¿Qué implica la interferencia de Rusia e Irán en las elecciones presidenciales de EE UU?

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El director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Ratcliffe / Fox News.
Claramente, la guerra ya no es armamentística ni territorial. Ahora los conflictos entre las grandes potencias se resuelven en el campo digital, uno que puede ocasionar más daños sociales y políticos a largo plazo.
¿Qué implica la interferencia de Rusia e Irán en las elecciones presidenciales de EE UU?

Las dos potencias bélicas de Oriente que han estado inmersas en una espiral de tensiones con la superpotencia de Occidente y del mundo, mantienen sus posiciones de supuesta injerencia en la dinámica interna del país más poderoso del planeta. Hacer eso en un año electoral, cuando Estados Unidos está a punto de escoger a su nuevo presidente, o a ratificar en su cargo al actual, podría ser muy peligroso para la estabilidad del Medio Oriente y de las zonas de influencia regional de esas dos naciones. 

"Queremos alertar a la población de que hemos identificado que dos actores extranjeros, Irán y Rusia, han tomado acciones específicas para influir en la opinión pública en relación con nuestras elecciones", dijo este pasado miércoles por la noche el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Ratcliffe, en una inusual conferencia de prensa a tan solo 13 días de las comicios.


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Así confirmó el sistema de inteligencia estadounidense que Moscú y Teherán tienen la intención de distorsionar el proceso electoral para influir en la opinión pública de los norteamericanos y configurar una percepción política que genere un resultado electoral potencialmente caótico en el equilibrio interno de los Estados Unidos. Independientemente de a quién lleve a la Casa Blanca la influencia de Rusia e Irán en estas elecciones, el objetivo de ambas potencias podría ser desestabilización del orden civil, político y constitucional estadounidense como una posible represalia por las sanciones económicas con las que Washington ha sofocado a esas dos naciones, especialmente a Irán, cuya economía está prácticamente cercada y anestesiada por las medidas comerciales coercitivas de la Administración Trump.

"Estas acciones son intentos desesperados de adversarios desesperados", manifestó el jefe de la Inteligencia Nacional.

Una vez más, se atizan las rivalidades y los conflictos diplomáticos de Washington con esos dos países que, por su extrema polarización de intereses geopolíticos con respecto a EE UU, se ha generado un clima de potencial Guerra Fría regional entre la potencia norteamericana y Rusia con Irán como aliado, pues Moscú y Teherán tienen intereses compartidos en el desarrollo de armas nucleares y de expansión militar en el Medio Oriente para desplazar la presencia estadounidense, esto con el objetivo de controlar los vastos recursos energéticos que existen en suelo árabe, sobre todo en Siria, Irak, Afganistán y Arabia Saudita, cuatro naciones bajo la mira y la influencia de Washington. 

Las reacciones, por supuesto, no tardaron en llegar, y como era de esperarse, demuestran la política exterior aislacionista y defensiva de dos naciones que siempre tratan de eximirse de toda culpa cuando son involucradas en algún tipo de conflicto en Occidente bajo la retórica de que en realidad son víctimas del sesgo imperialista-capitalista de los Estados Unidos de América. 

"Irán transmitió su contundente rechazo a las repetitivas, infundadas y falsas afirmaciones de los funcionarios estadounidenses al embajador suizo, que representa los intereses de EE UU en Teherán", dijo a la televisión estatal el portavoz del Ministerio del Exterior iraní Saeed Khatibzadeh, según reseñó la agencia Reuters.

"Como ya lo dijimos antes, para Irán no supone ninguna diferencia quién gane las elecciones de EE UU", añadió.

Esto implica que Teherán mantiene una postura de absoluto rechazo y negación de hechos, aunque eso tal vez no la deje exenta de nuevas sanciones de Estados Unidos, ahora posiblemente sobre sus envíos de gasolina a Venezuela y sus exportaciones agrícolas y de petróleo en los países vecinos de la región, que ya han sido mermadas por los bloqueos marítimos y geopolíticos de Washington, pero podrían colapsar aun más con una retaliación de la Casa Blanca tras esta injerencia digital del Gobierno iraní. 

Por su parte, el portavoz del Kremlin (Gobierno de Rusia), Dmitry Peskov, le dijo a la cadena británica BBC lo siguiente: "Nos parece desafortunado. Estas acusaciones diarias son completamente infundadas, no tienen ninguna base".

La tensa, compleja y deteriorada relación entre EE UU y Rusia, que denota los albores de la Guerra Fría durante la expansión de la antigua Unión Soviética, no hace más que agravarse en una espiral infinita de acusaciones, ataques diplomáticos y bloqueos mutuos que afectan el suministro de petróleo mundial, así como también perjudican a los mercados financieros internacionales por el temor de que las inversiones de empresas rusas en EE UU y de las estadounidenses en Rusia lleguen a desplomarse o a devaluarse con una eventual escalada de sanciones económicas de Washington a Moscú o con la implosión de tensiones militares entre ambas potencias en regiones clave para la seguridad del planeta, como la Península de Crimea, el Mar Báltico y el Océano Pacífico, por el impacto que esas zonas tienen en las rutas del comercio exterior que abastecen y alimentan la economía mundial. 

"Lo más probable es que se trate de algún tipo de proceso político interno relacionado con las próximas elecciones", acotó el funcionario ruso.

Los señalamientos del FBI apuntan al robo de información clave, la difusión de correos electrónicos falsos y la difusión de videos de propaganda por parte de Irán y Rusia para moldear la opinión pública en aras de agravar la percepción de los estadounidenses sobre su democracia y sobre la gestión del presidente Trump, e incluso sobre la viabilidad de una eventual presidencia de Joe Biden. 

“Tanto Irán como Rusia han obtenido información sobre el registro de votantes en el país'', aseguró Ratcliffe sobre la denuncia de robo de información clave.

Este aspecto es esencial para entender que, si efectivamente Irán tuvo acceso a datos de los electores, entonces podría enfocarse en crear patrones falsos de conducta colectiva para orientar a más segmentos de la opinión pública en contra del Gobierno de Trump a través de las redes sociales. 

“Irán ha estado enviando emails falsos a estadounidenses, con el objetivo de intimidar a votantes, incitar disturbios sociales y dañar al presidente Trump", señaló el director de la Inteligencia Nacional sobre la denuncia de los correos.

Al ser el correo electrónico una herramienta muy usada por los estadounidenses, es el elemento perfecto para que Irán y Rusia consoliden sus sistemas de contrainteligencia para agitar la polarización y la fragmentación de la sociedad estadounidenses mediante una suerte de comunicación políticamente belicista y beligerante. 

Según el FBI, Irán también ha estado distribuyendo otro tipo de contenido “potencialmente dañino”. “Entre ese material, se incluye un video que sugiere que individuos pueden votar de forma fraudulenta, incluso desde fuera de Estados Unidos. Un extremo que no es cierto”, insistió Ratcliffe.

Claramente, la guerra ya no es armamentística ni territorial. Ahora los conflictos entre las grandes potencias se resuelven en el campo digital, uno que puede ocasionar más daños sociales y políticos a largo plazo que la misma resonancia de los hipotéticos ataques tácticos militares entre Washington y Moscú, las dos antítesis del paradigma eternamente enfrentado: capitalismo vs. comunismo. @mundiario 

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