Últimos días del verano político en manos de subalternos sin alternativas

Sequía por cambio climático
Sequía por cambio climático. / Autor.

Los asuntos más importantes como la inflación, los incendios o la sequía no han estado en el debate político, que prefiere la confrontación primaria y la descalificación continua.

Últimos días del verano político en manos de subalternos sin alternativas

Por fin el mundo político ha tomado vacaciones y ha procurado alejarse de los medios de comunicación. Los turnos de guardia han quedado en manos de subalternos obligados a repetir argumentos ya desgastados. Así la renovación del Poder Judicial, un problema muy alejado de los intereses ciudadanos, ha copado los titulares además de las medidas de ahorro energético, con nulas propuestas alternativas. Los ministros han dedicado pullas incesantes a Feijóo y los portavoces populares a Sánchez. Los partidos minoritarios han aceptado una tregua estival con la excepción de la política catalana que no pierde ocasión de mostrar su desvarío, en este caso con un sector independentista boicoteando un acto conmemorativo del último atentado terrorista.

La próxima semana el Congreso reanuda su actividad para aprobar en su caso los últimos Decretos-Ley, en especial el que concierne a las medidas de ahorro energético así como varios Proyectos de Ley. A partir de ahí se inicia el curso político que culminará con las elecciones autonómicas y municipales, antesala de las elecciones generales. Entre ambas la presidencia europea será ejercida por nuestro país durante el segundo semestre de 2023. Entre otras iniciativas se desarrollarán 25 reuniones de responsables comunitarios en otras tantas ciudades españolas, un importante mecanismo de promoción local.

Durante el verano los tres fenómenos más importantes han sido la inflación, los incendios forestales y la sequía. Ninguno de ellos ha recibido especial tratamiento en el debate político. Sobre la inflación porque las causas últimas están más allá de la capacidad del Gobierno. En el caso de los incendios forestales, competencia de las Comunidades Autónomas, el modelo actual que dedica más recursos a los incendios que a la prevención, relacionado con el abandono de la explotación de los montes, explica la reiteración de incendios. El discurso generalizado es atribuir la responsabilidad a los pirómanos y por tanto delegar en la Guardia Civil su persecución. Los informes oficiales recuerdan que la mayor parte de los incendios son consecuencia de errores humanos no dolosos. Pero es más cómodo desviar la atención hacia conductas individuales que asumir un nuevo modelo de explotación de los montes.

Peor aún es el caso de la sequía pues los niveles hídricos están descendiendo desde hace años, en algunas cuencas gravemente. No se ha escuchado a ningún responsable político hablar del futuro, de los escenarios previsibles ni de las estrategias necesarias. En este ámbito las Comunidades Autónomas también tienen competencia por lo que deben ser tenidas en cuenta.

No hay peligro de que esos temas complejos protagonicen el debate público. Seguiremos en la política de brocha gorda y descalificación constante durante los próximos ocho meses. El temor de unos y la esperanza de los otros es que la política nacional tan polarizada influya decisivamente en los resultados municipales, otorgando un castigo o un premio a los candidatos con independencia de su gestión local, como ha ocurrido en ocasiones anteriores. Por otra parte, las próximas corporaciones locales deberán hacer frente con más diligencia a las medidas contra el cambio climático como son la descarbonización especialmente aplicada al transporte, la implantación de las zonas de bajas emisiones de carbono en las ciudades o la normalización de la actividad local tras la pandemia. Asuntos potencialmente conflictivos que exigirán conciliar intereses muy diversos, a veces contradictorios. Piénsese, por ejemplo, en la proliferación de las terrazas hosteleras, sin control estético ni de ruido.

La coyuntura internacional es desfavorable

El marco internacional no es favorable. La guerra de Ucrania se ha cronificado en un conflicto de baja intensidad pero duradero, donde las partes parecen incapaces de lograr la victoria militar pero no desean pacto ni tregua al menos por el momento. Las sanciones internacionales no han disuadido a Rusia hasta la fecha. Todos los intentos de mediación han fracasado. Al otro extremo del mundo la tensión creciente en torno a China está motivando a los aliados de Estados Unidos como Japón o Taiwán a incrementar sus defensas. Estados Unidos alienta la confrontación con China, hasta ahora comercial y tecnológica pero también de contención militar. Las consecuencias de todo ello se sienten en Occidente y en España en forma de inflación, tensiones en los mercados de materias primas, en las cadenas logísticas y en los precios de la energía.

La política española sufrirá los efectos de tantas incertidumbres por lo que no podemos esperar soluciones inmediatas aunque sí tensiones de todo tipo. @mundiario

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