Si las nueces pudieran hablar, esto es lo que te dirían

En el siglo XVI, una teoría de la salud mental se extendió ampliamente entre los médicos de Europa: creían que los alimentos que se parecían a partes del cuerpo eran especialmente beneficiosos para la salud de esas partes. Una luciérnaga para la visión nocturna, coral rojo para ayudar con tu sangre, y yo, para el órgano más importante de todos: el poderoso cerebro humano.

Es cierto que incluso los humanos poco observadores no podrían ignorar el parecido con mis hemisferios plegados carnosos metidos en una concha protectora, similar a un cráneo.  Al final, como su teoría demostró ser, esos científicos tuvieron suerte sobre mí. Mis abundantes grasas poli y monoinsaturadas, junto con mi nivel envidiablemente alto de omega-3 (soy la única nuez con cantidades significativas de ellas), son realmente esenciales para la salud cognitiva.

Además, también soy una estrella cuando se trata de tu digestión, dado que tengo mucha fibra, pero los humanos se enamoraron de mí antes de que la ciencia me diera una credibilidad tan seria en los alimentos saludables. Especialmente en Estados Unidos, mi dulce sabor a nuez por excelencia y textura delicada hace mucho tiempo me encontró un lugar entre sus comidas reconfortantes más deliciosas, salpicando sus galletas y pasteles, esparcidos encima de los helados, acurrucados en frágil o chocolate, tostados en mantequilla y recubiertos con azúcar y especias. Tampoco soy ajeno a las sabrosas indulgencias, ya sea en puré de sopas y pestos o espolvoreada en ensaladas. Mi crujiente suave me permite agregar la textura suficiente a un plato para hacerlo interesante sin crear tensión en tu mandíbula. ¡No se puede decir eso de las almendras!

Hablando de mi colega más popular (pero algunos podrían decir que es menos fabuloso), puede interesarte saber que ninguna de nosotras es una nuez botánica, tampoco los pistachos o anacardos. Una nuez presenta una semilla sellada dentro de una cáscara externa dura sin carne en el exterior, piensa en bellotas, castañas y avellanas. Sin embargo, si me sacaras del árbol en lugar del estante de la tienda, verías que soy el hoyo dentro de la capa verde y carnosa de mi fruta, y las cosas suaves que comes son en realidad la semilla dentro de ese pozo. Si alguna vez has roto un hoyo de durazno y has encontrado una semilla con forma de almendra adentro, sabrás a lo que me refiero.

Tan duro como puede ser mi caparazón, los aceites delicados que se encuentran dentro de los lóbulos pueden ponerse rancios con bastante facilidad. Si soy amargo o mohoso, entonces deberíamos ir por caminos separados. Si no me vas a comer de inmediato, ponme en la nevera o incluso en el congelador en una bolsa hermética y bien sellada.

Si recoges mi fruta temprano, antes de que el hoyo se haya endurecido por completo, puedes hacer cosas inesperadas. En Gran Bretaña me encurtieron, me dejaron entero en agua salada y me conservaron en un jarabe de azúcar moreno y especias. Con eso me vuelvo delicada y suave. Puedes cortar a través de mí y ver la semilla, la cáscara de prototipo y el borde de la pulpa de la fruta, pero lo que es realmente fascinante es el color de una nuez en escabeche: negro. Eso se debe a que mi jugo claro y lechoso se oscurece cuando se expone al aire.

Las nueces jóvenes proporcionan el mismo color de tinta al nocino, la bebida italiana después de la cena hecha al macerarme en un licor de alta resistencia con azúcar y especias. En la antigua Roma combinarían mi savia teñida con sanguijuelas, cenizas y cosas carbonizadas para hacer un tinte de cabello oscuro. Mi jugo también se usó para hacer tinta de nuez y se dice que Rembrandt, Leonardo y Rubens lo usaron para algunos de sus bocetos.

En la Inglaterra del siglo XVII, el aceite extraído de mi semilla se usaba como depilatorio, adelgazando las cejas y las líneas de las mujeres cuando esa apariencia estaba de moda. Ahora, inexplicablemente, el aceite de nuez se promociona como una cura para la calvicie. Basta decir que es mejor que no me uses para fines relacionados con el cabello.

Pero ustedes, los humanos, han encontrado innumerables otras aplicaciones para mí, incluido el empleo de mis conchas como agente de limpieza abrasivo. Esto no siempre fue una buena idea: en 1982, un helicóptero Chinook del Ejército de EE UU se estrelló debido a los residuos de cáscara de nuez que habían bloqueado los chorros de aceite que lubricaban la transmisión del helicóptero.

Sin embargo, mi función no comestible favorita es como vehículo de inversión. Los chinos consideran las mejores muestras de mí de la misma forma en que tú podrías considerar las joyas o la cerámica elegante. Puedo obtener sumas salvajes de dinero en el Este, donde se dice que girar un par de mí en tu palma estimula la circulación sanguínea. Los juegos combinados pueden costar más de $ 30.000: cuanto más grande y mayor sea, más valdré. Piensa en eso la próxima vez que me lleves un puñado de mí a tu boca como bocadillo.   @mundiario