Trump busca imponer su doctrina de “EE UU primero” para el acceso a la vacuna Covid-19

Donald Trump, expresidente de EE UU. / RR SS.
El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, durante el evento de este martes en la Casa Blanca sobre el plan de distribución de la vacuna contra la Covid-19 / Al Jazeera.
Cuando lleguen los cargamentos a los hospitales estadounidenses tras su refrigeración y examinación por parte de la FDA, el presidente intentará forzar por la vía financiera y logística a Pfizer para que inyecte su oferta inicial en Estados Unidos.
Trump busca imponer su doctrina de “EE UU primero” para el acceso a la vacuna Covid-19

La politización de una crisis humanitaria no es algo que resulte imposible o éticamente incorrecto para esta figura política tan peculiar. A pesar de que la mayor potencia mundial es y sigue siendo el epicentro de la tercera pandemia más devastadora de la historia, su actual líder no desiste de sacar ventaja política y de profundizar su sesgo nacionalista incluso en medio de un asunto sanitario, médico y social de escala nacional y mundial. 

Y es que el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes un decreto con el que busca aplicar su doctrina de "Estados Unidos primero" a la pandemia y a la distribución del antídoto de inmunidad, al declarar que los estadounidenses deberían tener “acceso prioritario” a las vacunas de la covid-19 desarrolladas en su país.


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Esto implica que Trump tratará de influir en la logística de la compañía farmacéutica para que, con el presupuesto sanitario del Gobierno federal, Washington compre más dosis por encima de la demanda límite a Pfizer con el objetivo de generar inventarios y reservas que abastezcan la doble aplicación de dosis de inmunidad a los estadounidenses, aunque evidentemente al presidente norteamericano no le importa agotar o distorsionar las existencias que deberán ser distribuidas a otros países de América y Europa.

Trump firmó el decreto ejecutivo durante una cumbre en la Casa Blanca centrada en la vacuna de la covid-19, celebrada dos días antes de que la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA, por sus siglas en inglés) se reúna para evaluar si aprueba la vacuna desarrollada por la farmacéutica Pfizer y su socia alemana BioNTech.

Esta doctrina del presidente estadounidense es parte de su sesgo nacionalista y proteccionista con el cual creó una base social radical de apoyos que lo llevaron al poder en 2017, pues su posición consiste en que el rol de Estados Unidos en el mundo como la mayor potencia ha sido tan importante que primero debe priorizar su economía y, en este caso, la salud de su población, antes de distribuir la vacuna al resto del planeta.

Por lo tanto, cuando lleguen los cargamentos a los hospitales estadounidenses tras su refrigeración y examinación por parte de la FDA, el presidente intentará forzar por la vía financiera y logística a esa compañía farmacéutica para que inyecte su oferta y su primera línea de producción casi en su totalidad dentro de Estados Unidos, pese a que la vacuna de Pfizer ya comenzó a ser aplicada a partir de este martes 8 de diciembre en Reino Unido. @mundiario 

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