Noche de San Juan

Hoguera de San Juan ./ Pixabay
Hoguera de San Juan ./ Pixabay
Quedan pocas cosas mágicas en este mundo y la noche de San Juan lo es. No sé qué tiene el fuego para congregar a tantas personas ante él, para unirnos en su presencia. O quizás sí... 

Recuerdo alguna noche de San Juan de cuando era niña, y recuerdo el olor a madera quemada, pero sobre todo recuerdo haber lavado mi rostro a la mañana siguiente en el agua de rosas fresquita y perfumada que preparaba una anciana y maravillosa mujer que perteneció a mi familia materna. Nacida en 1901 y apegada a las costumbres, decía que había que lavarse la cara en ese agua, para tener suerte, y yo lo hacía, encantada por hacer algo distinto.  A propósito de esta noche dice una canción: cuentan las leyendas que en las noches de San Juan, los gitanos se reúnen a cantar…  son hijos del sol…

Y en esta noche de fuego y luz, todos somos un poco nómadas también, salgamos o no a la calle.

Las hogueras que estarán encendidas en las diversas ciudades de España, podrán tener diversos escenarios de fondo como el mar, pero todos tendrán sin lugar a dudas el fuego como símbolo, y las ganas de diversión.

En ciudades como Madrid se ha hecho todo un despliegue que dura varios días.

Adelantémonos un poco a los acontecimientos.

Madrid. Narváez 25 de Junio 2022. 21.15 de la noche.

He dejado mi casa... me persiguen y no sé qué me pasa… sin pasaporte y sin visa voy… navego contra la corriente en la brisa…

El concierto de Tam tam go! está a rebosar.

Y una figura destacada de la política española se destaca entre la multitud y se mueve al compás de la vieja canción. También él navega contra la corriente en la brisa. Con el resultado de las elecciones andaluzas más que una leve brisa se trata un tornado. Sonríe ante el símil que se le acaba de ocurrir, probablemente producto de su buen conocimiento del inglés… Los tornados de Kansas y el tornado de su vida política. Menos mal que él es todo un conocedor de la forma de resistir. Por algo lleva su Manual de resistencia contra su pecho.

Voy cruzando el río, me río…

Aunque la canción llega a su fin él también se ríe.

-Pedro. ¡Pedro!

Pedro Sánchez se gira. Varios amigos le hacen señas para que se apunte a ir con ellos a las hogueras.

Y así lo hace. Hipnotizado ahora por el brillo del fuego recuerda sus comienzos en la política.

LOS ORÍGENES 

¡Buenos días… in the Morning!

Toc. Toc… TOC, TOC

-Sí, ahora salgo- dijo Pedro Sánchez, saliendo del baño debidamente perfumado.

-Hola, cariño- le dijo a su mujer.

- ¿Con quién hablabas, Pedro? - le preguntó ella sorprendida.

Pedro Sánchez la besó y añadió con una sonrisa: No hablaba con nadie. Me preparaba para futuras contingencias- añadió de nuevo con una sonrisa de medio lado, que pretendía ser irresistible, pero a su mujer se le antojó ladina.

-Anda, ya es hora de ir a trabajar…- respondió ella.

Pedro Sánchez salió a la calle, reflexivo como de costumbre.

Buenos, días, camino al trabajo … Hoy es el día mundial del sueño... ¿Será por eso o porque es lunes el sueño?

Ahora estaba en el trabajo y era agotador. Demasiado agotador. Toda la mañana y parte de la tarde con tantas cosas que hacer. Y ahora que regresaba a casa ¡plas!, el móvil al suelo.

IMPACIENCIA 

Si es que había que tener una paciencia. Menos mal que los colegas estaban para darse ánimos los unos a los otros. Y por eso decidió coger el teléfono fijo para que ellos le trasmitiesen sus condolencias por su móvil fastidiado:

-Sí, sí, ya lo sé, ya sé que es una putada, -dijo Sánchez- pero… Pedro Sánchez observó su perfil ¿griego? en el espejo que había junto al fijo. Estaba claro que aquel ángulo era su ángulo bueno, aunque el otro tampoco estaba nada mal. Incluso podría decir que era un porte patricio el que tenía…

Escuchó unos gritos al otro lado del teléfono y volvió a centrarse en la conversación.

- Perdona, colega, sí, me he despistado un poco. ¿A un italiano, dices? -A Sánchez la palabra italiano le hacía ensalivar de forma inmediata. Era como el perro de Pávlov, incapaz de resistirse. Claro que tenía unas poderosas razones para ello. Sánchez se recolocó el cinturón para ajustar bien toda su anatomía y recordó aquella pizza disfrutada con los colegas en Luna Rossa. Aquella pizza cojonuda.

- ¿Por qué no vamos a Luna Rossa el fin de semana? -sugirió, anticipando el mordisco a la pizza cojonuda. -Bueno, hombre, ya sé que en la variedad está el gusto. Pero…

MALATESTA

Pedro Sánchez estaba con varios de sus “colegas” en Malatesta, disfrutando diferentes manjares italianos. Finalmente se habían decantado por un nuevo restaurante, distinto al de la pizza cojonuda, pero italiano, of course.

-¡Con el IPhone escacharrao desde el domingo… qué pacieeencia con Movistarrr que impotencia!- dijo Pedro, comentando a sus colegas su calamidad tecnológica de días atrás. Ellos se solidarizaron con él, dándole palmaditas en la espalda.

-Ahora estás entre colegas. -indicó uno de ellos.

-Sí- respondió Pedro, visiblemente emocionado. Pero ¡he estado desconectado dl mundo!

Pedro Sánchez estaba muy relajado. Eso era lo bueno de la vida… Unas pizzas cojonudas, estar entre colegas y un buen café.

-Ahora viene lo mejor. -comentó a sus amigos de toda la vida poniendo su mejor sonrisa.

Un par de colegas más íntimos que los demás sonrieron con evidente complacencia, esperando que Pedro soltara su frase, inmortalizada cierto tiempo atrás a golpe de tuit.

-¡Llueva, nieve, haga frio o calor, soy un abonado al café con hielo!- Pedro intensificó la importancia de su gusto por el café con hielo, con un fuerte puñetazo en la mesa, pero sin perder su sonrisa confiada y carismática. -Ah, mirad, por ahí viene el amable camarero. - comentó, señalando en la distancia al camarero que se aproximaba a su mesa. -Por favor, a mis colegas tráigales unos cafés con leche. Y a mí un café con hielos varios- indicó, consciente de singularizarse con su pedido.

-Lo lamento caballero, pero…

-No me diga que no hay café…- aventuró Sánchez con su sonrisa ahora ladeada. La estaba copiando de su fabulosa hemeroteca mental, filmística, del actor Bruce Willis en la vieja serie Luz de Luna, solo que el camarero a quien se la dedicaba no se llamaba Maggie, pero serviría igual.

-No. Tan solo está … estropeada la máquina de café.- indicó el camarero. A cierta distancia se veía a un compañero intentando arreglarla.

Se hizo un silencio momentáneo ante una frase caída como un mazazo para todos, especialmente para Sánchez. Pero aquel camarero le caía bien, y debía cuidar a su posible votante… Lo mejor era contemporizar y tratar a sus futuros votantes con guantes de seda en manos de plata.

-Pero tendrá hielo, al menos. – repitió Sánchez sin claudicar.- Venga, tráigame un vaso de agua con hielos, para terminar mi maravillosa, mejor dicho, nuestra cojonuda cena… Así me haré la ilusión de que tomo café, una bebida fría, en todo caso.

-Lo siento, pero se nos ha acabado el hielo.

Pedro Sánchez y sus otros colegas parpadearon ante semejante noticia.

-¡No es posible!- exclamó desolado.

-Me temo que sí, señor.

 El camarero se encogió de hombros para volverse a cuadrar delante de aquellos hombres y decir con la vista hacia el suelo, pero con voz potente, de barítono:

- Han sido ustedes los que han acabado con las existencias de hielo.

Pedro Sánchez y sus colegas salieron de Malatesta, con sus “testas” bien enfadadas por el trato recibido. Pedro se estaba dando cabezazos- literalmente- contra el cartel de la calle donde estaba ubicado el restaurante.

- ¡Veo que te has tomado al pie de la letra el nombre del restaurante, Pedro! - dijo uno de sus colegas.

- ¡Déjale, hombre! -dijo otro. - ¿No ves que está muy apesadumbrado por no haber podido disfrutar de su café con hielo?

Pedro Sánchez se separó del cartel contra el que había golpeado su patricia testa y se quedó contemplando el nombre de la calle. Calle Coloreros …

Entonces lo comprendió todo, sacó un rotulador del bolsillo de su americana y comenzó a canturrear:

¡Pintar, pintar, pintar sin parar, mojar y extender y vuelta a empezar…!

Sus colegas comenzaban a estar mareados con tanta pintura. Y ahora Pedro Sánchez estaba desarrollando un nuevo hobby; le estaba dando por pintar tazas de café con hielo y no lo hacía nada mal, el condenado.

-Podría dedicarse a los graffiti- sugirió uno.

-Deja de darle ideas. Que con la canción de Espinete ya tengo bastante, y Pedro no es precisamente Pavarotti.

Más calmado, los colegas de Pedro Sánchez acompañaron a este a su casa.

FOLLOWERS, CRECIMIENTO EXPONENCIAL

Pedro Sánchez llevaba cierto tiempo dale que te pego, currando como nadie, respondiendo a sus muchos seguidores- followers en lenguaje moderno y comprometido, y por eso se le había ocurrido una pregunta ingeniosa. La mayoría de las veces el ingenio, le sorprendía así, de repente. Aunque no sabía muy bien de qué se sorprendía. Él era un currante y a los currantes en el curro se les ocurren muchas ideas. Ideas fornidas, de postín…

-¿Ha alguna función para followear (menudas palabras más molonas le salían … si es que cuando se ponía a inventar…) a todos los que me sigan sin tener que ir no a no?

Sánchez comprendía que su idioma era difícil de desencriptar, pero alguno que otro entendería que ir no a no es ir uno a uno. Tuitear requería economizar palabras.

EL CANSANCIO Y LA COSIFICACIÓN DE LAS PERSONAS

Sánchez estaba reflexivo aquella tarde.

-Fundido en el sofá somos un solo ser. Lo malo es que acaba el tiempo y hay que volver a ponerse en marcha.

Recordaba una serie muy molona y reflexiva del pasado que le había encantado. Los Simpson. ¿Qué habría pensado Homer Simpson de su planteamiento vital? ¿Los fabricantes de muebles, en especial, los fabricantes de sofás serían conscientes del peligro que entrañaba fabricar sofás demasiado cómodos…? Decididamente aquella tarde estaba intenso en sus planteamientos; casi tanto como Aristóteles cuando habló del aurea mediocritas.

A PUNTO DE CARAMELO

No, aquello no era un símil, sino una realidad. Estaba a punto de caramelo, en todos los sentidos.

 La puerta de su despacho se abrió:

-Ah, está aquí.

-Sí, claro. -dijo Pedro Sánchez. Notaba que aquella mujer se estaba poniendo incómoda, quizás por su presencia, puede que, en parte también por la canción que sonaba de fondo.

-No le entretengo más…

-No se preocupe- dijo Sánchez contemporizando con ella.

La canción llegaba a su fin.  Tampoco es que tuviera una letra demasiado rebuscada. Era un viejo éxito de los ochenta. Pero le gustaba de verdad.

Me duele la cara de ser tan guapo, me duele la cara de ser tan guapo…, decía la canción.

Cierto que aquella canción se apartaba de sus gustos musicales, pero le sentaba de perlas. Hoy sería un día de gloria y por eso en twitter lo dijo claro:

No os paséis, pero pensad que a partir de ahora se esperará el compromiso de no volver a comportarme según cómo…

Acababa de acceder a la Presidencia del Gobierno, y estaba bien que los colegas le organizasen una despedida por todo lo alto, pero eso sí. Sin pasarse.

¡Pedro! Oye, Sánchez! Sánchez volvió a la realidad.

-Estás muy reflexivo esta noche, Pedro. ¿Qué le estás pidiendo a la hoguera? - preguntó uno de sus amigos, señalando el fuego.

Pedro Sánchez sonrió a su amigo, pero se guardó para sí mismo sus consideraciones.

Aunque soy gallega no soy meiga; así que ignoro lo que Pedro Sánchez -de ir a la hoguera de San Juan en Madrid o participar en su amplio programa festivo- pedirá al fuego, si es que le pide algo. La idea de escribir un nuevo artículo sobre el actual Presidente de Gobierno me la dio el texto que aparecía junto a la foto de mi artículo-Empanada, pizza, ¿hay algo mejor…?-donde Sánchez comentaba haber comido una pizza cojonuda en Luna Rossa. Aunque desconocía el tuit me hizo mucha gracia, por lo que tiré del hilo y rescaté sus viejos tuits, anteriores a su presidencia, que van en cursiva en mi relato. Como el relato me quedó muy largo, haré una segunda parte con sus restantes tuits en sus "escenarios gastronómicos preferidos".

 Pero como decía al principio de este artículo me sigue encantando la magia de la noche de San Juan  y aunque ya no participo activamente en esta noche, recuerdo el fuego  brillando intensamente por delante del mar,  dorando los contornos de las sombras de los que rodean las hogueras: me retrotrae no solo al fuego de mi infancia, sino al de una playa mallorquina, bastantes años atrás, quemando en un papel mis pensamientos, la turba negra que creía mi hogar, saltando por encima de las llamas vestida de blanco con la esperanza de que, -convertidos en cenizas-  los papeles doliesen menos, mientras el brillo de la hoguera intentaba decirme: niña, sea lo que sea que te perturbe, pasará… Aunque por supuesto, la intensa y rebelde juventud no tiene experiencia suficiente de vida. Pero aún en el fondo creía en el poder del fuego- esa dulce quemazón de estar vivos, como sigo creyendo hoy en día. Sea el sol, la vela, el fuego, en el fondo, todos creemos en el poder de una hoguera. @mundiario

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