Insolvencia o mala fe

Pedro Sánchez en el Senado. / Senado
Pedro Sánchez en el Senado. / Senado
La ciudadanía. cuyo horizonte más acuciante es sobrevivir en esta España apesadumbrada y que no pocos intentan acongojar sobre su futuro, necesita antídotos para salir adelante entre tanto elementos tóxicos.

Esta semana hemos asistido a un debate planteado en términos boxísticos entre quien ostenta el titulo y el aspirante. Con la parroquia de antemano ferozmente dividida, como es histórico en un país prolífico en duelos. Da igual se trate de política, futbol, toros, literatura, ciencia o cualquier otra actividad.

Cuentan que D. Jacinto Benavente, acomodaticio, burgués y conservador, Premio Nobel de Literatura, asistiendo a una tertulia que se celebraba en Las Ventas se desbordó en elogios a D. Ramon de Valle Inclán, un grande la literatura sin la menor duda. Uno de los contertulios le advirtió que D. Ramón no opinaba lo mismo de el. D. Jacinto sin dudarlo le respondió …Bueno, eso es que a lo mejor estamos equivocados los dos. Una respuesta que cabria aplicar a la critica insensata contra el Sr. Presidente del Gobierno y a las alabanzas de capacidad y moderación del bisoño Sr. Feijoo como lider estatal del PP.

La ciudadanía. cuyo horizonte más acuciante es sobrevivir en esta España apesadumbrada y que no pocos intentan acongojar sobre su futuro, necesita antídotos para salir adelante entre tanto elementos tóxicos. Seguramente apenas lo será este debate cuyo alcance de forma intencionada se redujo su eco por los buenos oficios de aquellos que tienen encargo de cuidar la imagen y aplacar cualquier muestra que evidencie las limitaciones del aspirante.

Mas allá de las incendiarias proclamas de fervor en favor de cualquiera de ellos, el cuadrilátero mostró un púgil que defendía con seguridad el titulo golpeando certeramente cada una de las muchas zonas sensibles del aspirante. Jugaban a su favor datos, logros con razonable eficacia en el increíble rosario de peripecias de los tres últimos años, la sintonía con la UE y los acuerdos trenzados en su ámbito.

El Sr. Feijóo intentaba protegerse de la lluvia de golpes recurriendo a lugares comunes y de escasa entidad. Acusó el castigo y aun teniendo que dejar muchos pelos en la gatera logró sobrevir a ojos de sus incondicionales, aun benevolentes. Lo que no es óbice para que algunos comiencen a albergar dudas sobre el nuevo liderazgo, aunque de momento la demoscopia le sonría.

Don Pío Baroja conocido por su acritud temperamental en una rara aparición en una tertulia de las que organizaba el Sr. Valle Inclán, en el madrileño Café de Levante tomÓ intempestivamente la palabra con Ánimo de sentenciar el debate… Dijo contundente: "La verdad es que en España hay siete clases de españoles… Sí, como oyen. Exactamente los mismos que pecados capitales tiene la Iglesia. Los que no saben. Los que no quieren saber. Los que odian el saber. Los que sufren por no saber. Los que aparentan que saben. Los que triunfan sin saber, y los que viven gracias a que los demás no saben”. Con cierta crueldad se enzarza D. Pio en este ultimo apartado, hundiendo su estilete: Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos y a veces hasta “intelectuales”. Quizás ante tantas expresiones de adanismo militante que padecemos, pudiéramos entender la acritud del Sr. Baroja en este último punto.

Las actitudes y aptitudes del Sr. Feijóo se acomodan en varias de las clases de español que cita el Sr. Baroja. Con notable superioridad en el oficio se lo demostró con dureza pedagógica el Sr. Presidente. Solicitó el Sr. Feijóo el cuerpo a cuerpo con el mayor interés. Para su infortunio le fue concedido el deseo. Pero una vez demostrado algo que no pocos intuían, seria imprudente dar por finiquitado al aspirante. En esta penosa carrera de obstáculos que se convirtió la legislatura quedan no pocos puertos montaña que coronar para alcanzar la meta.

Dice en algún medio el aspirante. “Sánchez está muy preocupado por las encuestas, porque si el domingo hubiese elecciones perdería”… Es su opinión, que como tal es respetable, y sin duda está obligado expresarla aunque albergue reservas en su fuero interno.

Pero la gran cuestión a plantearse es: ¿Ganarían España, el impulso democrático, la solidaridad, la equidad social, la igualdad de género, nuestro peso en la UE?… A tenor de la visto en el Senado, y a lo largo de estos meses de sus comparecencias publicas, semeja que no. @mundiario


PD. Sin entrar a considerar que inexcusablemente para formar gobierno habría de contar con la extrema-derecha y obsequiar a la ciudadanía con el Sr. Abascal como vicepresidente del Gobierno.

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