El hambre podría darle a Lula Da Silva su tercer mandato al frente de Brasil

Lula Da Silva junto con Celso Amorim. / @LulaOficial
Lula Da Silva junto con Celso Amorim. / @LulaOficial
Las alarmantes cifras de personas que no pueden llevarse un pan a la boca, ponen en tela de juicio las políticas que implementó Jair Bolsonaro, que antepuso los recortes presupuestarios, por encima de los programas sociales para ayudar a los pobres. 
El hambre podría darle a Lula Da Silva su tercer mandato al frente de Brasil

Una encuesta realizada por la Red Penssan ha revelado un dato perturbador.  A pocos meses de las elecciones presidenciales que enfrentarán a Jair Bolsonaro con Luiz Inácio Lula Da Silva: Brasil, el país más grande de América del Sur, conocido por muchos como el coloso amazónico, está padeciendo la peor de las desgracia: 33 millones de personas no tienen qué comer. 

Como lo explica El País, cada día es más frecuente que ver largas colas de personas "ante los comedores benéficos y de lo vacías que están las carnicerías en las zonas rurales o en las favelas": El trabajo informativo revela un dato que enciende las alarmas, porque en poco más de un año "los hambrientos se han incrementado en 14 millones", una cifra que supera la cantidad de habitantes que hay entre Paraguay y Uruguay.

Todo parece indicar que el responsable de esta realidad es que Michel Temer primero y  Bolsonaro después, se propusieron borrar el legado de la etapa de Lula, que continuó en menor medida Dilma Rousseff.

Como lo explica el rotativo, ambos presidentes cerraron programas de ayuda para los más pobres.No les tembló el pulso cuando firmaron el adiós a los comedores escolares, al programa de construcción de cisternas para almacenar agua de lluvia o al programa "que repartía carne de carnero cada tres meses".

La Bolsa familiar

Todos esos sectores oprimidos, que han visto el hambre en sus propias casas son los que le dieron el poder a Lula el 27 de octubre de 2002. Aquel primer mandato con programas de ayuda como Hambre Cero y los planes para mitigar la desnutrición infantil, sin embargo fue la Bolsa Familiar el que más calado tuvo, desde que se instauró en 2003 atendiendo a más de 13 millones de personas hasta abril de 2015. 

La publicación Manos Unidas de la ONU destacó que en aquel entonces, que el programa "contribuyó en el 18% para la caída de la desigualdad en Brasil. El impacto sobre la desigualdad sí se debe al hecho de que los ingresos en la base de distribución son muy bajos. Así, estas transferencias de renta, aunque fueran valores pequeños, al focalizarse en la población pobre redujeron las desigualdades que afectaban a una gran cantidad de individuos". 

Esos logros durante sus dos períodos presidenciales, le valieron el título de "campeón mundial de la lucha contra el hambre", que se lo otorgó en mayo de 2010 el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.

Los votantes de la zonas marginadas, reprimidas de toda Brasil,  probablemente tengan en cuenta esos detalles cuando vayan a votar en las elecciones presidenciales del venidero 2 de octubre. El favorito es Lula Da Silva, que recordó a través de su cuenta en Twitter lo siguiente: "Sacamos a Brasil del mapa del hambre, pero desgraciadamente nuestro país retrocedió". El hambre y las erráticas políticas de Bolsonaro, le pueden poner en bandeja un tercer mandato.@mundiario

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