Los demócratas buscan evaluar la salud mental de Trump para aplicar la 25° Enmienda de la Constitución de EE UU

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La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos durante la deliberación del juicio político al presidente Donald Trump en febrero de 2020 / NBC.
A menos de un mes de las elecciones presidenciales, los demócratas buscan acelerar las negociaciones políticas en el Congreso para hacerse con un grupo aceptable de republicanos descontentos que estén dispuestos a votar para remover a Trump.
Los demócratas buscan evaluar la salud mental de Trump para aplicar la 25° Enmienda de la Constitución de EE UU

Un juicio político (impeachment) a inicios de año no bastó para que el establishment o la élite de poder del ala progresista liberal de Washington arreciara su conflicto de interés con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La pugna por el retorno a manos de los demócratas sobre el control de la mayor superpotencia global, no cesa. El objetivo está ahora puesto en la posibilidad de que el contagio del principal líder mundial con un virus detonador de la pandemia más devastadora en 100 años, derive en una salida de Donald Trump del poder tras el fracaso del Partido Demócrata en desplazarlo con sus imputaciones en febrero. 

Y es que los demócratas de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense planean introducir este viernes, 9 de octubre, una medida que les permita crear un grupo bipartidista (demócratas y republicanos descontentos con la actual Administración) de expertos para evaluar la salud mental y física del presidente Donald Trump, contagiado con Covid-19, y asesorar al Congreso si deben recurrir a la 25ª Enmienda de la Constitución del país, que permite destituir a un mandatario si se determina que está “incapacitado físicamente o mentalmente para el cargo”, reseñó hoy El País.


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Esto implica que en el estamento de poder encargado de crear las leyes reguladoras del sistema de vida en el país más poderoso del mundo, y que actúa como contrapeso y catalizador al mismo tiempo de las decisiones de carácter global del presidente de Estados Unidos, podría iniciar un proceso de discusiones, debates e incluso lobby que busque convencer al ala moderada de los republicanos, descontentos con la gestión de la Casa Blanca hacia la pandemia y la estabilidad de la economía, a fin de iniciar la conformación de una junta médica federal que evalúe con base científica la capacidad de Donald Trump para mantenerse en el cargo como presidente.

De hecho, si esa comisión médica es creada y encuentra indicios de que la afectación del contagio con Covid-19 podría perjudicar la capacidad de razonamiento en la toma de decisiones clave del presidente ante el país y su actual etapa crucial por el bienestar de la población, se realizaría una votación que requeriría dos tercios de la Cámara de Representantes y dos tercios del Senado para aprobar una transferencia de poder al vicepresidente Mike Pence y que este asuma como presidente en funciones o presidente encargado de EE UU si se determina que Trump no puede hacerlo de forma temporal debido al riesgo contagio que representa para los funcionarios del Gobierno o algún foco de debilidad física-mental del mandatario producto de la infección del coronavirus mientras dure el ciclo biológico de la Covid-19 en su cuerpo.

La vigesimoquinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos establece en su sección 1 lo siguiente: “En caso de que el presidente sea depuesto de su cargo, o en caso de su muerte o renuncia, el vicepresidente se convertirá en presidente”.

Sin embargo, ese apartado no establece el escenario potencial actual que entra en el tablero con el contagio de Trump por Covid-19. En su defecto, el argumento constitucional de esa enmienda con el cual los demócratas podrían justificar y respaldar su movida para destituir al presidente republicano antes de las elecciones o en caso de que sea reelegido en noviembre, es la sección 3.

Dicha sección estipula lo siguiente: “Cuando el Presidente transmitiera al presidente pro tempore del Senado y al presidente de la Cámara de Representantes su declaración escrita de que está imposibilitado para desempeñar los poderes y obligaciones de su cargo, y mientras no transmitiere a ellos una declaración escrita en sentido contrario, tales poderes y obligaciones serán desempeñados por el vicepresidente como presidente en funciones”.

Por lo tanto, la estrategia de los demócratas se basa en que, a sabiendas de que Trump nunca admitiría o enviaría al Congreso una carta explicando su incapacidad por Covid-19 para ejercer la Presidencia, la junta médica designada eventualmente por la Cámara de Representantes podría determinar las condiciones mentales y de salud de Trump para remitir esos hallazgos al Senado y abrir paso a un proceso de votación para la remoción y el traspaso del poder presidencial al actual vicepresidente, Mike Pence, como presidente en funciones, todo esto, en un escenario estimativo e hipotético, pues la política estadounidense es muy cambiante y volátil. 

A menos de un mes de las elecciones presidenciales, los demócratas buscan acelerar el trámite y las negociaciones políticas en el Congreso para hacerse con un grupo aceptable de republicanos descontentos que estén dispuestos a votar para evaluar la salud mental de Donald Trump por el bienestar y la integridad de la Presidencia de un país clave en el equilibrio de la economía y la seguridad globales. @mundiario

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