El Gobierno tiene que aceptar la crisis y poner remedio

La vicepresidenta segunda del Gobierno y responsable de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (i), junto a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez (c) y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. / Twitter
La vicepresidenta segunda del Gobierno y responsable de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (i), junto a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez (c) y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. / Twitter
El Gobierno español tiene por delante una crisis que debe ir resolviendo desde ya, en lugar de negarlo y decir que vamos bien o acusarnos de catastrofistas.
El Gobierno tiene que aceptar la crisis y poner remedio

Hace muy pocos años, en tiempos del inolvidable Zapatero, vivimos una situación parecida a la actual. Estábamos en la liga de campeones; íbamos superando a Francia en crecimiento; no eran ciertos los presagios catastrofistas ni las alertas lanzadas por las instituciones económicas. Incluso un ministro de Economía, procedente del PSOE y de la Administración europea, Pedro Solbes le ganó un debate a un experto economista como Manuel Pizarro, negando las realidades que puso sobre la mesa de discusión y que resultaron ser ciertas todas. Lo que sí se demostró es que los argumentos y datos de Solbes era todo mentira. Hoy contamos con un perfil casi idéntico, pero en femenino: Nadia Calviño. Las mismas afirmaciones, las mismas negaciones, las mismas calificaciones de catastrofistas a los que solo ven lo negativo de la situación. Las mismas promesas de crecimiento, de prosperidad, de brotes verdes, de soluciones progresistas a los problemas más graves.

Si se reproducen los mismos argumentos del Gobierno es muy posible que se reproduzcan los mismos resultados. No es posible resolver una crisis cuando se niega el peligro. Sólo reconociendo el riesgo en que estamos se pueden buscar y proponer soluciones. Eso es lo que necesitamos actualmente del Gobierno. Deben centrarse el administrar bien, en ofrecer soluciones a los ciudadanos y no pensar únicamente en sacarles dinero para devolvérselo en forma de ayudas graciosas del Ejecutivo, esperando una contrapartida en forma de voto o de inquebrantable adhesión.

Los problemas que tiene plantados España no se pueden solucionar con manifestaciones contradictorias entre los miembros del ejecutivo. El ministro Escrivá hace afirmaciones en foros públicos -sorprendentemente, ¡a título personal! - sobre la fiscalidad en España, que es materia de la titular de Hacienda. Propone una unificación de la fiscalidad en toda España, como si los socios del Gobierno, vascos, navarros y catalanes se lo fueran a permitir. Lógicamente, los demás ministros socialistas se pusieron en contra.

La ministra de Trabajo hace campaña sobre la cesta de la compra y la producción agraria cuando es competencia del ministro de Agricultura. Nadia Calviño, vicepresidenta de Economía tiene que salir con frecuencia a enderezar entuertos y a decir que todo va bien en España.

Da la impresión de que no hay una cabeza coordinadora, ni tractora, de las funciones de los ministros, sean socialistas o comunistas. Y si no hay coordinación no puede haber eficacia en la gestión de los asuntos públicos españoles. Ni, mucho menos, puede haber una previsión de soluciones a futuro. Si a esto le añadimos los acuerdos que debe conseguir con los socios independentistas y proetarras, muy contrarios a los intereses de conjunto del país, es como para desmoralizarse y perder toda esperanza de solución.

Sería necesario un equipo de gobierno solvente, compacto, serio, riguroso, con unos objetivos comunes y unos esfuerzos conjuntos remando en la misma dirección, sin hacer una constante ciaboga que nos marea todos los ciudadanos cuando ellos ya no saben cuál es la calle para regatear ni dónde está la boya. @mundiario

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