Las primeras vacunas contra la Covid-19 podrían empezar a venderse antes de fin de año en EE UU

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Sede central de la farmacéutica Moderna en Massachusetts, Estados Unidos / NBC.
"No voy a detener la economía, punto. Voy a detener el virus", dijo el presidente electo desde su feudo en Wilmington, Delaware. La estrategia de Biden consiste en crear un canal de suministro en ayudas sociales, económicas, logísticas y sanitarias del Gobierno federal a la población.
Las primeras vacunas contra la Covid-19 podrían empezar a venderse antes de fin de año en EE UU

La conexión de la crisis sanitaria que tiene en retracción absoluta a la humanidad con la dinámica política de la mayor potencia mundial en plena etapa de transición hacia un nuevo sistema de gobierno, queda ahora aun más en evidencia con la posibilidad de que el lanzamiento al mercado de la vacuna contra la Covid-19 se produzca en el todavía gobierno de Donald Trump, presidente saliente de Estados Unidos. 

Y es que este pasado viernes la farmacéutica Moderna anunció que las primeras vacunas contra la covid-19 podrían comenzar a comercializarse antes de fin de año en Estados Unidos y Europa. Esa compañía biotecnológica aseguró recientemente que su vacuna tiene una efectividad del 90% en la generación de inmunidad contra el nuevo coronavirus.


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Esto implica que, en vista de que la transición se completará el 20 de enero de 2021 cuando Donald Trump deberá entregarle la presidencia de EE UU, quiera o no, a Joe Biden, si llega a circular el antiviral en diciembre, cuando el presidente del país todavía será Trump, entonces podría generarse una percepción sociopolítica de que el republicano es el factor de poder que logró dar el principal ataque de contraofensiva de la mayor potencia mundial a la pandemia de coronavirus.

Mientras tanto, las autoridades de Nueva York y California instauran nuevas restricciones para contener la pandemia a medida que se acercan las fiestas del Día de Acción de Gracias, uno de los más tradicionales e históricos de la nación norteamericana.

Ese contexto tiene lugar justo cuando EE UU se posiciona con más fuerza y prolongación en el lamentable récord de ser el epicentro mundial de la pandemia con el 20% de las muertes por covid-19 en todo el planeta. 

Por su parte, el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, que asumirá el cargo el 20 de enero, dijo el jueves que no impondría un confinamiento nacional "total" a pesar del resurgimiento de la epidemia, al considerar que "sería contraproducente".

La estrategia de Biden consiste en crear un canal de suministro en ayudas sociales, económicas, logísticas y sanitarias del Gobierno federal a la población civil para que el shock de la pandemia sea amortiguado por una gestión con enfoque humanitario, en lugar de la omisión política que practica Trump mediante su discurso negacionista de la realidad solo bajo el sesgo de recuperar la economía como la única prioridad estructural actual de EE UU.

"No voy a detener la economía, punto. Voy a detener el virus", dijo el presidente electo desde su feudo en Wilmington, Delaware, luego de una reunión con gobernadores para discutir la respuesta a la crisis.

Por lo tanto, la eventual llegada de la vacuna a EE UU con una distribución comercial podría ser contraproducente y contradictorio para el reciente anuncio que el presidente Trump hizo hace unos días; que la vacuna contra la covid-19 será gratuita para la población estadounidense en general. Si esta llega a ser comercializada, entonces Trump tendrá un elemento político más en contra, aunado a su desgastante gestión y a la fragmentación interna de su gobierno. @mundiario 

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