¿Queremos seguir comiendo pescado del mar o de la piscifactoría?

Pescado azul. RR SS
Pescado azul. / RR SS
En España existen actualmente un total de once reservas marinas que integran la red nacional. Ocho de estas reservas están en aguas andaluzas y las tres restantes en aguas canarias.
¿Queremos seguir comiendo pescado del mar o de la piscifactoría?

No es esta la primera vez -y desgraciadamente tampoco será la última- que nos ocupamos aquí de la función y la necesidad de la existencia de reservas marinas. Galicia tenía -desconozco ya entre tantas reviravoltas si todavía tiene- una reserva marina en aguas de Lira (Carnota) que se proyectaba extender hasta las inmediaciones del cabo Fisterra -algo que no se hizo-, que se planteó en aguas de Cedeira -que satisfizo inicialmente a los profesionales de la pesca pero que a nadie, salvo honrosas excepciones, convenció- y que, con un mínimo de ayuda, se ampliaría todavía más en el área de Burela.

Fue un juego revuelto, como en el caso de los de los niños. Fue un falar por non estaren calados. Fue un querer salir en la foto o un hacerse ver por el qué dirán, porque lo cierto es que no solo no ha habido ampliaciones territoriales sino que lo poco que se había logrado en Lira se lo ha comido el diablo y los primeros pasos dados en aguas cedeiresas se fue polo mar abaixo. Mucho deseo de mejorar, muy buenas palabras por parte de la Consellería do Mar, para al final producirse esporádicas entradas de barcos no autorizados en la reserva, plantearse la insuficiencia económica -la Xunta no contribuyó en la medida que se había acordado- y todos los buenos deseos se quedaron en un vano intento de reportaje videográfico y alguna que otra referencia en los medios escritos. Galicia no está por la labor, no quiere reservas marinas, opta por la pesca olímpica y el sálvese quien pueda.

Esta es la pura realidad. Aquí podíamos contribuir decisivamente al fomento de esas reservas para que estas se constituyeran con el tiempo en la verdadera fuente nutricia o suministradora para regenerar especies y que estas pudieran ser capturadas en un sistema de cogestión que podría dar sus buenos resultados;  pero se ve que lo nuestro es más la dinamita, la nocturnidad y el escalo para ganar un dinero fácil que luego gastaremos en la adquicisión de aparatosos coches de última generación con los que desplazarnos cien metros -desde la casa al puerto y del puerto a la casa- para demostrar al vecindario que somos el number one de la sardina, del jurel, de la xarda, del bonito y, si es posible, de la anchoa. Todo ello para, definitivamente, robarse los unos a los otros en materia de topes y de descargas ilegales.

En España existen actualmente un total de once reservas marinas que integran la red nacional. Ocho de estas reservas están en aguas andaluzas y las tres restantes en aguas canarias. En próximas fechas se concretará la número doce; pero tenga por seguro, lector, que no será gallega. A pesar de que, oficialmente, todos reconocemos que la reserva marina es un ejemplo de gestión adecuada para la conservación y regeneración de las especies de peces de nuestra escasa plataforma continental.

Pues nada, que todo continúe como hasta ahora. Mis nietos comerán pescado de acuicultura. Es lo que nos merecemos. @mundiario

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