La oposición venezolana pide a Guaidó gestionar la importación de gasolina de Citgo al país

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El simbólico presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, y el logo de la compañía productora de gasolina Citgo, filial de la estatal petrolera PDVSA en EE UU / El Nacional.
El combustible es ahora el nuevo epicentro de la estrategia de presión total de Estados Unidos sobre el régimen de Maduro en un país colapsado por la crisis económica y la pandemia de Covid-19.
La oposición venezolana pide a Guaidó gestionar la importación de gasolina de Citgo al país

En el país con la economía y el sistema de vida más hostil de todo el continente americano, Venezuela, el nuevo elemento de confrontación entre los dos bloques de poder que controlan dos importantes espacios de la vida nacional, es el combustible. Mientras el régimen de Nicolás Maduro controla el Gobierno y el territorio, el simbólico gobierno interino del líder opositor Juan Guaidó controla una buena base de recursos financieros que solían pertenecer a la administración de Maduro, pero que gracias a la estrategia geopolítica de sanciones, presión y bloqueos multilaterales de Estados Unidos, ahora está en las manos de una corporación política que el llamado “presidente encargado” (reconocido por 55 países) creó con base en los más de 400 millones de dólares que Washington le ha suministrado.

Pero la joya de la corona en el parque de activos del Estado venezolano ya no es ni siquiera la estatal petrolera PDVSA. Aparte del Banco Central de Venezuela, que posee amplias reservas de oro monetario dilapidadas por el régimen chavista, el tesoro más valioso de la nación es Citgo Petroleum Corporation, la filial productora de gasolina de PDVSA radicada en Texas (EE UU).


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Con un país colapsado por crisis económica de hiperinflación, devaluación, dolarización desordenada, escasez de servicios públicos, pobreza socioeconómica del 96% y pobreza extrema del 61%, justo en medio de la pandemia de coronavirus, el reducido sector económico interno que queda es el comercio, y se halla en una situación de mucho desgaste debido a la nula existencia de gasolina por la confiscación que el Gobierno de Donald Trump ejecutó en 2018 sobre todos los activos del Gobierno de Maduro en territorio estadounidense, entre ellos, Citgo.

El sistema de transporte público y privado está desmoronado y tan solo hay una leve circulación de vehículos a cuentagotas por las desoladas calles de Venezuela, que solía recibir importaciones de hasta 30.000 barriles diarios de gasolina de Citgo cuando EE UU era el mayor comprador de petróleo del país sudamericano; una dulce realidad que pereció con la llegada del régimen de Maduro al poder en 2013 tras la muerte del ex presidente Hugo Chávez, artífice del actual sistema que impera en esa nación situada al norte de América del Sur.

Es por ello que varios voceros y miembros de la atomizada oposición venezolana han pedido a su extenuado líder, Juan Guaidó, que gestione el proceso de importación de gasolina de Citgo mediante una exención o licencia especial aprobada por el Departamento del Tesoro de EE UU con el objetivo de mitigar la austeridad de combustible que, literalmente, tiene paralizados a los venezolanos.

“La situación es insoportable”. Así lo dijo el diputado opositor de la Asamblea Nacional (Parlamento venezolano) José Guerra -exiliado en Colombia por persecución del régimen de Maduro- al referirse al regreso acentuado de la escasez de gasolina en todo el país. Ante la incautación reciente de combustible procedente de Irán por parte de EE UU y la frustrada reactivación de las refinerías en el país, que demuestra la decadente infraestructura energética de Venezuela, el parlamentario advierte al Gobierno interino de Guaidó que “es momento de gestionar la llegada de combustible procedente de Citgo”.

Una crisis nacional determinada ahora por el combustible

Esto implica que la política de la Casa Blanca enfocada en la estrategia de presión total para levantar un cerco militar, energético y comercial que genere una ruptura financiera en la estructura de poder con la que Maduro retroalimenta a la cúpula militar que lo blinda en el mando de la nación, ahora tiene su epicentro en la gasolina como un doble fanco que Washington emplea para sancionar también a Irán, que es la fuente vital de gasolina y energía de la que el régimen venezolano depende actualmente para sobrevivir. 

“El tema de la gasolina llegó para quedarse. Es momento de analizar la propuesta para que el Gobierno interino pueda hacer gestiones para que un barco de Citgo pueda abastecer el mercado porque la situación es insoportable. La gasolina de Irán se acabó, lo que queda es una reserva para el funcionamiento básico”, alerta el parlamentario Guerra.

Citgo tiene un valor de mercado de 15.000 millones de dólares que Guaidó controla de facto y cuyos dividendos-acciones están en manos de una junta provisional y de una titularidad transitoria que EE UU le concedió al líder opositor. De ahí deriva el poderío financiero que Guaidó ha ganado pese a su progresivo debilitamiento político, que le ha restado casi el 70% de su popularidad entre los venezolanos y su factibilidad estratégica para deponer al régimen de Maduro.

“La escasez que se vio en marzo se verá otra vez porque no puedes depender solo de la gasolina importada. La principal restricción es la materia prima porque por cada barril de gasolina necesitas barril y medio de petróleo crudo que tampoco hay”, agrega Guerra. Con una pérdida de más de 5.000 millones de dólares de PDVSA este año ante la caída de la producción, la negligencia del Gobierno de Maduro y las sanciones de EE UU, el panorama avizora una prolongada dependencia energética de Venezuela del combustible importado, que si no es gestionado, podría generar un colapso en un país que se torna cada vez más ingobernable en su desencajada economía. @mundiario

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