos gallegos, San Rosendo y San Pedro de Mezonzo. @mundiario

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