Juan Guaidó: “No reconocer la figura del presidente interino sería validar a la dictadura de Maduro”

Juan Guaido, president of the National Assembly who swore himself in as the leader of Venezuela, speaks during an interview at his office in Caracas, Venezuela, on Thursday, Sept. 19, 2019. The U.S. last week said it was joining Guaido and ten other countries in invoking the Inter-American Treaty of Reciprocal Assistance, known as the Rio Treaty, which is a regional mutual defense agreement that could establish a legal path for military intervention. Photographer: Carlos Becerra/Bloomberg
El líder de la oposición y simbólico presidente interino de Venezuela (reconocido por 60 países), Juan Guaidó / El País.
La visión pragmática de la realidad de Venezuela demuestra que, en profundidad, lo que se busca es una presión eficaz de la Unión Europea o un encuentro diplomático entre Bruselas y Caracas para negociar con Nicolás Maduro las condiciones de unas elecciones presidenciales transparentes que solucionen la crisis económica y social del país.
Juan Guaidó: “No reconocer la figura del presidente interino sería validar a la dictadura de Maduro”

La compleja realidad de un país que se ha dividido o partido en dos en casi todos los ámbitos de su vida nacional, se agrava en un panorama de mayor conflictividad política, económica y social para el inicio de la tercera década del siglo XXI. Dos economías (una creciente en dólares y otra moribunda en bolívares), dos Parlamentos (Asamblea Nacional) y dos Gobiernos, pero sobre todo, dos realidades; la que busca hacer ver una dictadura comunista y la que expone ante la comunidad democrática internacional el simbólico gobierno encargado que intenta desplazar del poder a la despótica y dañina fuerza del chavismo.

Así de bloqueado y obstruido se halla el camino a una salida pacífica, constitucional y democrática en Venezuela, de lejos, el país más inestable del continente americano, y que hace una década se jactaba de ser una de las naciones con los estándares de calidad de vida más elevados de la región y de Occidente. 


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Casi dos años después de que un joven dirigente opositor prácticamente desconocido emergiera de las filas del partido más radical de Venezuela, fundado por el exiliado Leopoldo López, hoy llama nuevamente a mantener la estrategia con la que se ganó el respaldo diplomático del mundo libre; de más de 60 países que conforman la esfera democrática internacional con la mayor potencia global a la cabeza; Estados Unidos, que aún lo respalda y no se vislumbra que eso vaya a cambiar con la llegada de Joe Biden a la presidencia.

Más allá de la retórica política, el objetivo es uno solo: sacar al régimen de Nicolás Maduro del poder para encaminar al país a unas elecciones presidenciales que establezcan a un nuevo Gobierno con capacidad para resucitar a la economía venezolana, ahogada en la hiperinflación, la pobreza, el desempleo, la miseria y la desigualdad, todo esto en medio de una dolarización caótica que sólo ha aumentado la brecha socioeconómica entre los venezolanos.

Y es que en una entrevista con el diario El País, de España, el líder de la oposición y simbólico presidente interino de Venezuela (reconocido por 60 países), Juan Guaidó, reafirmó su posición sobre lo que debe ser la batalla final para lograr un cambio político en el país, pues solo así se destrabará la extrema crisis económica y social que viven más de 25 millones de venezolanos (5 millones emigraron a varios países de América del Sur y a Estados Unidos en busca de una buena calidad de vida).

Para mantener la ola de presión diplomática internacional contra la dictadura de Maduro, Guaidó llama a los venezolanos a seguir depositando su confianza en la figura del “presidente interino”, cuya investidura él posee por el origen ilegítimo de la nueva Asamblea Nacional chavista, y que es desconocida por EE UU y la Unión Europea, que ratifican su apoyo a la estrategia de transición democrática en Venezuela impulsada por el líder opositor. “No reconocer la figura del presidente interino sería validar la tesis de la dictadura”, explicó Guaidó para referirse a que seguir creyendo que el Gobierno de Maduro es el legítimo en Venezuela, solo podría agravar la crisis económica y social del país.

“Más allá del esfuerzo que haya hecho el comité organizador (de la consulta popular del 12 de diciembre dentro y fuera de Venezuela), debemos comparar esto con lo que es. Un movimiento ciudadano, organizado desde la sociedad civil, que por supuesto en mi caso impulsé en primera persona. Fueron cinco días de participación muy exitosos porque lograron, pese a la pandemia y la persecución y en contraste con lo que fue el 6 de diciembre (celebración de elecciones legislativas), mensajes importantes. Uno, que la organización y la unión son fundamentales en Venezuela. Dos, el rechazo al fraude, pero también elevar la lucha y la solución al conflicto en elecciones presidenciales y parlamentarias. Sería un error compararlo con el 6 de diciembre incluso, porque el 6 de diciembre se hizo usurpando las herramientas y los recursos del Estado”, dijo Guaidó.

Por lo tanto, al hablar de la confiabilidad de ese proceso por el cual, según el Centro de Gobierno Interino, más de 6 millones de venezolanos exigieron a la comunidad internacional que aplique más presión para obligar al Gobierno de Maduro a negociar o a salir directamente del poder, Guaidó insiste en que es una estrategia de presión civil interna que sirve para exponer más ante el mundo democrático la urgencia diplomática que amerita una crisis tan grave como la de Venezuela, pues la sociedad civil no puede hacer frente a la coacción y la fuerza militar con la que Nicolás Maduro se mantiene en la presidencia pese a la gravedad de la crisis interna.

“Por la Constitución y la continuidad institucional con base en el Parlamento nacional. No podemos caer en la trampa. ¿Qué buscan ellos? Aniquilar la alternativa democrática, por eso, por ejemplo, no aceptaron la oferta muy sensata que hiciera Europa recientemente para diferir el fraude y reunir condiciones para un proceso con un reconocimiento y competitivo. A Maduro no le interesa la legitimidad de ese proceso del 6 de diciembre”, explicó el denominado presidente interino a El País.

Esa afirmación de Guaidó es una advertencia de que el régimen de Maduro se mantendrá en el poder aunque no tenga legitimidad internacional ni nacional, e incluso aunque solo tenga el apoyo de Rusia e Irán, dos naciones que podrían ser más sancionadas y asfixiadas económicamente por Estados Unidos si persisten en su apoyo financiero, energético y político a la dictadura venezolana. 

Entonces, la tesis del líder opositor se basa en que es necesario e imperativo obligar al régimen de Maduro a negociar el poder. Sí. Habrá que otorgarles concesiones, pero solo con la exigencia de que entreguen cuotas progresivas del poder para iniciar una transición a unas elecciones presidenciales, que no solo cambien al Gobierno, sino también a todo el Estado venezolano en aras de garantizar el cumplimiento de las leyes para el nacimiento de una nueva economía y un nuevo paradigma de bienestar en la sociedad venezolana.

“Sigo creyendo que la gente quiere salir de Maduro. Nuestro gran mandato es salir de la dictadura, lograr la transición y elecciones libres. Todo lo que vaya orientado en esta dirección funcionará. Verlo de otra manera es darle la razón a la dictadura, que torturaron, asesinaron, robaron elecciones. Hay que mejorar procesos, pero sin perder de vista el contexto. Por ejemplo, la desigualdad informativa. En los canales de dirección nacional no se mencionó ni una vez la consulta popular, no se habló de fraude, no se puede mencionar a Juan Guaidó en ningún programa”, argumentó el todavía presidente de la Asamblea Nacional.

Al ser preguntado sobre si la solución a la crisis de Venezuela va a pasar por una negociación, Guaidó fue enfático al responder lo siguiente:

“No quiero hablar de negociación porque el término es distinto, para lo que se entiende en la comunidad internacional, a lo que vivimos en Venezuela. Cuando Maduro habla de negociación lo hace de manera retórica, para disminuir la solución del conflicto. La solución del conflicto pasa por elecciones presidenciales y parlamentarias. Más que negociación me gustaría hablar de garantías para lograr una elección. Para eso necesitamos presión, forzar, porque voluntariamente Maduro ha demostrado no acceder a una negociación. Los ejemplos más cercanos son los enviados de Bruselas (Unión Europea) a Caracas, la comisión de postulaciones, la mediación del Reino de Noruega. Yo te cambio la palabra negociación para hacerla más específica y poner sobre la mesa garantías a todos los sectores para lograr una elección presidencial y parlamentaria para así no distorsionar el concepto, porque Maduro lo ha vuelto incluso peyorativo al mal utilizarlo”.

Entonces, esta visión pragmática de la realidad demuestra que, en profundidad, lo que se busca es una presión eficaz de la Unión Europea o un encuentro diplomático entre Bruselas y Caracas para negociar con Maduro las condiciones para unas elecciones presidenciales transparentes y sin el sesgo político, técnico y electoral del actual CNE manejado por el chavismo. Se trata de negociar un proceso democrático sin exigir directamente a Maduro que abandone obligatoriamente el poder, pues no accedería a entrar en un terreno desconocido donde se enfrente a una pérdida de la inmunidad presidencial para ser procesado penalmente por los delitos que el Comisionado de Derechos Humanos de la ONU y Estados Unidos le atribuyen. El líder chavista y su cúpula buscarán exigir condiciones para su seguridad legal, personal y financiera como única vía posible de aceptación de una entrega pacífica del Gobierno. De lo contrario, el régimen seguirá enclaustrado en el que ya ha convertido en su perenne ‘hábitat natural’. @mundiario

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