Cientos de ciudadanos salen a las calles de Washington DC en apoyo a la permanencia de Trump
La primera potencia del mundo tiene un serio problema doméstico que ya pasa por una crisis política y electoral, la cual pone en riesgo la estabilidad del país de cara a un nuevo gobierno y a una nueva era por el fenómeno efervescente de la antipolítica, figurado en un outsider que surgió como la opción contra las élites partidistas y de intereses políticos que por años han dominado la Casa Blanca.
Y es que cientos, y posiblemente miles, de ciudadanos han salido en masa este sábado a las calles de la capital norteamericana, Washington DC, para manifestar su apoyo a la permanencia del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como su reelección por cuatro años más contra lo que califican de “fraude” tras la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre, quien ya es el presidente electo.
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Trump dice que podría “voltear” la elección en tres semanas: “Nunca apuesten contra mí”
A esta hora, más de 500 personas arropan las calles del Distrito de Columbia y el centro de Washington para cantar y vitorear el presunto fraude que Trump alega hubo en su contra. Los manifestantes también plantean con consignas y carteles que las elecciones fueron amañadas en favor de Biden. “For more years” ("cuatro años más) y “For Donald Trump” ("por Donald Trump") son los cánticos que retumban con fuerza en la capital estadounidense durante el mediodía de este 14 de noviembre, once días después de unas elecciones que todavía tienen conteos de votos en algunos estados.
Paradójicamente, esas protestas que hoy sacuden Washington DC van en contra del 90% de la población de la capital de EE UU, que votó por Biden. Solo el 10% lo hizo por Trump, y ese segmento sociopolítico es el que hoy, en un acto civil sin precedentes en la historia del país, sale a reclamar un presunto fraude en el epicentro de la democracia y la potencia política-económica más poderosa del mundo.
De hecho, este pasado viernes, Donald Trump aseguró en una entrevista con el diario Washington Examiner que podría “voltear” la elección “en dos o tres semanas probablemente”, una afirmación que selló con otra muy contundente: “Nunca apuestan contra mí”, dijo.
El mandatario saliente podría utilizar esta fase de tensión social para justificar su retórica judicial y generar un foco de presión civil que persuada a los tribunales, o posiblemente a la Corte Suprema de Justicia, para impugnar los conteos de votos en Pensilvania y Georgia, donde Trump denuncia que fue víctima de un fraude mediante “votos duplicados, votos de personas fallecidas y votos tardíos emitidos por correo antes del 3 noviembre, pero contabilizados dos días después del día de la elección”.
No obstante, el estado de cosas en el país más poderoso del planeta se mantiene en un contexto política y socialmente irreversible debido a la legitimidad nacional, internacional y judicial que ya posee Joe Biden como presidente electo tras los obstáculos jurídicos que ha enfrentado Trump en tribunales, así como los desmarques diplomáticos de grandes potencias como Brasil, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania y China lejos de su relación con el presidente republicano.
La transición a un nuevo sistema económico y social es inminente en Estados Unidos, que se encuentra a punto de salir del fenómeno del trumpismo para entrar en una era de mayor liberalismo y expansionismo global, sin aislamiento internacional ni proteccionismo económico. @mundiario
