Despreciar al jefe de la Oposición puede ser una táctica electoral, pero no es un proyecto de gobierno

Alberto Núñez Feijóo en Cotobade. / @ppdeargentina
Alberto Núñez Feijóo en Cotobade. / @ppdeargentina
La obsesión por atacar a Feijóo, que ejerce la función de oposición, revela que los insultadores, o no conocen cuál es esa función, o carecen de iniciativas para resolver los problemas de España, o están nerviosos porque las propuestas del rival son bien recibidas.
Despreciar al jefe de la Oposición puede ser una táctica electoral, pero no es un proyecto de gobierno
El voto universal y libre es un elemento esencial de la democracia para elegir a nuestros representantes. A unos les encomienda el gobierno y envía a otros a la oposición, que es tan esencial como el Gobierno mismo. Entre las funciones de la oposición están colaborar, controlar y fiscalizar al Ejecutivo denunciando sus desviaciones e inmovilismo y liderar iniciativas y propuestas para resolver los problemas de la gente que, si ve en ellas una alternativa mejor, le encomienda el gobierno en los siguientes comicios.

En esas anda Feijóo, cuestionando acciones del gobierno y proponiendo medidas, como rebajar el IVA de ciertos bienes y deflactar el IRPF; mantiene que un referéndum ilegal es delito, defiende la independencia de los jueces, niega su apoyo a decretos unilaterales... y lanza otras propuestas que deben ser razonables a tenor de las encuestas que decantan el voto a su favor.

Pero la Moncloa tocó a rebato y ordenó ir “a por todas” contra el líder de la oposición con descalificaciones que el propio presidente, obsesionado con Feijóo, los ministros –sobre todo las ministras– del ala socialista y altos cargos del partido recitan como papagayos.

Caen a degüello sobre él desde medios afines con ataques sacados de un argumentario pueril que llega al insulto personal, presentándolo como político radical e incompetente, una imagen que no percibe la mayoría de los ciudadanos, ni creen los que le insultan. Hasta la vicepresidenta Calviño, que debía estar dedicada a reconducir la economía al margen de la pelea, chapotea en el fango de la descalificación.

No sé quién es el estratega de comunicación de Moncloa. Pero tan burda obsesión por atacar a Feijóo, que ejerce la función de oposición y debe mostrarse como alternativa, revela que todo el grupo de insultadores, o no conocen cuál es esa función, o carecen de ideas e iniciativas para resolver los problemas de España, o están nerviosos porque las propuestas del rival son bien recibidas por la opinión pública.

Esta caterva de insultos tiene una deriva galaica. Resulta que los gallegos, –¡pobriños!– otorgaron cuatro mayorías a Feijóo y estuvieron votando a un inculto, ignorante e irresponsable; a un negacionista, tóxico y mentiroso. Es curioso, circula por la red el ranking de políticos mentirosos compulsivos y por el primer puesto compiten Donald TrumpPutinBoris Johnson y Sánchez, que vive entre mentiras.

Entre los que insultan hay ministros y dirigentes con poco bagaje intelectual y otros más formados, pero todos siguen las consignas oficiales como perros amaestrados por su amo. Deberían saber que acorralar al jefe de la oposición puede ser una táctica electoral, pero nunca es un proyecto de gobierno. @mundiario

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