Compostela: El final del Camino de Santiago (2)

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Plaza de la Inmaculada. / JRB.

Las cuatro plazas. La Catedral está rodeada por cuatro plazas delante de sus fachadas. Cada una en distinto nivel que consiguen un conjunto arquitectónico único.

Compostela: El final del Camino de Santiago (2)

- La plaza de la Inmaculada.

Se encuentra en el Norte de la Catedral, frente a la fachada de la Azabachería donde desemboca la calle Azabache­ría con algunos talleres de artesanía de este decorativo producto.

Antes se llamaba plaza "del Paraíso" por lo que representaba la fachada, la creación y pecado de Adán. Era el lugar de asiento de mercaderes que traficaban con los peregrinos por ser su entrada a la catedral, excepto en Año Santo.

La plaza se encuentra cortada por la calle Azabachería y los atrios de los grandes monumentos que la rodean: la cate­dral, el palacio arzobispal y el  Monasterio de San Martiño Pinario. Los monumentos rompen la estructura de lo que debía ser esta plaza, una conjunción del clasicismo.

En la plaza, la sobria y sombría fachada de la Catedral pugna por destacarse del monumento que tiene delan­te, "El Monasterio de San Martiño Pinario". A su vuelta, "La Iglesia de San Martiño" con su espectacular fachada.

Primera impresión:

El monasterio que ha sido Seminario Mayor tiene delante una triple escalera muy decorati­va. Todo el conjunto de estilo clasicista contrasta con el frontón barroco de lo alto, remate demasiado grande con un desproporcionado escudo que empequeñece la portada.

Desde la plaza de San Martín se observa la fachada de la Iglesia de San Martiño, un bello retablo de piedra, un altar, con la puerta y el llamativo ojo de buey en la ordenada fachada plateresca, después la escalera hacia abajo, la vidriera muy conseguida encima de la puerta, en lo alto San Martín reparte su capa.

El interior, al que se colocó unas elevadas escaleras para verlo de cerca, sirvió de inconmensu­rable marco para la exposición "Galicia no tempo" en el año 91.

Al final la calle Azabachería baja para unirse a la calle San Francisco. En el centro está "El Arco de Palacio" por el que se desciende a la plaza del Obradoiro.

En el atrio de la Catedral a la derecha unas tiendas de "souvenirs" rememoran a los comerciantes. Formando ángulo recto con la fachada de la Catedral está El Palacio de Gelmirez, sede arzobispal.

Primera impresión:

Visto desde el hostal, el torreón saliente y las ventanas rompen la uniformidad del muro del palacio medieval, delante de él observamos la puerta de entrada con escudo encima, otro escudo en el centro y la moderna galería superior.

En el interior el Salón de Fiestas donde los arcos de nervaduras cruzadas se apoyan sobre trabajadas ménsulas de las que parten tres arcos cruzándose dos con el anterior y siguiente de enfrente.

Anécdota:

Al pasar por debajo del llamativo "Arco de Palacio" se deben fijar en las ventanas de la pared del palacio, la primera es auténtica pero después sólo son pintadas simulándolas para equilibrar la decoración.

Volviendo atrás por la Azabachería, antes de llegar a la plaza de Cervantes, a la derecha está la "Vía Sacra": un lugar total­mente de piedra, un rincón que desciende entre la casa de la Parra y el convento de San Paio de Antealtares, un sitio para pararse para contemplar la gran explanada de la plaza de la Quintana, las escaleras donde los estudiantes toman el sol en las tardes compostelanas y al Torre del Reloj. @mundiario

(Continuará).

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