El Camino de Santiago pueblo a pueblo desde O Cebreiro (34)

Imagen del Apóstol. / J. R. B.

En Santiago de Compostela los caminantes continúan por la ciudad por un itinerario  muy señalado: es el Camino Francés en Compostela.

El Camino de Santiago pueblo a pueblo desde O Cebreiro (34)

Estamos en la Catedral de Santiago. Los peregrinos entran en la catedral tal como llegan, con la mochila y el bordón, las pupilas se van adaptando a la poca luz interior de la enorme catedral románica de la cristiandad, mientras empiezan a distinguir el interior, las tres esbeltas naves con 42 pilares, 116 arcos y más de 1000 capiteles. Se baja a la cripta, en el arca de plata están los huesos del Apóstol Sant-Iago, Iacobus en hebreo, y sus discípulos, momento para decirle algo al Apóstol peregrino.

Por el lateral derecho de la girola, suben a darle un abrazo a la imagen de Santiago del altar mayor, un abrazo de saludo, después encienden una vela en el lugar de las ofrendas,  imagen de Santiago matamoros, luego se acercan al fondo de la iglesia, hacia el “Pórtico de la Gloria”, esplendoroso conjunto de estatuas en piedra  que representa a Jesucristo en majestad, debajo el Apóstol peregrino lleva un letrero que dice:”Miset me Dómine”-el Señor me envió.

El “Pórtico de la Gloria” es para contemplarlo despacio, ponemos la mano en la columna parteluz, como desde hace siglos realizan diariamente todos los peregrinos llegados a Compostela, sobre un sitio desgastado por las huellas de los dedos, y decimos mirando al Apóstol Santiago: “Hasta aquí he llegado”.

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La primera sensación al despertarse es de alivio, hoy no tiene que recorrer treinta y pico kilómetros, después es de gozo: ha terminado la peregrinación, se ha llegado a Santiago, es el momento de hacer balance de estos días. Además de los albergues de Belvís, San Francisco y Monte do Gozo, en Santiago se puede descansar en el Hostal Suso, donde el popular posadero de O Castiñeiriño, recibe a los peregrinos como en él es norma y costumbre, dándoles un fuerte abrazo y una palmadota a cada uno, todo alborozado, diciendo- “manda carallo”-,Suso les enseña recortes de periódico y postales enviadas por otros peregrinos, les cuenta sus historias, el Hostal Suso, en la Rúa del Villar. Por la mañana no es necesario levantarse temprano, escuchan los ruidos mañaneros de la ciudad, tienen tiempo suficiente para arreglarse, antes de desayunar opíparamente sentados en la terraza de la calle.

Otros peregrinos pasan por delante con su especial vestimenta y su bordón, los que han llegado andando se les nota por la forma de colocar los pies en el suelo, es el ritmo que tienen que imprimir al cuerpo para evitar todo el peso del cuerpo, parece que van bailando una samba, un bamboleo, se necesitan varios días para recuperarse. Santiago es el mayor centro de peregrinación del mundo, pero algunos días los peregrinos pasan desapercibidos entre la multitud de turistas por la parte vieja de la ciudad, y no es tan agradable entre tanto visitante.

(Continuará)

 

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