Los trastornos de conducta alimentaria en la adolescencia

Chica adolescente / Pixabay
Una chica adolescente. / Pixabay
La imagen corporal distorsionada que ve de sí mismo un adolescente como uno de los mayores desencadenantes de estas alteraciones alimenticias.
Los trastornos de conducta alimentaria en la adolescencia

La adolescencia, una vez superada la etapa de la niñez, supone una serie de modificaciones a nivel psicológico y social en su camino hacia la madurez con el fin de afrontar la adultez (UI1, 2020). En base a las diferentes especializaciones científicas —como la antropología, la psicobiología del desarrollo, la historia, la sociología y, por supuesto, el entorno educativo, familiar y social en la actualidad en la que vivan (Lozano Vicente, 2014)—, el objetivo de un adolescente es explorar de una manera más reflexiva su personalidad, su identificación con los grupos de su alrededor o la separación que muestra hacia sus progenitores fomentando en mayor medida la independencia hacia su familia, entre otras (UI1, 2020).

Chica con móvil / Pixabay

Una chica con su móvil. / Pixabay

Clasificaciones:

Algunos autores indican que las edades que comprenden la adolescencia se sitúan entre los 11 y los 13 años, finalizando entre los 21 y 24 años (otros autores denominan esta última franja como juventud). Basándonos en unos criterios determinados, podemos encontrarnos con la siguiente clasificación (UI1, 2020):

  • Primera adolescencia o pubertad: 11 - 14 años.
  • Adolescencia media: 15 - 18 años.
  • Adolescencia tardía: 18 - 21 años.

Desorden nutricional:

La alimentación durante el periodo de la adolescencia puede verse afectada a causa de su entorno social y cultural. Particularmente, es en la adolescencia media donde se encuentra un mayor porcentaje de trastornos afectivos o emocionales provocando trastornos alimenticios —ya sea por comer demasiado o todo lo contrario—, incluso de carácter grave como son el caso de la bulimia y la anorexia nerviosa (Camarillo Ochoa, Ramos, Jimena Gómez Méndez, Kevin y Alamilla, 2013; Maganto y Cruz, 2000), que veremos en el siguiente apartado.

Adolescente merendando / Pixabay

Una joven comiendo melón. / Pixabay

Se conoce que la idea de “imagen corporal” tiene mucho que ver en este trastorno, relacionado con el resentimiento y una representación física alterada de como se ven a si mismos. Por lo tanto, se podría señalar como uno de los mayores responsables causantes de estos trastornos alimentarios a la imagen corporal distorsionada (Vaz, Salcedo, Suárez y Alcaiana, 1992; citados por Maganto y Cruz, 2000), con un singular culto al cuerpo, una marcada influencia y presión por un ideal de belleza fomentado por la sociedad. Esto afecta con mayor énfasis a las mujeres —con mayor prevalencia en adolescentes universitarias que aquellas que cursan secundaria (Gómez 1993; citado por Lozano Sánchez, 2012), ya que presentan una mayor intranquilidad (e incluso ansiedad) por engordar mostrando de esta manera un índice superior que entrañe más peligro desatando estos tipos de trastornos alimentarios (Maganto y Cruz, 2000; Moreno González y Ortiz Viveros, 2009);  incluso se llega a indicar como base principal de estos trastornos a la percepción alterada de la imagen física relacionada con la insatisfacción de sus cuerpos (Toro, Salamero y Martínez, 1995; citados por Maganto y Cruz, 2000).

Chica adolescente / Pixabay

Una joven adolescente posando. / Pixabay

Generaciones afectadas:

En referencia a las generaciones donde más predominan estos trastornos, es posible que sean las más actuales con respecto a las pasadas. Mi opinión viene respaldada por la siguiente razón: desde el origen de internet y, especialmente, el nacimiento de las redes sociales, los adolescentes viven prácticamente enganchados a la tecnología; a causa de esta razón, se incrementa la conexión debido a las modas de internet (como el seguimiento de youtubers e influencers) y la visualización de programas televisivos mediante los cuales existe mayor riesgo de desarrollar anorexia, bulimia u otros trastornos alimenticios (Lozano Sánchez, 2012).

Selfie chicas / Pixabay

Selfie de dos mujeres. / Pixabay

Tipos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA):

Los TCA son enfermedades psiquiátricas de carácter grave, distinguiéndose por perturbar la conducta, actitud y predominantemente la ingesta de alimentos, asociándose con una preocupación significativa por el peso o la apariencia física. Por desgracia, esto va más allá de un problema estético, puesto que son trastornos con un tratamiento complejo que pone en un gran aprieto a la salud del afectado, incitando en gran medida a un déficit nutritivo o ingesta desmesurada de alimentos conllevando a la obesidad; todo ello va ligado a una mala calidad de vida, aumentando consecuentemente a una morbilidad asociada de tipo psicosocial y, por ende, anticipando la mortandad (Portela De Santana, Da Costa, Junior, Mora Giral y Raich, 2012).

Según Portela De Santana y colaboradores (2012), podemos encontrarnos con:

Anorexia nerviosa (AN): se presenta una representación irreal de la imagen corporal del afectado, provocando que este restrinja drásticamente la ingesta de alimentos acompañándolo en algunos casos de un exceso de ejercicio físico con el fin de no subir de peso (incluso puede vincularse a un atiborramiento de comida seguido de comportamientos purgativos).

Figura chica espejo / Pixabay

La figura de una chica en un espejo / Pixabay

Bulimia nerviosa (BN): en este caso se caracteriza por ingerir de manera excesiva la comida presentando a continuación comportamientos compensatorios con el objetivo de disminuir o suprimir las secuelas producidas por el empacho mediante laxantes, privación o el aumento de actividad física.

Trastornos alimenticios de tipo no especificado (TANE): aquí se incluyen los empachos y otros trastornos no vinculados a la BN o AN. @mundiario

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