El republicano más influyente de EE UU se desmarca de Trump y reconoce a Biden

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El líder de la mayoría republicana en el Senado de Estados Unidos, el veterano político conservador Mitch McConnell / NBC.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, reconoció por primera vez la victoria del demócrata en las elecciones presidenciales estadounidenses, marcando así un punto de inflexión en el Grand Old Party. Donald Trump ha dejado claro que abandonará la Casa Blanca, aunque es probable que nunca llegue a aceptar su derrota.
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La carrera por la Casa Blanca -el epicentro del poder político, económico y geopolítico del mundo- ya no es electoral, sino eminentemente política y judicial, pero en dos realidades paralelas la una a la otra en la mayor potencia global. Mientras Estados Unidos ya tiene a un líder electo que asumirá el poder el 20 de enero de 2021, el presidente saliente se mantiene inmerso en una endeble pelea legal que solo lo lleva a ganar más adeptos para formar su base rumbo a una eventual candidatura en 2040. Entretanto, su Gobierno pierde fuerza y él mismo ya comienza a perder la influencia que había consolidado en histórico partido defensor del conservadurismo a ultranza en la nación norteamericana.

Y es que el líder de la mayoría republicana en el Senado de los Estados Unidos, Mitch McConnell -la figura política más eminente de la defensa de los valores tradicionales y fundacionales de esa nación- reconoció este martes por primera vez la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales estadounidenses, marcando así un punto de inflexión en el Grand Old Party (como se le conoce al Partido Republicano), que hasta ahora ha sido cómplice, por acción u omisión, de las acusaciones infundadas de fraude por parte del mandatario en funciones, Donald Trump, quien insiste en prolongar el desgaste jurídico de su litigio a la sesión del 6 de enero en la que el Congreso contará los votos que el Colegio Electoral otorgó a Biden este lunes.


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Por lo tanto, con este viraje de McConnell, los republicanos podrían seguir su tendencia de apartarse de Trump por el callejón sin salida en que el magnate los ha adentrado debido a su sesgo antidemocrático con el cual busca generar un bloqueo constitucional en el Congreso bajo los falsos alegatos de “votos ilegales”, que no poseen ningún tipo de respaldo técnico, electoral, electrónico, jurídico ni de reportes del sistema de inteligencia. 

El discurso de McConnell, el republicano más poderoso de Washington, ocurrió un día después de que el Colegio Electoral confirmase a Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos. Se trata de un hito en la cruzada política y judicial que el presidente Trump ha inducido en una clara acción de perturbación a la institucionalidad y al sistema democrático estadounidense, pero que ha logrado ser contenido por el Estado de derecho y la robustez de las instituciones norteamericanas. 

De las 26 demandas que Trump ha introducido para intentar impugnar el resultado de las elecciones y los conteos de votos en cada estado clave que le dio el triunfo a Biden, 21 han sido denegadas, descartadas, rechazadas o retiradas por la ausencia de pruebas y argumentos que demuestran la veracidad de las infundadas acusaciones del presidente saliente. 

Aunque Trump ha dejado claro que abandonará la Casa Blanca, lo que avizora una transferencia pacífica de la sede del poder en EE UU sin la necesidad de una intervención del Servicio Secreto o del Ejército, es probable que nunca llegue a aceptar su derrota y se niegue a compartir toda la información de inteligencia que por ley debe suministrarle al presidente electo en medio del proceso de transición.

Por lo pronto, el actual ocupante del Despacho Oval ya se enfoca, además de influir en el conteo de votos del Congreso que ratificará la victoria de Biden el 6 de enero de 2021, en aprobar indultos para sus más cercanos aliados políticos y asesores, procesados por delitos de corrupción, lavado de dinero y fraude fiscal, e incluso podría sopesar la posibilidad de un autoperdón presidencial, es decir, que el propio Trump se indulte a sí mismo ante el probable escenario de que enfrente más de una docena de demandas en su contra por evasión de impuestos y abuso de poder una vez que pierda la inmunidad como presidente de EE UU.

Al margen de esa burbuja política en la que Trump se ha enclaustrado, los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y de México, Andrés Manuel López Obrador, también felicitaron al próximo líder de la mayor potencia mundial.

Todo indica que el cambio de mando se producirá sin mayores sobresaltos, pero el verdadero reto será la gobernabilidad del país una vez que se genere el cambio de sistema político, económico y administrativo en los Estados Unidos de América al inicio de la nueva década. @mundiario 

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