Pedro Sánchez intenta una remontada política tras el fracaso electoral en Andalucía

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la conferencia con la que ha abierto el curso político y ha presentado los planes del Ejecutivo. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa

El presidente estudia cohesionar a su propio electorado con un nuevo impulso legislativo y probables cambios en el Gobierno o en sus portavoces.

Pedro Sánchez intenta una remontada política tras el fracaso electoral en Andalucía

Haciendo honor a su autodefinición de resistente, Pedro Sánchez ha iniciado la remontada política tras el fracaso electoral en Andalucía. La primera estación ha sido la cumbre de la OTAN, un éxito político y un modelo organizativo. Que los problemas más importantes para España, como el flanco Sur o la protección de Ceuta y Melilla, hayan quedado diluidos en la untuosa prosa del documento final, no oscurece el beneficio de imagen que ha tenido el Presidente del Gobierno. Recordemos que mientras Sánchez considera englobadas las plazas de soberanía en el concepto de integridad territorial, el Secretario General de la OTAN ha dicho expresamente que “es una decisión política” que se adoptará en cada momento. Dicho con más transparencia, Estados Unidos es el árbitro de nuestros intereses con Marruecos.

Tras la cumbre, un ejercicio de comunicación donde lo único importante, el Concepto Estratégico, estaba previamente pactado, Sánchez ha declarado enfáticamente que las terminales mediáticas de algunos poderes económicos acusaban al Gobierno constantemente. Una curiosa declaración cuando un repaso de los principales medios de comunicación pone en cuestión dicha afirmación. Así, la totalidad de las cadenas televisivas generalistas, excepto las de titularidad autonómica, apoyan al Gobierno, como lo hace la primera cadena de radio que suma los mismos oyentes que la segunda y tercera, contrarias al Gobierno. Respecto a los diarios escritos de carácter generalista, el primero y el tercero apoyan al Gobierno frente al segundo y al cuarto que lo censuran. Hay que acudir a la prensa de carácter local o regional para encontrar una mayoría hostil al Gobierno.

Es decir, la declaración de Sánchez trata de envolverse en el victimismo para mantener prietas las filas de su propio electorado que, como se ha visto en Andalucía, muestra dudas en su fidelidad. Por otra parte, en una extensa entrevista al diario de mayor tirada y considerado como portavoz oficioso del Gobierno, el Presidente huye de concreciones sobre el posible pacto de rentas, en este momento desechado por los agentes sociales, mientras se apresta a revisar la fiscalidad de algunas grandes empresas. Al tiempo que acude a las habituales críticas al PP. De nuevo mensajes para sus propios seguidores antes que para otros electores.

Lo que está ocurriendo es fácil de explicar. Las causas de la inflación desbocada son en gran medida ajenas a factores internos o controlables por el Gobierno mientras que el calendario electoral ofrece unos meses de sosiego hasta las elecciones municipales. Si el PP, como parece, fía toda su estrategia al desgaste del Gobierno por el deterioro económico y este se supera o al menos se contiene, puede encontrarse vacío de argumentos cuando lleguen las urnas. Un año es mucho tiempo en política en cualquier situación.

Podemos parece ya irrecuperable electoralmente

Por otra parte, el Gobierno ha filtrado que tiene un problema de comunicación, eufemismo para reconocer que la remodelación ministerial del verano pasado no cumplió las expectativas probablemente por inadecuación de los nuevos titulares a las misiones encomendadas. Parece un argumento para allanar los nuevos cambios. En todo caso, al margen de la valía personal de quienes sean cesados o nombrados, parece necesario reforzar el contenido de lo que se explica, no sólo cambiar las caras. Hace mucho tiempo que quienes explican la política gubernamental se limitan a reproducir argumentarios primarios, con frecuencia alejados de los problemas que presiden la actualidad informativa.

Paralelamente, el Gobierno ha acelerado la tramitación de varios proyectos de ley, pactando con sus aliados parlamentarios todo tipo de concesiones para lograr su respaldo. En ocasiones, por ejemplo con los partidos vascos, las concesiones son tan arbitrarias y distantes del contenido de las normas que deben ser aprobadas, que el agravio territorial se impone por su evidencia, lo que es explotado por los demás Gobiernos autonómicos que también tienen sus terminales mediáticas, por usar el lenguaje presidencial.

Por otra parte el bloque de los aliados del Gobierno tiene sus propios problemas. Ha habido una crisis en Valencia por la dimisión de la Vicepresidenta de Compromís, hay otra en Cataluña con la imputación de la Presidencia del Parlamento que,  sumada a los efectos de las escuchas ilegales, han enfriado la relación de la Generalitat con el Gobierno. Mientras Podemos parece ya irrecuperable electoralmente y la nueva plataforma de Yolanda Díaz no pasa del papel. Nada está decidido electoralmente pero las tendencias que se dibujan en las encuestas requieren algo más que discursos para cambiar su rumbo. @mundiario

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