EE UU ordena confiscar unos nuevos cargamentos de gasolina de Irán rumbo a Venezuela

Buque iraní. / RR SS.
Imagen referencial de dos buques petroleros en el Mar Báltico / El Diario.
Si esa gasolina no llega a Venezuela, el país podría también entrar en una fase definitiva de desgaste de su economía hasta generar un colapso socioeconómico por el impacto de la escasez de combustible.
EE UU ordena confiscar unos nuevos cargamentos de gasolina de Irán rumbo a Venezuela

A pesar de que la pandemia de coronavirus ha convertido a Estados Unidos en el epicentro mundial y una de las grandes potencias globales con crisis económica interna por el impacto del confinamiento, el pulso político entre el país norteamericano y Venezuela no cesa. El objetivo de Washington es no ceder terreno ni margen de acción al régimen neocomunista de Nicolás Maduro, que posee control político y territorial del país sudamericano, para que así se pueda producir un cisma institucional o ruptura en la élite militar que lo sostiene en el poder. 

Es por ello que EE UU emitió este pasado jueves una orden de incautación de las cargas de cuatro buques petroleros iraníes que transportan gasolina a Venezuela. El argumento de la justicia estadounidense para lanzar esa sentencia es que existen presuntos “lazos con una organización terrorista” por parte del gobierno venezolano hacia el gobierno iraní, seǵun informó ayer el Departamento de Justicia. 


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Por su naturaleza como regímenes autoritarios y cúpulas de poder político-militar, Teherán y Caracas se han unido como aliados diplomáticos, militares y comerciales en un binomio geopolítico abiertamente declarado en enemistad y hostilidad hacia Washington, pues ambas naciones están sometidas a sanciones económicas por parte de EE UU, que busca deponer a las estructuras de dominio y sistemas políticos de esos países cuyas poblaciones están sumidas en crisis económicas desde antes de la pandemia. 

La demanda de incautación fue presentada ante la Corte Federal para el Distrito de Columbia y afecta a los buques Bella, Bering, Pandi y Luna, que actualmente se encuentran en camino a Venezuela desde el Már Báltico y a través del Océano Atlántico para llegar al Mar Caribe y atracar en las costas venezolanas escoltados por la Armada de ese país.

Los fiscales estadounidenses que interpusieron esa acción jurídica alegan que los cargamentos de gasolina involucran a empresarios y funcionarios persas afiliados a los Guardianes de la Revolución iraní, un ejército encargado de defender los valores ideológicos de la República Islámica, que Estados Unidos tiene en su lista negra de “organizaciones terroristas extranjeras”.

Otra estrategia en la agenda de la Casa Blanca hacia Venezuela

Con esta estrategia, Washington prevé disuadir a Irán de que deje de hacer negocios y transacciones con Venezuela debido a que percibe esas conexiones como un apoyo paramilitar que el régimen de Ali Jamenei (líder religioso supremo de la revolución iraní) y Hassan Rohani (presidente de la República Islámica) le proveen a la cúpula de Maduro, lo cual fortalece su sistema de armas, recursos financieros e infraestructura militar para distribuir las rentas y cuotas de poder que los altos funcionarios de la jerarquía castrense le exigen al presidente venezolano como una contraprestación al apoyo que le prestan para sostenerlo en el complejo esquema de poder, monopolios y tráfico de intereses que se ha vuelto la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. 

“Las ganancias de las ventas de petróleo respaldan toda la gama de actividades nefastas de los Guardianes de la Revolución, como la proliferación de armas de destrucción masiva y sus formas de entrega, el apoyo al terrorismo y varios abusos contra los derechos humanos en el país y en el extranjero”, dijo el Departamento de Justicia estadounidense en un comunicado.

La relación entre Venezuela e Irán se mantuvo congelada o sin relevancia bilateral aparente durante al menos dos años cuando el apoyo de Rusia y China al régimen de Maduro por la vía de los créditos y el petróleo se encontraba en su punto más exitoso, pero las sanciones de EE UU a la estatal petrolera rusa Rosneft y sus advertencias a Pekín para que se abstuviera de hacer transacciones con Venezuela, dejó a Maduro sin esos dos poderosos aliados, razón por la cual ahora depende de Teherán y el régimen iraní aprovechó que el venezolano le paga con oro los cargamentos de combustible.

El jugoso negocio de la gasolina y el oro entre Venezuela e Irán

En mayo, Irán envió cinco tanqueros con 1.500.000 barriles de gasolina que abastecieron a los venezolanos durante un mes, pero los inventarios ya están casi agotados y Maduro ha iniciado otra ronda de envíos que también podría pagar con lingotes puros del metal dorado, de los cuales liquidó unas 30.000 onzas (unos 36 millones de dólares) el mes pasado para saldar los primeros envíos, que en su momento fueron amenazados por la presión militar y geopolítica de las fuerzas navales del Comando Sur de EE UU en el Mar Caribe, pero esas tensiones finalmente no escalaron a una confrontación armada. 

Según la demanda firmada ayer por la justicia norteamericana, a bordo de los cuatro barcos hay más de 1,1 millones de barriles de gasolina iraní con destino a Venezuela (302.502 en el Bella, 302.522 en el Bering, 259.700 en el Luna y 298.484 en el Pandi), según reseñó la agencia AFP con acceso a fuentes judiciales estadounidenses. 

Las posibles consecuencias

Si Estados Unidos bloquea esos buques con el levantamiento de un perímetro naval que obstruya el paso de los tanqueros iraníes con buques de guerra del Comando Sur, podría desatarse un escenario de hostilidades y tensión diplomática entre Washington y Teherán, lo que además colocaría a Venezuela en el centro de un impasse militar-naval de gran escala cuyo efecto podría ser una advertencia disuasiva indirecta de la Casa Blanca a Maduro para que ceda el poder. 

Aunque, si esa gasolina no llega a Venezuela, el país podría también entrar en una fase definitiva de desgaste de su economía hasta generar un colapso socioeconómico por el impacto de la escasez de combustible en el sistema comercial, empresarial y sanitario como elemento de movilidad en un país donde escasea el dinero, la alimentación y los servicios públicos debido a la inflación y devaluación económica que generó el régimen de Maduro al perder el petróleo y la industria petrolera nacional como la principal y única fuente de divisas que solía sostener el sistema de vida a nivel social, económico y político en Venezuela. @mundiario


 

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