EL DIVÁN

El cuento: imágenes e imaginarios

El diván. / Maestro Alejandro Quijano
El diván. / Maestro Alejandro Quijano
Un buen cuento no puede tener más palabras de las que necesita, tampoco menos. El cuento es condensación, trabajo a profundidad. 
El cuento: imágenes e imaginarios

 El origen del cuento se remonta más allá de nuestra historia, pues es precisamente oralidad. Si bien, hoy percibimos el cuento como una obra literaria, lo cierto es que no existen culturas donde no haya habido cuentos. Al respecto, Anderson Imbert refiere el bagaje antropológico y psicológico de la génesis del cuento destacando el valor de las costumbres en las sociedades primitivas—y por supuesto su cultura—imbuidas en los relatos que se convirtieron posteriormente en cuentos, refiriéndose a una serie de conjeturas ritualistas, evolucionistas y mitológicas. El rito encierra una narratividad que no sólo es material, sino también oral; las conjeturas evolucionistas y mitológicas sugieren la importancia de los constructos culturales y sus arquetipos, dando lugar a diversas tramas que adquirieron un importante valor narrativo.

Si bien el mismo Imbert manifiesta cierto nivel de escepticismo ante todas las conjeturas que se han generado desde perspectivas y disciplinas diversas en torno al cuento, también reconoce que ninguna de ellas carece de valor, por el contrario, llama a tomar de ellas lo significativo y a conjugarlas entre sí. Por otro lado, Pablo Brescia, en un texto denominado “Asedios a la forma: teorías (clásicas y nuevas) del cuento”, recuerda que Quiroga insistía en la importancia que tenía la tradición para el escritor de cuentos, abonando en la construcción de un género y un gremio de cuentistas y señalando la especificidad de este tipo de textos: el final, la economía narrativa y la autarquía.

En lo que coinciden la mayoría de los autores es en las características del cuento: una narración breve, condensada, intensa, con un claro propósito que permanece entre el inicio y el final, así como su capacidad de sugerencia. Es casi un lugar común admitir la universalidad de las narrativas populares en tanto que reflejan aspectos de la condición humana que van apareciendo en lugares y tiempos diversos, sin dejar de señalar sus limitantes. Por ejemplo, José María Merino concede a la ficción un lugar preponderante como rasgo distintivo de la humanidad, asegurando que es lo que nos diferencia de los animales.

Julio Cortázar, famosa pluma

No cabe duda de que, al respecto, una de las plumas más famosas es la de Julio Cortázar. En diversos lugares, Cortázar reconoció el valor de la construcción literaria desde el universo inconsciente, señalando que la escritura es representación. Existe una relación entre el autor y su artefacto literario, ente lo individual y lo universal. Cuando Cortázar sostiene: “Quizá sea exagerado afirmar que todo cuento breve plenamente logrado, y en especial los cuentos fantásticos, son productos neuróticos, pesadillas o alucinaciones neutralizadas mediante la objetivación y el traslado a un medio exterior al terrero neurótico”, describe un proceso artístico donde la escritura supera la racionalidad.

Para Cortázar, el cuento debe tener un manejo perfecto del tema, sin elementos ornamentales, ser capaz de generar una esfericidad que no supere su propio limite. Si el cuento está obligado a desarrollarse en un tiempo y en un espacio determinados, no por ello deberá ser un artefacto inacabado. Su universalidad está en la condensación, en su capacidad de referir lo universal, de conectar el ser individual con aquello que resulta excepcional, es decir, todo cuanto tiene de condición humana. Si bien, como proceso creativo, el cuento no obedece a leyes sí posee, ciertas cualidades. El poder que el autor le asigna al tema es la piedra angular del cuento.

Cuento. / RR SS.
Cuento. / RR SS.

Aquí aparecen tres elementos obligatorios. En primer lugar, está la significación, es decir, que el tema realmente tenga un tratamiento que supere la anécdota. Un cuento será importante sólo si es capaz de llevarnos de lo particular a lo general, de superar el límite impuesto por las palabras, de trascender el espacio y el tiempo. El segundo elemento es la intensidad, que consiste en saber delimitar este espacio eliminando todo aquello que no sea absolutamente necesario. Un buen cuento no puede tener más palabras de las que necesita, tampoco menos. El cuento es condensación, trabajo a profundidad. Finalmente, Cortázar coincide con Allan Poe en que el cuento mantiene el interés de principio a fin, es decir, hay una tensión que se vislumbra en las primeras palabras y llega hasta el final.

Las exigencias del cuentista son cumplidas siempre por Cortázar, como sucede en su texto Las armas secretas, donde la repetida imagen de una bola de cristal en la escalera, que es además inexistente, es necesaria para definir al personaje, para entender el viaje psíquico del protagonista y al mismo tiempo para asegurar el ritmo narrativo. Para Cortázar, el cuento debe cumplir su misión narrativa con la máxima economía de medios, por eso su brevísimo cuento “La casa tomada” cuenta una historia que va más allá de las pocas páginas que nos obsequia. De inicio a fin el ritmo se acelera, la duda prevalece, las suposiciones trascienden y nos llevan a interpretaciones infinitas.

Y es que la fantasía es un recurso casi obligatorio del cuento. En mayor o menor medida, siempre irrumpe lo imposible, lo absurdo. Las respuestas nunca son unívocas y exigen lectores críticos y conscientes que no se contenten con las páginas leídas, que sean capaces de imaginar otros universos. A veces en el cuento, lo imposible se vuelve, paradójicamente, monótono. Así ocurre con “La costumbre de casa”, un cuento de José María Merino publicado en su obra Cuentos del Barrio del Refugio.

El cuento comienza con la muerte de un padre de familia. El hombre es enterrado y la narradora, que en este caso es su hija Rosi, explica que se trató de un momento lúgubre y desolador donde la familia se enfrentó a la pérdida de un ser amado como ocurre de forma habitual. Tras pasar algunos días y haber comenzado todos a retomar la dinámica cotidiana—excepto por la madre Rosi que solloza por las noches— el espectro del padre decide aparecerse en la cocina aproximadamente de las nueve a las doce de la noche.  Al principio sus hijos y esposa lo reciben con solemnidad, escuchan sus quejas, sentados a su alrededor en la mesa y lo mirar partir entre las 11:50 y las 12:15, sin embargo, a medida que la situación se repite, va tomando un cauce distinto, pues genera incomodidad y molestia, lo que produce que los hermanos Fernando, Marisa y Rosi se reúnan y planeen la manera de hacerlo desaparecer.

Primero deciden hablar con él, pero el padre es incapaz de escuchar, su voz—reproducida por un aparato radiofónico—se manifiesta sin establecer diálogo alguno. Fernando logra que se vaya por unos días después de la noche de Navidad, haciendo los trámites necesarios para que sus restos sean cremados, pero el espectro reaparece, aunque cada vez más desmejorado. A partir de este momento los hermanos se van dando cuenta de que cada día la aparición es más frágil y silenciosa y terminan por aceptar que tienen que esperar a que desaparezca completamente, lo que finalmente ocurre en marzo, para la tranquilidad de todos, incluyendo la madre.

duelo de una familia

El argumento del cuento puede ser interpretado como el duelo de una familia ante la pérdida de un ser querido, mismo que se vive con una intensidad enorme al principio, pero que, al ir trastocando la vida colectiva e individual, provoca que los individuos sanen—en distintas temporalidades—y retomen sus vidas. La aparición del espectro en las noches se convierte en una costumbre que obliga a la madre e hijos a dedicar cotidianamente un momento para recordar al padre y pensar en las implicaciones de la muerte y el olvido, convirtiéndose en un ritual que termina por resultar anormal.

Este ejemplo nos permite recordar la razón por la que el cuento surgió en primer lugar: se trata de un artefacto epistemológico: el ser humano conociéndose a sí mismo, elevándose a niveles oníricos que lo re/simbolizan y lo devuelven a la tierra mirándose en un espejo, en mil espejos, donde cada imagen bien puede contarnos una historia diferente. @mundiario

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