EE UU dice a la Unión Europea que negociar con Maduro “no es la solución” para Venezuela

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Carrie Filipetti, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos / NBC.
La agenda de sanciones de Europa sobre el régimen comunista venezolano podría basarse en imponer un embargo de armas que bloquee las importaciones y compras de armamento bélico extrapesado de Caracas a Rusia y Turquía.
EE UU dice a la Unión Europea que negociar con Maduro “no es la solución” para Venezuela

La presión internacional es la nueva dinámica de la política y las relaciones entre los países a nivel global. Es una estrategia a la que recurren los sistemas democráticos para socavar y reducir al máximo a los regímenes autoritarios que han inducido crisis económicas y sociales en sus poblaciones por la ambición personalista del poder y sus privilegios. El caso de Venezuela es paradigmático en la agenda diplomática de las dos potencias más grandes de Occidente: Estados Unidos y la Unión Europea, ambas, contra el régimen comunista de Nicolás Maduro. Desde Washington y Bruselas hasta Caracas.

Y es que Estados Unidos se comunicó la semana pasada con la Unión Europea para advertirle de que negociar con el Gobierno del presidente (de facto) Nicolás Maduro “no es la solución para Venezuela”.

Esto implica que la UE, el principal bloque geopolítico de Occidente y donde reside una importante comunidad de venezolanos, ha adoptado una posición diplomática más abierta enfocada en la consulta estratégica con un socio histórico clave, como lo es EE UU, a fin de ejercer una presión efectiva más allá de la retórica con la que los europeos han exhortado al régimen de Maduro a negociar y dialogar, pero este hace caso omiso a esas recomendaciones diplomáticas debido a que no siente tanto el peso de las sanciones financieras europeas como las estadounidenses sobre la cúpula de poder financiero-político del entorno de Maduro, que es el que controla Venezuela.

Carrie Filipetti, subsecretaria adjunta en la oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE UU, dijo que “la comunidad internacional no debería enfocarse en discutir el aplazamiento o no de las elecciones legislativas en Venezuela, convocadas para el 6 de diciembre por el Consejo Nacional Electoral (CNE)”.

La UE sabe que aplazar las elecciones para escoger un nuevo Parlamento en Venezuela no brinda una solución política a una crisis económica que, precisamente, es de origen político. El Gobierno de Maduro está dispuesto a ganar más tiempo sin conceder su influencia financiera, política y administrativa sobre el organismo electoral para así controlar los circuitos de votación que representan el grueso de su apoyo, aunque Maduro y el chavismo tiene una aprobación nacional de apenas el 15% de los venezolanos por la magnitud de la crisis interna.

La percepción de Europa y EE UU sobre el plan político de Maduro

Aun así, el objetivo es dominar la Asamblea Nacional para gobernar el país por decreto y aplicar leyes regresivas que expandan la intervención del Estado comunista sobre la economía y el fenómeno de la dolarización que actualmente mueve a una parte de la población y de las empresas venezolanas ante la extrema hiperinflación que destruyó el valor de la moneda local; el bolívar.

“Maduro necesita dejar el poder para que tengamos alguna posibilidad de elecciones libres y justas”, dijo, durante una videoconferencia organizada por el grupo de expertos del prestigioso foro Atlantic Council con ocasión de la 75° Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, EE UU.

“Negociar con el régimen de Maduro no es la solución”, añadió. La alta funcionaria se dirigió en particular al jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell. Por lo tanto, la estrategia de Washington podría evolucionar hacia una eventual unión diplomática especial con Bruselas para que EE UU y Europa apliquen sanciones comerciales y financieras conjuntas sobre el régimen de Maduro con el fin de asfixiar su arquitectura de capitales, que el soporte del aparato militar que lo mantiene en el poder. 

“Esperamos que ese mensaje sea realmente claro para nuestros socios internacionales, y específicamente para el alto representante Borrell, para que comprenda que no se trata de personas que van a celebrar elecciones libres y justas. Son asesinos. Son tiranos. Son terroristas. No deberíamos estar negociando con ellos”, afirmó Filipetti.

Según el jefe de la diplomacia europea, para que la UE participe como observadora en las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela, como solicitó Maduro, se debería postergar los comicios unos seis meses, algo que el régimen rechaza debido a que desequilibraría su logística prediseñada sobre la infraestructura y las zonas electorales. 

La estrategia de Washington con la UE

Filipetti dijo que “el reciente informe de la ONU sobre presuntos crímenes de lesa humanidad en Venezuela prueba que Maduro debe dejar el poder para permitir una transición democrática”. De hecho, la fase final de la estrategia de presión de EE UU se basa en mediar una negociación por el poder para poner en juego cuotas y concesiones entre la oposición y el chavismo en busca de una transición sin que se produzca un golpe de Estado, implosión social, caos o violencia en las calles del país sudamericano.

La funcionaria estadounidense instó también a la UE a “usar los hallazgos de esa misión internacional de investigación, iniciada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU hace un año, para imponer más sanciones a personas del entorno de Maduro”. La agenda de sanciones de Europa sobre el régimen comunista venezolano podría basarse en imponer un embargo de armas que bloquee las importaciones y compras de armamento bélico extrapesado de Caracas a Rusia y Turquía, esto a través de la mediación diplomática europea son Moscú y Ankara, pues ambos países no forman parte de la Unión Europea a pesar de que están situados en el viejo continente. Esas armas consolidan el control militar del régimen sobre todo el país para evitar estallidos sociales pese a la crisis.

“Hay mucha más presión que podemos aplicar sobre ellos”, aseguró la alta funcionaria del Departamento de Estado de EE UU, el organismo artífice del diseño de las sanciones con las que el Gobierno de Donald Trump prevé sacar del poder a Nicolás Maduro y restaurar el orden democrático y el bienestar económico-social en un país devastado por la negligencia, la corrupción, la pobreza, la migración y la hiperinflación desde 2014. @mundiario

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